miércoles, 21 de junio de 2023

Comprando humo... o vendiendo...

     

    Hace añossss, cuando cursaba enseñanza media, recuerdo que me enseñaron acerca de los conceptos básicos de economía, aquello de la oferta y la demanda, de la plus valía y de toda una "tracalada" -o tracalá- de vocablos con cierto aire de misterio y magia por lo inasible que me resultaba entenderlos, no sólo a mí, a mis compañeros también y seguro, en su tiempo, al Ministro Grau. Es probable que por ello hayan "sacado" la asignatura del plan de estudios, 😁. Fue uno de los ramos más áridos de mi adolescencia, claro, porque no le encontraba aplicación en mi vida de soñadora y romántica empedernida. 

   A pesar de no dejar mucha huella en mi bagaje cultural, lo más bien que pude desempeñarme en el mundo cotidiano. En la universidad, por ejemplo, ahorrando al máximo los pesos que obtenía por el pago de alguna ayudantía (en atención de Biblioteca universitaria o en las cátedras de Latín o Lingüística) para pedir lo menos posible a mis padres. Más tarde, ya siendo profesional, ahorrando para ir completando el equipamiento de mi hogar. Eso significaba, por supuesto, privarse de muchas cosas gratas.

   A propósito de los esfuerzos realizados durante toda la vida para, a estas alturas del partido, gozar de la tranquilidad del descanso sin carencias, conversábamos, hace un par de días con mi amiga Carmen al teléfono. Lo triste, por un lado -sólo por uno-, es que todo ese esfuerzo y privaciones de 40 o más años, lo venimos a disfrutar en los últimos 10 ó 20 que nos queden de vida. En fin, si fuera más, no nos alcanzarían los fondos, probablemente. 

   En esta sociedad actual del "avanzado" siglo XXI, siguiendo en el ámbito económico, pareciera que todo está en venta. A los productos habituales imprescindibles para cubrir nuestras necesidades básicas,  se agrega todo lo superfluo. No es una novedad, en todo caso. Desde que el ser humano dejó de andar en cuatro patas, seguro -se los doy firmado- luchó por obtener bienes superfluos, ya sea a través del trueque, de la amenaza o de la violencia. Una piel que le agradara, un arma mejor terminada, una piedra brillante u otro objeto por el estilo. Han pasado milenios y la situación no ha cambiado mucho: la compra -y venta- sigue siendo a cambio de algo -dinero- y el larguísimo listado de mercancías en venta no sólo se limita a lo concreto. Hay servicios de todo tipo y para todos los gustos, de los aceptables y de los prohibidos. El ser humano ha vuelto a ser mercancía de cambio, aunque ahora no tenga el título de esclavo. Se vende y compra sexo, se vende y compra la libertad, la conciencia, las amistades, la seguridad, el olvido, el conocimiento, etc. Todo se compra y todo se vende en el gran mercado del neoliberalismo, 😁 

  Por ello, hace unos días yo salí a comprar humo, 😂.No es metáfora. Quería adquirirlo. Lo necesitaba, para las carnes y guisos que preparo. Lo paradójico es que es líquido,😆, es decir, una sustancia rara, pero con sabor ahumado. Estaba al mismo precio de hace dos años. ¡Increíble! Me costó encontrarlo en la repisa de los aderezos. Ya estaba con la cara larga, cuando al fin hallé el frasquito que necesitaba, especial para el salmón, la carne de vacuno o cerdo y el guiso de berenjenas. Un detalle, eso sí: no hay que abusar de él. Recordemos que lo que mucho se usa pierde el encanto. Esta sabia máxima popular es aplicable a diversos ámbitos y no por eso menos cierta.

   Tanto cuando era joven como cuando no lo era tanto, también compré del otro tipo de humo. El metafórico, ejem,🙅. No había madurado; seguía siendo la tontorrona romántica e ingenua que "compra" lo que más de un charlatán le ofrece personal o colectivamente. Porque así es la cosa: uno se deja envolver por la labia de los vendedores profesionales de humo, especialmente cuando está en estado vulnerable. Es el momento en que estos oportunistas eligen acercarte a ti para enamorarte y/o aprovecharse (cuando uso el 'aprovecharse' no necesariamente aludo a lo sexual; más de alguien también puede querer usufructuar tus contactos, tu posición o tu dinero). O puede ser que deseen estafarte mediante el 'cuento del tío' -o del pariente que sea,😁-, sin necesidad de establecer una relación sentimental contigo. Eso en lo personal.    

