A primera hora del tercer día en la ciudad mendocina, resucitada después de una breve noche de descanso, ya estaba en las puertas del edificio donde alojaba, esperando la "camioneta" (entiéndase furgón) que me llevaría a uno de los tours que había contratado el día anterior. Sonaba bonito y sugerente el nombre del tour, aunque no tenía claridad de lo que realmente significaba, de lo que me di cuenta en el mismo trayecto. Para mi gusto, era lo más atractivo que había encontrado. No era caro para durar un día completo, 68 mil pesos argentinos. Claro que cuando llegáramos a un lago o algo así había unas actividades a elección y con pago extra, además del almuerzo si queríamos alimentarnos en forma. Todo bien, un poco de agua mineral en la mochila y un alfajor eran mi cocaví de sobrevivencia. Había que conservar la línea, sea ésta del ancho que sea, 😁 🤣.
Tour Cañón del Atuel:
A las 7,30 am. pasaron a buscarme. El grupo era de aprox. unos 18 turistas -todos argentinos a excepción mía-, una guía y el chofer. Logré encontrar un asiento individual, 🤗, desde el cual pude ir registrando mediante el celular todo lo circundante de interés para mi bella persona. Ya con eso me sentí feliz. La guía, muy simpática ella -Mary Morales-, nos iba hablando de los lugares por los que íbamos pasando, desde una perspectiva geográfica, económica, histórica, etc. Eso fue fundamental para entender dónde había ido a parar, pues, por mi parte, no había averiguado nada acerca de la zona. Fue con ella que me informé de las características del relieve de la provincia de Mendoza, de su sismisidad permanente, de la calidad de sus ríos, cantidad de lluvia, cultivos, etc.
[ Entre paréntesis: Cuando pequeña -de edad me refiero, 😉- yo memoricé todos los Volcanes de nuestro país por zona y provincia -no había regiones en esos tiempos-. Recuerdo haberme aprendido algunos nombres que nunca se me olvidaron: Tupungato ('Mirador de estrellas') y Tupungatito. Nunca olvidé esos "divertidos" nombres, pero su ubicación se me borró completamente y no me vi en la necesidad de recordarla. Total, soy pésima para todo lo que sea ubicarme en el espacio, salvo que visite un lugar y aún así, 🙈 🙈... La cuestión es que ahora, viendo el Volcán 🌋 Tupungato en forma permanente en esa ruta que hicimos, también al día siguiente, capaz que emule a nuestro padre de la Patria -O'Higgins- y mis últimas palabras al partir de este mundo sean "¡Tupungato, Tupungatito!", 😂 😂. Cierro paréntesis].
Las tres cadenas montañosas a la distancia permanecieron a la vista por varios kilómetros de nuestro trayecto. Algo de nieve aún lucían en sus cumbres, mientras más cerca, en el valle, aparecían numerosas plantaciones de vides, de árboles frutales, de ajos. Cuando pasábamos por el lado de estos últimos nos enterábamos enseguida, por el aroma, 😂. Permanecían tapados sobre la tierra de cultivo, listos para ser retirados, como vimos haciéndolo en algún sector. Pero lo más abundante y casi omnipresentes eran las viñas, con unas mallas negras entre cada hilera, que es el sistema de protección ante el granizo, frecuente flagelo para la agricultura de la zona. Además, fue una sorpresa para mí saber y observar pozos petroleros en funcionamiento a orillas de la carretera.
Pasamos por varios ciudades: Luján de Cuyo, Tunuyán, San Carlos, San Rafael y otras localidades pequeñas, lo que significó un considerable recorrido por el territorio provincial, 235 kms. aprox. en línea recta. Ya más lejos de la partida, nos vimos rodeados de vegetación autóctona, de bajo tamaño, propio de una zona semiárida. Nos detuvimos en un par de servicentros para descansar y solucionar necesidades básicas: uso de sanitarios y compra de alimentos y/o bebidas. En una de esas detenciones compramos empanadas, luego de una entusiasta recomendación de la guía. Había variedad. Yo compré una de carne en masa y de carne de chivo, 😒🥴. No me gustaron, independiente de que para los locales sean buenas. Me comí una en el lugar, la primera mencionada, que es precisamente uno de los platos que podría considerarse típico de Mendoza. Consiste en cocinar carne con verduras envuelta en masa. Aquello fue a orillas del Embalse El Nihuil, sector La Menta.
