martes, 22 de octubre de 2019

Largo pétalo...

   Resulta un tanto cursi -por no decir "muy"- el título de la última novela de Isabel Allende, Largo pétalo de mar. Aún así, tiene los suficientes elementos en su trama para haberme entretenido un par de días. ¿De qué se trata?

  Es el  relato con un conocido transfondo histórico que muestra el dolor del exilio, de la pérdida de la patria y de las ilusiones de una república traicionada -la Española-; de un país escindido en posturas políticas antagónicas e irreconciliables, donde la prisión, la tortura, la muerte y la desaparición de seres queridos es el quehacer cotidiano, en el cual  imperan el caos, el miedo y el hambre, felizmente con una vuelta de tuerca, gracias a la colaboración internacional, voluntaria u obligatoria, de países vecinos o de agrupaciones más lejanas. Es el caso del rescate gestionado por Pablo Neruda y colaboradores, que en el barco Winnipeg, logró devolver la esperanza a dos mil españoles, que hicieron de Chile su nueva patria, con las dificultades habituales de una situación como ésta. Lo interesante, al final de la narración, es cómo en los protagonistas se va produciendo un cambio entre lo que tanto anhelaban -volver a su patria originaria- (una vez muerto Franco) y el desajuste emocional con la realidad cuando lo intentaron, de manera que deben asumir que la nueva patria, el Largo pétalo de mar, ha reemplazado la anterior definitivamente.   


Rosa Montero y El Temblor:  el mundo va desapareciendo, el poder de los sacerdotes y sacerdotisas es inmenso, pero, a pesar de ello, la bruma va borrando el mundo existente y mientras más humanos mueren de muerte verdadera, todo lo conocido se va perdiendo, esfumando, transformándose en nada. El orden que  la Ley establece, según la cual  el mundo es permanente e invariable, es impuesto por una clase sacerdotal omnipotente, pero que va perdiendo vigencia, cuando la infertilidad humana se transforma en la mayor amenaza. El único camino es la destrucción de ese orden ficticio y la bienvenida al azar y los sueños.  El ser humano, ha ido destruyendo civilizaciones, sin lograr mantener en la memoria el saber de la vida. Y frente al olvido de lo verdadero, lo falso cobra tributo.

   Interesante relato (nueva sorpresa personal), muy futurista en la cantidad de tiempo transcurrido, en que la sociedad desarrollada es animista, con una jerarquización rígida, controladora y autócrata, que va perdiendo el poder cuando es evidente que sus planteamientos dogmáticos se contraponen a lo que está sucediendo. Al final, queda el regusto que la humanidad está "predestinada" a seguir cometiendo los mismos errores y volver a empezar casi de cero cada vez.
  La Carne de Rosa Montero: relato ansioso de una mujer que, al llegar a los sesenta años, sola, sin hijos y sin amor, siente la desesperación y angustia de su Soledad (así se llama) y de su camino indiscutible a la muerte, lo que la lleva a una "relación" con un escort mucho más joven que ella, en la cual no sólo pone en peligro su situación económica sino también su tranquilidad emocional, cayendo en actitudes indignas y patéticas. Al igual que otras historias de Rosa Montero, uno, al final, puede respirar tranquilo al vislumbrar la recuperación del personaje, a pesar de la sordidez de lo vivido.
   De las tres novelas, la que me pareció más valiosa desde el punto de vista de la creación literaria es la segunda, El temblor (pequeño movimiento que se captaba en una sección de lo que uno estaba observando cuando esta parte de la realidad iba desapareciendo "comida" por la bruma del olvido), porque muestra una visión de la Humanidad sobre la base de la actual, totalmente factible, lamentablemente.  La propuesta está lanzada; la elección es personal.

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