   En lo colectivo, no faltan a los que habría que cantarle a todo chancho la canción de Budy Richard: "Mentira, tu vida siempre ha sido una mentira..." 🎶 🎵. A estos vendedores de humo casi profesionales, que hacen de su labia, algunos, un modo de vida, otros, un arte y apostolado, uno los encuentra principalmente, en el ámbito de la política y de la religión. También los hay en el ámbito de lo esotérico, de lo paranormal y de lo futbolístico, pero como son terrenos más alejados de mi vida, me limito sólo a enunciarlos. Los más peligrosos son los nombrados primero. Los asocio al 'peligro' porque como su acción es colectiva, si tienen habilidades, pueden arrastrar a mucha gente hacia sus fines, de poder, de manipulación, de obtención de dinero, y, como Escila y Caribdis (aquellos monstruos que cantaban al oído de los marineros que volvían de la guerra de Troya), cantan al oído de quienes quieran escucharles. Sus canciones preferidas hablan de libertad, dignidad, igualdad, paz, buen vivir y otros temas similares. Sus embelesados e incondicionales auditores, como ratones al sonido de la flauta de Hamelín, siguen ciegamente, sin cuestionamientos ni dudas, al gran "cantante" y líder carismático, celebrándole la capacidad de "endilgarles" algunos versos en cada discurso aunque nunca les haya gustado la poesía. ¡Grande! ¡Poeta entre los poetas! ¡Hip, hip, hurra! ¿Poeta? ¡No! ¡Vendedor de humo!  


sábado, 17 de junio de 2023

¡Qué frustración!

      

   Al fin, terminé anteayer con la elaboración del compendio de mi viaje reciente. Considerando que ya no respondo a un horario laboral fuera de palacio, es bastante tiempo el que ocupé: ¡nada menos que dos semanas! Antes, la tarea de descargar más de cuatro mil fotografías, ordenarlas en carpetas, descargar los escritos del blog, corregirlos y diagramarlos, elaborar una portada y, por último, crear 28 collages con las fotografías más representativas de cada ciudad, me habría llevado unos tres o cuatro días.

 Ahora no como pueden ver, lo cual resulta lógico, pues mis tareas y actividades cotidianas son variadas, además de que luego de llegar a suelo rancagüino redacté tres escritos, terminé dos tejidos, he cocinado al menos siete veces (día  por medio), he salido de compras varias veces, he visto televisión a diario, preparado pan unas cuatro veces y algunas otras labores que no es el caso señalar acá. Lo que sí, aviso que no he leído NADA. Lo retomaré apenas tenga en mis manos el nuevo "librillo" de viajes.     

     Cuando hace algo más de cuatro años (este número ya parece cabalístico) compré mi actual celular casi pensé que sería el último. Un Huawei P smart de 64 gb ¡Craso error! Se nota que aún sigo creyendo en los pececitos de colores. Los teléfonos no están diseñados para durar mucho en la actualidad. Los inhabilita la rapidez de los avances tecnológicos, que, en general, son minúsculos para la tarea primordial (comunicarse con los demás), pero que los grandes poderes fácticos tras la tecnología presentan como extraordinarias ventajas. Por ello, la obsolescencia es cada vez más vertiginosa, haciendo que cada juguetito de éstos pase a estar "out" en sólo unos meses. Como mi aparato pertenece a la 4a. generación -4 G- ya ha sido superado largamente. Desde hace meses he estado recibiendo mensajitos de advertencia de no funcionamiento inminente de whatsapp, por ejemplo. No les he hecho mucho caso a las amenazas. Porfiadamente he hecho oídos sordos, pero la realidad se ha encargado de abrirme los ojos -oídos y ojos están cerca,😂-.  

   Mientras anduve de viaje, mi amado celular funcionaba casi a carbón a veces. No sé si se impresionó mucho por los paisajes captados a través del lente fotográfico, pero cada vez era menos rápido. Las fotos ya parecían ser sacadas en cámara lenta. Cuando regresé lo despojé -al celular- de la pesada mochila de imágenes, audios, diálogos whatsapp, archivos enviados y recibidos, etc. Recuperó su rapidez, pero hace un par de días me hizo una zancadilla: tomé una foto de uno de mis almuerzos estrella y cuando busqué  la fotografía no la pude hallar. Tampoco podía repetir la escena porque el almuerzo había pasado a mejor vida,😂, lo que me llevó a tomar la decisión de cambiarlo definitivamente. Y ahí me vino a la memoria la canción de Pedro Messone (q.e....), "ta muy malo el corralero..." 🎶🎵y, guardando las distancias, llegué a la "convicción profunda" de que mi sueño de un nuevo celular debía volverse realidad.  

   ¡Manos a la obra! Me fui a averiguar la existencia de aparatos a Falabella, con la claridad de antemano, de que quería un 5G de 512 gb, es decir, uno de los últimos Samsung Galaxy. Llegué a la tienda con la típica actitud fachendosa de quien tiene los medios que se requieren para comprar juguetes de última G, pero, ¡ vaya sorpresa la mía!  Tuve un "aterrizaje forzoso"me dijeron que no calificaba, 😡, para un galaxy s23 ultra 512 gb. Apenas me alcanzaba para uno de 256 gb. Es decir, yo quería comprar algo más vip de lo normal, pero, ellos, ignorantes de lo que guardo bajo el colchón, me pararon los aviones. ¡Y eso que estamos en tiempos de pura "inclusión"! Como andaba cotizando, no me hice mayores problemas. Esa noche dormí bien, a pesar de que, indirectamente,  me dijeron "vieja tal por cual", 😂.  Al otro día, me dirigí a mi compañía telefónica: Entel, gracias a la cual "vivimos mejor conectados". La verdad, la verdad, ante mi requerimiento, me miraron con sospecha. Yo había visto al susodicho -entiéndase celular- a algo más de 800 piticlines en Internet, pero en el local me dijeron que sólo quedaba ese modelo en color negro (me pregunto, ¿lo harían porque me vieron cara de racista? o ¿como para asegurarse de si me gustaban los negros, digo yo?). Además, el precio era de $1.170.000 y no se pagaba con cuotas añadidas al cobro de consumo mensual, sino que había que pagarlo mediante determinada tarjeta de crédito. ¡Sorprise! De nuevo, fui mirada por encima del hombro y se me dijo que un juguete de aquéllos no era para mí. Me dieron ganas de estampar una denuncia por discriminación pero, ¡no!, de ahí a que me hagan caso debido a mi edad y aspecto, me pasaría lo mismo que a los que esperan atención en el sistema público de salud... o en el Registro Civil.  