Ya era mediodía y habíamos recorrido 245 kms. Pronto llegamos a la entradas dell Cañón del Atuel (río principal en esa zona), que fue el lugar por donde ingresamos para recorrer el cañón, sector de conformaciones rocosas, principalmente de origen volcánico, de miles de años -tal vez millones- ubicados en profundidad con respecto a la carretera y con elevaciones de más de 100 metros en algunos sectores. Muchas de esas rocas son de piedra caliza, en las cuales, se puede ir descubriendo diversas figuras, tales como elefantes, un búho, un astronauta, una vieja con una bolsa, una rana, monjas y monjes, a las que se agregan todas las formas que la imaginación pareidólica individual pueda vislumbrar. Nos fotografiamos frente al "Museo de cera", otras formaciones líticas, con formas redondeadas productos de la erosión, que desde lejos tenía un lejano parecido al Tesoro de Petra, Jordania.
Recorrimos 56 kms. por el camino de ripio existente entre el ingreso y la salida del Cañón del Atuel, orillando las aguas de este importante y largo río, entre montañas de diverso tamaño, colorido, conformación, siguiendo las muchas curvas, subidas y bajadas del trayecto. Nos detuvimos en la Central Hidroeléctrica Nihuil 2, pasamos por una segunda central hidroeléctrica (de las 4 existentes en el cañón), hasta llegar al sector del Embalse Valle Grande. Allí, en un mirador que ofrece una vista maravillosa de este embalse, pudimos observar la formación llamada "El submarino". Obviamente hubo selfies por montones, según el gusto de cada cual. ¡Hermosas postales obtuve de aquel lugar! De allí nos trasladamos hasta la localidad de Valle Grande, a 30 kms.de la ciudad San Rafael (república independiente, según la guía, 😁 ).
En Valle Grande, destino turístico imperdible, estuvimos poco más de dos horas. Además de servirnos algo para alimentarnos, teníamos la posibilidad de optar por alguna actividad alternativa: navegar en catamarán, hacer rafting o tirolesa. Yo elegí lo primero, por razones de conservación de mi bella persona. Por unos 50 minutos navegamos al interior del Embalse en un catamarán. Estuve en el piso superior un rato, pero el sol y el calor eran casi insoportables (34 grados). Fue una tranquila navegación en medio de esa masa de agua de acopio humano, rodeada de altos roqueríos. Al volver, estuvimos a orillas del Río Atuel, en la parte baja del complejo turístico, mirando pasar las balsas de los valientes que habían optado por el rafting. El río pasaba por allí con fuerza categoría 2, según nos informaron. Así y todo no era una aventura para experimentar personalmente.
En el viaje de regreso, ya por carretera, nos fuimos orillando el río y viendo numerosos practicantes de ese deporte acuático. Pasamos por la ciudad San Rafael, pero sólo a un parador. El camino de vuelta lo gocé a medias, pues el cansancio y el sueño me anduvieron venciendo. Así y todo, logré algunas fotografías de la luna, que en esos momentos salía a su paseo nocturno. Llegamos a la ciudad de Mendoza cerca de las 21 horas. Una ducha, alimentación, algo de noticias, un poco de series televisivas, una copita de vino " Cordero con piel de lobo" (en lata, 🤫🤫😬; una botella no habría alcanzado a consumirla) y a acostarse, para estar en forma al día siguiente para el segundo y último tour.
Tour Ruta de sabores.
Debo señalar que no tenía pensado realizar esta salida, pues carecía de experiencia al respecto y no me atrae hacer tours para esto, pero la variedad no era mucha que digamos. El 98%, sin exagerar, de los tours ofrecidos son a bodegas de vinos, luego estaba el realizado el día anterior, otro de excursión a media y alta montaña, 🥵🥴, otro a unas termas con más🥵🥵, y éste, bastante económico -30 mil pesos-. No había nada en onda sólo histórica, que también habría sido de mi interés. Por lo tanto, me vi obligada a inscribirme en esta "pecaminosa" salida, 😂 😂.
Me pasaron a buscar a las 8,30 am. Éramos 13 pecadores, 10 argentinos y 3 chilenos, ¡eureka! Entre los vecinos había un grupo de 8 amigos (parejas entraditas en años, 😉) muy divertidos, que se echaban tallas a diestra y siniestra. La guía, Layla, nos iba entregando mucha información interesante. Los lugares a visitar fueron la Destilería " Hilbing Franke" en Luján de Cuyo, la Bodega Florio de vinos y aceites en Maipú y la Chocolatería "Chocolezza" en Mendoza.
Por suerte había desayunado, porque a las 9,30 am. ya estábamos empinando el codo, luego de asistir a una charla-recorrido por la Destilería HF donde nos explicaron el proceso de elaboración de estos licores y sus componentes. Probamos 3 tipos de gin: Malbec, Pin y Old Tom, todos de 40 grados, 🙄😬🥴🤮. Suerte que había un baldecito pequeño en cada mesa para desechar lo que no quisiéramos tomar. El corolario de esta visita fue la preparación de un trago con uno de los gin ya probados, a elección, más un trozo de fruta y mucho hielo. Yo elegí el gin malbec con pomelo. Realmente lo encontré exquisito y eso que no soy de tragos fuertes, 🤪🤪.No me lo bebí todo; lamentablemente debí desperdiciar lo restante, con lo que me cuesta poner en práctica ese verbo -desperdiciar-, 😢😥. Luego vino la oferta y compra por parte de varios compañeros. Yo ni siquiera averigüé los precios.
