sábado, 10 de junio de 2017

Siglo XX, cambalache, problemático y febril...

    Luego de terminar de leer El umbral de la eternidad, tercer tomo de la saga The Century, del autor Ken Follet, he quedado casi desayunada de todas las crisis que explotaron, además de todas las que estuvieron a punto de hacerlo, durante la centuria pasada. Estuve más de un mes inmersa en hechos de los que tenía conocimientos, pero no acabados y de los que, al fin, he logrado tener una visión panorámica e integral. 
   Desde el 23 de abril (un mes y medio más) estuve siguiendo los acontecimientos que el siglo XX le deparó a sus contemporáneos. ¡Y caramba que fueron numerosos y nefastos! Una cruenta Revolución en contra de la dinastía opresora de los Zares, que no tardó en transformarse en la Dictadura del Proletariado, a cargo de unos pocos "representantes" del mismo pueblo, personajes que pasaron a la historia como Dictadores déspotas (Lenin y Stalin) y que siguieron considerando al pueblo ruso como súbditos, esta vez de un estado extremadamente burocrático, conservador, en el cual cualquier pensamiento diferente era castigado severamente con la prisión, trabajos forzados, deportación  o la muerte. Y por 70 años, se miente al mundo mostrando la utopía comunista, que sólo existe en los diarios y boletines oficiales, mientras cualquier develación de la verdad que se vive en las fábricas, minas, campo y en los hogares de la gente del pueblo, permanece en silencio. La alegría de haberle quitado el poder omnipotente a los zares dura muy poco. La lucha de poder que se desarrolla, en esas décadas, entre los propios  "camaradas" es soterrada y feroz: el que se duerme, pierde.
   Conocer cómo se instaló, desarrolló y fue decayendo, a través de las décadas, el comunismo en Rusia ha sido un aprendizaje iluminador. Interesante el recurso utilizado por el escritor: que sean los mismos seguidores los que se vayan decepcionando  del sistema a medida que se van dando cuenta de sus errores, del abuso de poder y de la ceguera de los jerarcas.
   Las Guerras Mundiales dejan a Europa en la ruina. Los señores de la guerra de ambas alianzas no dudan en seguir endeudando sus naciones y a las futuras generaciones, pues está en juego, según ellos, el poderío del mundo. Nadie quiere cederle al otro la batuta. En todo caso, los Aliados no dejan de tener razón: Hitler y su filosofía son un peligro para  toda la sociedad libre, quien se sabe derrotado, pero sigue luchando hasta el final, como los moribundos, lo que lo hace más peligroso. En su megalomanía, repitió el error histórico de Napoleón (otro megalómano) y se inicia el comienzo del fin del Tercer Reich (¡por suerte!). Intenta "hacerse" con la Unión Soviética y aunque, en principio, casi logra su cometido, con el correspondiente costo en vidas humanas de ambos lados, finalmente las heladas estepas rusas pesan en la delicada balanza bélica. Son los propios rusos, posteriormente, los primeros en llegar a Berlín y quienes inician la horrorosa venganza del vencedor, sobre la mayoritaria población femenina e infantil alemana, luego de liberar a los miles de muertos-vivientes de los campos de concentración nazis. El gran culpable y responsable ha decidido suicidarse, contra el deseo de muchos, demasiado tarde. Integrantes de su plana mayor, lograron huir y varios países de Sudamérica fueron refugio de estos genocidas durante años. 
   La Guerra ha terminado. Japón, que vio su incorporación en la campaña como una oportunidad de participar en la supremacía, llora las miles de víctimas de Hiroshima y Nagasaki.  Europa debe recuperarse. La pobreza, el hambre y el desempleo son los flagelos de dicho momento histórico.Los vencedores proceden al reparto del botín de guerra. Cada cual quiere recuperar parte de lo perdido en la conflagración. Rusia presiona, haciendo valer su cambio de equipo al ser traicionada por Hitler. Alemania es dividida y el telón de acero comienza su construcción. La Guerra Fría se ha iniciado.

 La Crisis de los Misiles y todo el proceso de la Guerra Fría fueron hitos que esta saga literaria me permitió sacar de una espesa niebla de ignorancia, pues no estaba adecuadamente interiorizada de aquello...¡Y pensar que pudimos ser  víctimas inocentes si la diplomacia y el poco buen sentido de algunos líderes no se hubiera impuesto!
    De la etapa de la lucha por los Derechos Civiles en Estados Unidos conocí varios antecedentes que no manejaba, todo desde la perspectiva de un personaje funcionario de la Casa Blanca y en estrecha relación laboral con el Clan Kennedy, de cuyas personalidades me informé en detalle, además de sus motivaciones personales ...y de sus muertes...
   Para un conocedor no experto pero aficionado de la Historia como yo, resulta apasionante ir descubriendo las acciones de una y otra personalidad relevante desde la perspectiva de observadores comprometidos, pero no por ello menos críticos. Es la Historia vista desde seres cercanos, aunque no cegados por el carisma de sus ídolos o líderes, quienes marcaron el siglo XX para bien ...o para mal.
  Enterarme casi como una observadora-testigo de las restricciones y sufrimientos de los alemanes del Este, saber de qué manera la Policía del régimen (la Stassi) podía disponer de sus vidas y de sus bienes (al igual que la KGB), deja un sentimiento de impotencia profundo. Cuando joven vi muchas películas que presentaban historias de vida y muerte de personas atrapadas tras el Muro, mientras sus seres queridos vivían en el lado occidental,  sin poder hacer nada por lograr el reencuentro. Vi la tragedia de los querían escapar en busca de la libertad, con resultados nefastos. 
   Sin embargo,  ya siendo una joven profesional, fui testigo, de la "buena" vida  que los medios oficiales (los únicos en funcionamiento) informaban, mientras, a través del televisor, en el año 1989, miraba asombrada, como todos, la Caída del mítico e invencible Muro de Berlín y a los miles de personas que se reconocían y abrazaban emocionadas después de años de separación obligada. Un par de meses después, le siguió lo que parecía que nunca sucedería: la Disolución de la U.R.S.S.  En el libro se explica como el único camino frente a la grave e irreversible crisis económica que, por años, se mantuvo oculta al mundo.
  El gran final de la saga llega con las esperanzadoras palabras del recién electo Barack Obama, primer presidente de raza negra, en un mundo predominantemente en poder de los "blancos", nación en que la segregación racial fue motivación para hechos horrorosos, durante siglos.  
   Al cerrar el comentario de esta ilustrativa saga, no me queda más que agradecer el acceso a textos tan enriquecedores y profundamente humanos, que desde una mirada integradora y global, nos acercan a los hechos, respetando las fuentes históricas.
  Sin duda, un siglo como el pasado, fue extremadamente profuso en acontecimientos impactantes y nefastos. Felizmente, al parecer, la capacidad de resiliencia a los directamente afectados. Esperemos que esta nueva centuria no lleve a la Humanidad por un derrotero ya tristemente conocido.

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