   No me di por vencida. Sabía que pronto podría retirar dinero de mis rentas,😂,y sería el dulce momento de la venganza, así como el tiempo preciso de cambiar la asquerosa carcasa de 4 años y fracción que tiene mi celular actual,😁.Y justo antenoche, revisando mis inversiones me encuentro que ya tengo liberada la cantidad suficiente para darme el gustito aquel. Fue muy oportuno. Al parecer los astros estaban alineados, luego del mazazo recibido unos minutos antes en una reunión comunitaria. Será la mejor terapia, aunque sé que es más barato el desahogo, y el "pelambre" si cabe, no recurriré a él esta vez, no vaya a ser cosa que ustedes se lleven una mala imagen de mí, 😂.Tampoco iré a unas cuantas sesiones de autoayuda con un/a psicólogo/a pues muchos de estos "loqueros" están más necesitados de terapia que yo. He optado, inteligentemente, ejem, por comprarme un Galaxy S23 ultra 512 gb como la mejor manera de autoafirmación 😎 y terapia a mi nivel. Total, la plata está para gastarla y, como ya he dicho más de una vez, "el que puede puede", 😅. Es de esperar que cuando quiera proceder no me salgan con que debo justificar con certificados el hecho que poseo varios billetes juntos para una compra. A estas alturas del funcionamiento de un sistema absolutamente inclusivo y transparente a nivel nacional no sería  una sorpresa, ja ja. 

   [Entre paréntesis y cambiando de tema y antes de que se me olvide, les comparto, por si les sirve, mi última idea innovadora. Es la puesta en marcha de la brillante idea de implementar invernaderos en los balcones de palacio. Sé que "suena" rasca y, por lo tanto, poco elegante  -lejos de mi altura, 😁-. Es decir, no apto para mi nivel. No os preocupéis. No se trata de incorporar plásticos y cosas parecidas y transformar mi mansión en un símil de casa okupa. ¡Nones! Ya verán lo simple que es. Sucede que los helados días de estas semanas no sólo atentan contra el bienestar personal, sino también -y más- contra la verde vida del huerto-jardín. Por ello me estuve devanando los sesos para encontrar la manera de evitar la hipotermia de mis plantitas regalonas -todas, porque las que dejan de serlo, las elimino-. Abrigarlas como en la actualidad se hace con los perros y gatos no podía, independiente de que sepa tejer a crochet y a palillos y tenga tiempo para ello, aunque debo señalar que he visto árboles "vestidos" con coloridos retazos de tejido (en Talca, vi hace unos años esta muestra de compasión humana hacia la vegetación "sintiente"). Aclaro de inmediato que, más que la compasión y empatía hacia mis "hermanas" plantas de tomates 🍅 🍅, morrones y otras, me mueve el disfrute de contar con verduras cultivadas por mis propias manos aunque sean minúsculas y pocas. Por lo tanto, frente a la baja del termómetro, empecé trasladando las especies más delicadas al espacio cerrado y, luego de un sesudo análisis reflexivo de la realidad, decidí mantener las ventanas cerradas casi todo el día, para lograr una temperatura más alta y permanente en ambos balcones, con mayor razón mientras hubiera sol al exterior. Con ello he conseguido un microclima de invernadero, que no sólo  protege a las plantas de las heladas sino que también les permite crecer y desarrollarse. La verdad,  ¡Soy un genio! 👏 👏 👏. Claro que cuando salgo a los balcones me parece estar entrando a un sauna. Pero no importa, pues el experimento está dando resultados.Cierro paréntesis].