Desde allí nos dirigimos a la localidad de Maipú a visitar la Bodega Florio, especializada en vinos dulces y no-dulces, más aceites de oliva y aceitunas. El protocolo fue similar al de la visita anterior: ingresamos el sector de la fábrica donde había dos lagares (allí donde se muele la uva) y las máquinas de filtrado y fermentación de los mostos obtenidos, más otras partes del proceso. Luego se nos llevó a otra construcción, en la que degustamos cinco vinos, 2 dulces, un espumante y dos no-dulces. Durante la degustación me enteré de varios datos que desconocía en relación a cómo beber vinos, oxigenando el contenido de la copa -a excepción de los espumantes-, para lo cual hay que mover el contenido en movimiento circular. Los dulces hay que ingerirlos helados, así como el espumante. El vino apellidado "Patero", cuyo apelativo había visto en varios anuncios en la ciudad, es aquel producto de la uva molida con los pies, 🤭🤭. Me gustó un vino tinto Reserva Madero, pero cuando fui a ver el precio, dejó de gustarme, 🤣 🤣: costaba 19.900 pesos argentinos, no una cifra estratosférica para algunos, pero para mí sí, al menos en ese tipo de "jugos", 😂. La degustación terminó con un pequeño cono de helado, que vino -valga de reiteración- a cambiar el sabor.
En el trayecto de regreso a Mendoza y en camino a la Fábrica de chocolates y alfajores Chocolezza, la guía nos ilustró con bastante información histórica acerca de José de San Martín, del Ejército Libertador, del Cruce de Los Andes, del regreso de esa gesta histórica desde nuestro país, de otros aspectos de la vida del héroe, del Campamento El Plumerillo (cerca del Aeropuerto de Mendoza en la actualidad), lugar donde se preparó el ejército que el 17 de enero de 1817 partió a Chile, cruzando la Cordillera de Los Andes.
Para ingresar a la sala de ventas-y-fábrica de la Industria Chocolezza debimos ponernos una gorro similar a los usados para la ducha. Al interior del sector producción nos explicaron el proceso, principalmente de los alfajores, insistiendo en la calidad de los ingredientes y mostrándonos la variedad de productos. Luego nos dieron a degustar un trocito de alfajor, algo de chocolate en rama y otro dulce a elección. Sólo ingerí el trozo de alfajor. Lo otro lo guardé en mi pote de chicles que siempre porto conmigo, porque no fui capaz de tanta dulzura, 🤮🤢. Vitrinié en las estanterías, pero todo estaba tan caro que no gasté ni un miserable billete de luca (no había nada a ese precio en todo caso, cada alfajor costaba mínimo 2 lucas).
Ya de regreso en el centro, pedí me dejaran cerca del Mercado Central. Allí había visto productos a precios más convenientes. El único problema fue que ya era un poco más de las 14 horas y había cierre de los locales. ¡Upps, quedé con cuello... y con un calor tremendo!🥵 36 grados marcaba el celular. Recorrí unos locales de souvenirs cercanos y luego me fui a almorzar, donde me enfrenté a un bife de vacuno con ensalada y una cerveza Quilmes bien helada de 473 ml., 😋😋. Después de almorzar volví al mercado, compré aceite de oliva, alfajores y de allí a un supermercado que no había visitado (Vea, de Cencosud, 🤔). Mi única compra fue unas latas, de vino y cerveza, para el recuerdo, 🤣 🤣 🤣.
Regreso a Chile
Vuelta a la petición de propinas de parte de los maleteros, 😠, un trayecto tranquilo hasta llegar, pasadas las 13 horas, a la Aduana Chilena del Paso de Los Libertadores. Nos tuvieron 50 minutos esperando arriba del bus, "secuestrados", 🤣.Trámite minucioso, como siempre, que, felizmente, no me significó ninguna requisición. En resumen, estuve a las 19 horas en mi palacio, sin novedad y feliz de llegar a un clima algo más templado.
En síntesis, puedo señalar que fue un viaje bastante interesante. Supuso para mí mucha información desconocida, valiosa y necesaria para ampliar mi bagaje personal con respecto al vecino país. No obstante, no habría sido mala idea ir con la compañía de una profesora de Historia, versada en los eventos comunes y compartidos por nuestros países, para obtener un poco más de luz en este ámbito del saber. Fue, sin duda, un corto viaje de 5 días muy enriquecedor. Nos vemos en el próximo. Hasta pronto.