  Ha pasado un día desde que escribí esto, lo que hice desde las 5 de la mañana del viernes -ayer-. El mal rato me pasó factura, pero tuve a la mano, providencialmente, un par de antídotos infalibles: comprar el celular nuevo y un encuentro con mis amigas historiadoras. ¡Qué mejor! Sin embargo, debo agregarle unos pelos más a la sopa tecnológica. Ayer en la mañana, ya con el dinero en mi tarjeta de débito, partí a darle la última oportunidad a las tiendas del ramo celulístico: Falabella (yo seguía  sin calificar y el aparato ya costaba 1 millón 600; tenía dinero para pagar al contado y no podía comprarlo salvo que pagara esa cantidad -costaba menos con tarjeta,¡increíble!-. Frente a la situación casi utilizo una expresión de mi hija y les espeto: "¡Oye, qué te pasa!"); Entel (habían  pasado  dos días  y ahora el celular costaba 100 mil pesos más, aunque fuera al contado, 😁); Ripley (1 millón 600); Pc Factory (1 millón 250). ¡Uff! Regresé a palacio con mi tarjeta cargada de dinero sin ocupar y absolutamente  frustrada. ¡Y pensar que nos llenamos la boca diciendo estamos perfeccionando la democracia! ¿Cómo sería la cosa si no la tuviéramos? ¡Madre mía! 

   Luego de una tarde super entretenida de reencuentro con mis amigas, de comer unos sanguchotes con pan ciabatta ("bachata" para Andrea, 😂), hacer salud con un helado espumante, comer unos trozos de kuchen de nuez, galletas, té, postre de manzanas asadas, ¡uff!, terminamos sirviéndonos unos sorbos de un licor digestivo alemán de 44°, ¡brrr!, para que no nos cayera nada mal, digo yo, 😂. Cuando llegué a casa, me 'serví' la copa de la venganza, ya fría: compré vía Internet el teléfono que quería, el que llegará a mi vida el próximo martes, 👏 👏.  Ingeridos los antídotos vino el descanso y me levanté con el mejor de los ánimos hoy sábado. Las nubes negras ya no se veían en el cielo azul. ¡Qué mejor!  

    

miércoles, 7 de junio de 2023

A propósito de huevos...

  

   Cuando casi llegaba a la Alameda de mi ciudad, camino a la feria, vi un curioso (¿?) aviso publicitario en las afueras de un local. No me detuve a mirarlo por lo que debí procesar lo que había visto a la rápida mientras continuaba mi camino. Al comienzo me provocó algo de estupefacción (aunque, haciendo memoria, no era primera vez que leía algo así), tal vez por ello el asombro no era tanto. Luego sentí el dibujo de una sonrisa en mi rostro con algo de simpatía hacia el creador de ese "sesudo" ataque de creatividad o de total falta de ella. Pueden ser la una o la otra situación. 

   Le di vueltas a la expresión. No me bastó con determinar su significado específico sino que quise llegar a la explicación lingüística última de su utilización en nuestro lenguaje cotidiano. Por ello, partiendo de 'huevo', aquel cuerpo redondeado de distinto tamaño y dureza que producen las hembras de las aves o de otras especies, etc.,etc., seguí con su derivado, 'huevón', que no es precisamente un huevo de mayor tamaño que el normal, sino un garabato (que últimamente ha derivado en otra acepción, dependiendo de la cercanía de los hablantes y del tono que se utilice, cuando no es muletilla de los mal hablados). Ahora, ¿qué relación y característica extra tiene ese producto redondeado como para que, con un breve agregado, se le aplique a una persona a manera de insulto?

    Veamos y desmenucemos.

    Un 'huevo' es un objeto que tiene en sí la potencia de transformarse en un ser vivo, pero que sólo es el inicio, el  embrión, ni más pero tampoco menos. Es decir, con poco valor salvo el alimenticio para los seres humanos y otros depredadores más animales que los seres humanos,😂. Como el 'huevo' en tanto huevo es sólo una promesa de ser algo más, tiene poca valía si se compara con su potencialidad. Tal vez por ello se trate de 'huevón' a alguien a manera de insulto, queriendo hacerle saber que es un 'tonto', que no discurre con la inteligencia que se espera -el huevo tampoco puede hacerlo, sólo es proyecto-. Lo mismo sucede con el poco poético adjetivo 'ahuevonado' o, en una versión más cercana a la realidad, 'aweonao'. ¡Uff! Disculpen las palabras analizadas. Me cuesta escribirlas, la verdad por mi prurito de persona "bien hablada", pero es la única manera de explicarlas desde una perspectiva lingüística, aunque sean garabatos. Queramos o no, éstos también son parte de nuestro lenguaje cotidiano. 

   Seguimos... , 😁

   Otra acepción de 'huevo', esta vez en plural, presenta la RAE. Pienso: "si esta academia tan prestigiosa se preocupa del huevo y sus derivados, ¿por qué yo no?" Esta pluralidad se refiere a cierta parte de la anatomía masculina, tan delicada como los verdaderos huevos -dicen ellos-. Me refiero a los 'testículos', que en versión española se les conoce como "cojones". Así es como la expresión "tener huevos" es lo mismo que "tener cojones", pero no los que la genética le asigna a casi la mitad de la población mundial, sino en sentido metafórico. ¿Cómo  es eso?, dudarán algunos. Pues, sencillo: como en nuestra aún sociedad machista y neardenthal, 😂, se supone que los hombres, mayoritariamente, son los poseedores de la fuerza física (lo que no es ninguna fake news), también se les atribuye el valor de la valentía- valga la redundancia-. Por lo tanto, "tener los huevos bien puestos" -😡- significaría que no los tendría de adorno no más, me refiero a la actitud de enfrentar la vida, los enemigos, los malos ratos, etc. Como la mujer ha ido ganando espacios -más  allá de la cocina, 😂- y en una cantidad considerable ha tenido que sostener -de sostén- una familia, también se suele decir que "tiene huevos" si ha sabido salir adelante o no se amilana o acobarda como muchos.

   Hasta aquí vamos bien, parece. Espero que los huevos estén enteros y no revueltos,😋,aunque estos últimos son ricos con pan caliente. Bien, pongámonos serios. Sigamos y analicemos ahora la famosa expresión publicitaria. En la RAE -¡gracias, amiga!- aparece el término 'hueva' -sin tilde- para referirse al 'conjunto de huevos de algunos peces' y también  'huevada' como  'dicho o hecho tonto y descabellado'. No descubrí en la publicación académica estas poco académicas versiones de la última palabra: 'huevá', 'hueá', 'weá', 'güeá', que en el habla coloquial se aplican como comodín en distintas situaciones comunicativas y a diferentes objetos. 

   En nuestra versión del español, usamos varios comodines, como por ejemplo, 'cosa', 'cuestión', 'cosiaco' y, también, 'huevá', 'weá' o 'güeá'. Son esos términos que sirven para todo, que se pueden utilizar siempre, pero que no aportan nada al significado de lo que se está diciendo. O es producto de una actitud ignorante o facilista. Quien las utiliza no es un lingüista experto precisamente, pues manifiesta desconocimiento del vocablo correspondiente o un cero esfuerzo por hablar mejor, usar las palabras adecuadas y sus sinónimos. Y aunque "eás" pueda ser equivalente a 'tonterías, estupideces, bobadas, niñerías, exigencias, tareas, requisitos' según sea la SCC (entiéndase Situación  Comunicativa Concreta), en este caso del anuncio publicitario se acota su significado con el complemento que se le agrega : "pa'l pan". Eso permite deducir que allí se vende pan y productos para untar, acompañar y elaborar pan; es decir, otros artículos  alimenticios. El objetivo, claro, del genio del publicista no es hacernos saber su escaso manejo del lenguaje, sino, captar la atención de los viandantes y, con ello, "inocular" la curiosidad del posible cliente, quien, de puro copuchento y no por necesidad, podría pasar al local para ver qué "güeás pa'l pan" venden allí, 😂

  Al término de este escrito, dejo constancia que yo, mayoritariamente, no uso garabatos en mi habla; sólo surgen, involuntariamente, cuando me tropiezo, golpeo o  me dejo dominar por la ira. Hasta pronto, 😊.   

 

lunes, 5 de junio de 2023

23 días y 22 noches...

    

  El título parece una canción de Joaquín Sabina, pero no lo es; no hay sugerencias pasionales en estas letras. Ni por asomo.  Ni falta que hace tampoco. Simplemente es el tiempo que duró el Tour Maravillas de Escandinavia y el Báltico. Para mucha gente puede ser una estadía un tanto larga. Para mí  no, pues tengo otros récords. Pero sí es lo máximo, a la fecha, que he estado con desconocidos y no es menor. No obstante, a pesar de los años, a todo uno se adapta y cada día puede aprender algo si uno quiere. Además, no es una situación que implique sufrimiento, así que malamente uno podría argüir que deseaba terminar pronto. Uno se cansa, eso sí, pues aquello de pasar cada noche en un hotel distinto los primeros días, no resulta tan cómodo. A estas alturas de nuestras vidas, tendemos al apoltronamiento, a hacer menos ejercicio, a levantarnos sin apuros - la mayoría-. Y eso de bajar maletas del bus, subirlas a la habitación casi en una pelea épica por ganar espacio en los ascensores, abrir maletas una tarde, para volverlas a cerrar a la mañana siguiente y llevarlas al bus nuevamente, para volver a hacerlo a la subsiguiente jornada, parece un suplicio chino. Si a ello le agregamos que cada día la(s) maleta(s) es(son) más pesada(s) por efectos de las compras en cada lugar, el suplicio podría incrementarse si no fuera por la experiencia que va dando la costumbre. 

   En este período recorrimos 22 ciudades en 9 países. Puede casi parecer una locura, pero es lo que uno elige y paga. Tal vez sea por el afán de conocer lo desconocido, por ir batiendo récords, por cumplir sueños antes que llegue el sueño definitivo. Seguro, alguna o todas estas razones -u otras- son las que nos mueven a participar en esta especie de maratón en que los kilómetros van sumando cada día. 

   ¡Hermoso y fructífero viaje por paisajes bellísimos, lejanos y casi imposibles hasta hace poco! Más de algo sabía de los lugares visitados, claro está. Mi ignorancia geográfica no es tanta,😁.La información que cada uno recibe o busca a través de los medios a los que tiene acceso es mucha, además de lo que queda en la memoria de lo adquirido en la escuela. Pero otra cosa es estar allí, vivir la experiencia de llegar hasta un espacio lejano, conocer costumbres distintas, oír idiomas desconocidos y tratar de comunicarse con esos extraños aunque sea para lo básico, fotografiar y atesorar recuerdos de lo visto y vivido es lo que uno busca con anhelo. ¡Ver, ver, ver, fotografiar esto y aquello, fotografiarse allí, presente y sin trucos!, eso es lo que nos motiva y lleva a querer ser primeros en bajar del bus, avión o embarcación. Nos volvemos niños egoístas y caprichosos, casi empujándonos si no estuviera mal visto entre gente de tercera edad la mayoría.

   Sabido era que nuestro destino tiene una geografía y un clima distintos a nuestro país. Lo que nos ayudaba era que mientras acá estábamos en otoño allá se estaba en primavera, así que, a pesar de las temperaturas muy bajas en otoño e invierno en la zona nórdica, no tendríamos una gran diferencia porque llegaríamos en el tiempo de los deshielos. No obstante, el consejo fue llevar ropa de abrigo para un clima más duro que el nuestro. La mayoría llevó ropa sólo a pasear, gorros de lana, medias ídem, impermeables, paraguas, etc. Yo llevé 3 gorros, 2 pares de guantes, un par de medias de lana, 3 poleras manga larga, 2 pijamas y una chaqueta impermeable que no usé,😔,o sólo una vez. ¡Espacio perdido para compras, 😂!Tuvimos lluvia sólo -y no tanta- un día; tuvimos calor variaaaasss jornadas, especialmente las últimas, sobre 23 grados. Llegué con el rostro más moreno y las huellas del sol marcadas en mis pies (donde los zapatos mocasines dejan al descubierto la piel). Muchos debieron ir comprando ropa más liviana, especialmente poleras o blusas. Yo tengo la costumbre de hacerlo, a manera de recuerdo, así que no fue novedad para mí. Por tanto, el consejo, para uno y los demás, es no exagerar, cuando se viaja, en la carga llevada porque siempre se puede comprar lo faltante.    

   ESCANDINAVIA primero. Países entre archipiélagos, llanos la mayoría. Montañoso, lleno de islas, cerros y túneles, Noruega. En todos, mucha naturaleza parecida: bosques de abedules, robles y pinos; campos de cereales y raps. Algunos animales, pocos. Todo limpieza en las ciudades. Casas de dos o tres pisos mayoritariamente, mientras, en el centro, edificios relativamente bajos (de 5 a 7 plantas), en tanto, en los cascos antiguos, además de la presencia de edificios art noveau, en más de un sector existía la clara y evidente presencia de las construcciones de la Liga Hanseática: 4 a 5 pisos, de madera, angostas, de colores diversos, de arquitectura continua. En el centro de las ciudades, presencia de adoquines, calles estrechas e irregulares. Mucha agua del Mar Báltico o de ríos y lagos. Costo alto de la vida, muchos impuestos, aunque con aseguramiento de los servicios fundamentales. El país más caro: Noruega. En general, gente amable con los turistas, comunicación en inglés y, en varias oportunidades, en español, debido a hispanohablantes residentes. Ciudades sin peligros de delincuencia, con la confianza de que las personas pagan lo que consumen o llevan. No existe la necesidad de andar vigilando a los clientes del comercio. No hay rayados en las calles ni en los edificios. Me refiero a Dinamarca, Noruega y Finlandia. Suecia se sale un poco de estas características. Su capital, Estocolmo, no comparte la limpieza e inexistencia de grafitis de los otros países nórdicos, pero sí hay un hermoso centro histórico, claro que con los años contados: la tierra se hunde y con ella, algunos edificios antiguos. Estocolmo es la unión de varias islas -14- mediante numerosos puentes. En ese sentido, es una ciudad extraordinaria. La parte moderna no la recorrimos mayormente. 

   En todos los lugares visitados vimos muchos sectores en obras, lo que no permitía apreciar en toda su magnitud la belleza arquitectónica de la urbe. Nos señalaron que era imposible que esto no sucediese así: los arreglos viales, el inicio de grandes obras de equipamiento urbano y las construcciones de edificios sólo es posible en primavera y verano; las temperaturas bajo cero hacen imposibles la ejecución en los otros meses del año. Así que a los turistas no les queda más que la resignación en este aspecto o ir en invierno, durante el cual el paisaje es absolutamente distinto.

   En estos países, el ámbito gastronómico es parecido, en cuanto a sus preparaciones como a sus precios. No es posible comer por menos de 20 mil pesos y la comida es así no más. Un solo plato -salmón con una pequeña porción de ensalada de papas y unas pocas hojas verdes, más una bebida, a nosotros nos costó el equivalente a 40 mil pesos en Bergen. Claro, ¡era salmón de Noruega! En Estocolmo, un plato con carne de reno nos costó lo mismo, eso sí, con el agregado de pan, postre y café. El alcohol, especialmente en los países escandinavos, es fuertemente gravado con impuestos, de manera que no resulta barata una fiestoca. Por ello, vimos una locura de compras de cajas de vino y  cerveza, además de alto consumo de alcohol en los ferries en que nos trasladamos entre estos países. Sucede que en estas embarcaciones se elimina el impuesto, así que resulta un excelente panorama para quienes tengan estos gustos y puedan dárselos de vez en cuando.

   Los paisajes más hermosos vistos fueron los de Noruega, con sus lagos, ríos, numerosas cascadas, montañas, nieve aún a media altura, hermosas viviendas, bosques, puestas de sol y el Mar del Norte rodeando cada isla de los archipiélagos que la conforman. Tampoco Finlandia se queda atrás, con la belleza de su capital Helsinki y sus varias islas cercanas, lo que fue potenciado por el excelente clima que nos recibió y sus bellas construcciones. La presencia de parques urbanos y áreas verdes es abundante. Son países que tienen menos habitantes por metro cuadrado, por lo que privilegian una vida con un entorno natural lo más posible. 

   PAÍSES BÁLTICOS, ahora. Tienen varios elementos en común, no sólo el mar compartido. Las tres naciones son ex U.R.S.S. y rechazan, con energía, todo lo que huele a ruso. En Estonia la Embajada Rusa estaba protegida con vallas papales (igual que en Berlín) y con expresivas pancartas de rechazo por la invasión de Ucrania. Todos los edificios públicos de estos países -y de todos los visitados- tenían la bandera ucraniana junto a la nacional correspondiente. Claro está, ellas también corren el peligro del afán expansionista de Moscú. Dos de ellas tienen ese incómodo vecino, mientras Lituania limita con un compinche de Putin: Bielorrusia (como Letonia, que corre peligro por partida doble), aunque también con Kaliningrado, ese territorio estratégico alemán que la entonces URSS se anexionó en 1945 y ya no soltó más. 

   En las jóvenes naciones bálticas la economía es menos floreciente, pero sin duda, con muchos avances desde su independencia en adelante (1991). Fueron los más económicos de los países visitados. En ellos la era soviética se sigue notando: los edificios de ese tiempo son oscuros  y opacos, sin ningún ornamento ni colorido, construidos sólo para cumplir su propósito sin ningún plus; son viviendas colectivas. El arte es un opiáceo más para esta filosofía -y más oneroso, claro-. Es fácil distinguir estas construcciones.  Pero la modernidad ha entrado con fuerza, lo que se nota especialmente en Vilnius, la capital de Lituania. No obstante, lo antiguo sigue persistiendo y cuidándose, a excepción de la simbología soviética: estatuas y monumentos fueron destruidos o arrinconados, nombres han sido cambiados y, seguro, otras muchas cosas que desconozco. 

   En los centros históricos, con su arquitectura del siglo XIX o anteriores, hay castillos y palacios hermosos y visitables, transformados en museos y abiertos al público. También en localidades más pequeñas, donde visitamos algunos. Tanto en Estonia, Letonia como Lituania vimos hermosas construcciones antiguas, cascos históricos medievales, numerosas iglesias y templos hermosos, muchos de credo católico en Lituania, única nación donde esta iglesia es mayoría.  Hay razones históricas para ello, pero no es tema para este escrito.  

  Saliendo de los países bálticos, y entrando a Polonia y Alemania, también bañados por el mismo mar 🌊,la presencia soviética se aminora pero no desaparece. Imposible, si fueron escenarios claves de la II G.M., de su inicio y final. Todo lo relacionado con el nazismo, el Holocausto judío y la vida en la R.D.A. está presente y es información obligatoria y necesaria para entender el presente y valorarlo en estas dos naciones (como en muchas más). No hay guerra que no marque generaciones y así nos lo hicieron saber los guías en Varsovia y en Berlín.  Pero de aquello  ya hemos escrito, así  que ahora vamos a otros aspectos más generales y actuales.

   En ambas naciones vimos una juventud muy bulliciosa y dispuesta a celebrar bebiendo a destajo. En Berlín no está prohibido beber en la vía pública, de manera que el uso de tal derecho se observa claramente. Grupos de jóvenes compartiendo y bebiendo en plazas y parques. En Poznán, incluso, vimos varios en estado de ebriedad, lo que nos llevó a volver rápidamente al hotel. No obstante, no hay, según información, problemas con la delincuencia. Policías casi no se ven, aunque sí se escuchan sus sirenas en Berlín. Se observa, asimismo, muchos habitantes no alemanes ni polacos. Son países en que la inmigración ha sido alta, por el positivo nivel de vida -Alemania- y por la amplia frontera con Ucrania -Polonia-. También vimos mucha gente en las terrazas de los restaurantes, cafeterías y bares de Berlín. Y apoteósica fue la experiencia en el local München, por la cantidad de clientela, la variedad originaria de ella y la ruidosa actitud y consumo. Grandes vasos cerveceros en manos de hombres que, arriba de las bancas cuasi-medievales del local, entonaban las canciones de Abba, Queen y otros grupos que interpretaba el conjunto musical en vivo. Mientras tanto, los garzones, vestidos a la usanza babiera iban de un mesón a otro, llevando su pesada carga de litros de cerveza 🍺🍻 de unos a otros clientes, utilizando el inglés como comodín para comunicarse con los numerosos extranjeros presentes. 

   Pero Berlín no es sólo eso, también es belleza arquitectónica, cultura museística, navegación tranquila, descanso en múltiples espacios verdes y capacidad de resiliencia a ojos vista.  

   En la interna, dijeran los comentaristas deportivos, el grupo funcionó como todos, asumiendo la guía de los conductores del grupo, sin mayores inconvenientes en lo público, aunque los desacuerdos no se dejaran notar en privado, llegando incluso al pelambre. El reflejo de la sociedad también fue un hecho entre nosotros. No faltaron los que querían ser primeros en todo, los que se acapararon a los guías, los que querían demostrar sus profundos conocimientos, los que dictaban cátedra. Tampoco se echó de menos a los compradores compulsivos, los comedores ídem (había  un matrimonio ecuatoriano-chileno con su hijo, todos algo gorditos, especialmente el retoño, 😂,  que vivían para comer en todos los lugares), los fumadores otro tanto, los millenials carreteros (no sé si tanto o era más labia que nada), uno que otro observador de la fauna humana y varios aprovechadores al máximo de las oportunidades de abaratar costos en comida aprovisionándose durante los desayunos bufetes de los hoteles. Tampoco faltaron los que reclamaban por todo,  entre sus pares. En fin, de todo un cuanto hay en la viña del Señor. 

   Estuvimos a unos kilómetros de la guerra actual, pero no se notó, ¡por suerte!, salvo por la presencia de cuidados especiales para las embajadas de los agresores y de las banderas de apoyo para los agredidos. En Berlín presenciamos, frente a la Puerta de Brandeburgo, una pequeña manifestación a favor de Ucrania, con globos y banderas alusivas al país. Es difícil poder darnos cuenta de más, si no manejamos el idioma y sólo estamos horas en cada lugar. Somos los privilegiados en esta situación.

   Aún habría mucho que agregar, pero lo dejo hasta aquí. No hay que abusar de la paciencia de eventuales lectores, como otro lo hizo con sus auditores y espectadores hace poco, 😊. Nos vemos...pronto. Hasta siempre.   

jueves, 1 de junio de 2023

Sueltas en Berlín...

  

  Habiendo estado en Berlín (voy a agregar ALEMANIA porsiaca) en octubre pasado, me he sentido como en casa en esta ocasión. Y ahora que hemos estado 3 días con sus noches -la mayor permanencia del tour- tenemos calidad de expertas. Aunque el 2022 alojamos en un hotel distinto, yo conocía el Park Inn por ser el más alto, ubicado a una media cuadra de la Torre de Televisión, es decir, al inicio de la Alexanderplatz (la Plaza principal y la más grande de Europa). Acá en Alemania todo es grande y ancho, partiendo por las avenidas y terminando con las personas, 😂.No todas, pero muchas (parece hablar la envidia, 😁). 

   Llegamos a Berlín el sábado cerca de las 13 horas. Sin hacer check in (las habitaciones las entregaban a las 15 h.) nos dieron tiempo libre para almorzar y recorrer. Recordando mis pasos por el Berlín de hace meses, sabía hacia dónde dirigirme. Había mucha gente en las calles y en los restaurantes. Nos instalamos en una terraza bajo la Torre televisiva y nos servimos una rica carne con papas baby y salsa bb, acompañada de una cerveza, la que estaba muy fresca, habido el calor que hacía. Luego nos dedicamos a caminar por la plaza y entrar a unos locales a investigar los precios en un primer acercamiento,😁.  

   Recibidas las llaves y ya instaladas, nos volvimos a movilizar. Visitamos parte del casco histórico de algunos de los edificios emblemáticos de la ciudad, compramos nuestros primeros souvenirs en el local más económico que encontramos y regresamos para hacer consultas al guía acerca de lugares a visitar en tiempo libre al día siguiente. Luego, de tan arduas caminatas nos dedicamos a descansar. Al día siguiente, luego del desayuno, que fue bueno pero nunca tanto como en otros hoteles, compramos entrada para subir la Torre de TV (alias "el espárrago"). Lo haríamos a las 19 hrs. del lunes, a manera de despedida. Lo que no sabíamos era que, si bien arriba había restaurante, sólo se ofrecían productos líquidos. Nosotros habíamos pensado cenar a 203,78 m., pero no fue, 😔 😊.  

   El Tour con guía local por Berlín fue fantástico. Yo ya había realizado esa actividad en octubre pasado, pero esta vez el guía -Iván- fue extraordinario. Muy histriónico y ameno, sin caer en la superficialidad. Difícil hacerlo con la realidad alemana, de la que no escatimó información. Iniciamos el tour por la Avda. Karl Marx, en cuyo trayecto se pueden observar aún los edificios modelos, para los obreros -pura propaganda, señaló  el guía, ya 15 años viviendo en Berlín-, tras los cuales  sólo  había  ruinas. Como pueden ver, hasta en Chile se copió el concepto,😃.(Cabe recordar que Berlín, terminada la II G.M., quedó destruido en un 50% de los locales habitables, aunque las fotos de la época dan la impresión de un porcentaje mayor). Desde allí, pronto llegamos al Muro de 3,5 m. de altura finalmente, aunque al comienzo fue más bajo. Y va la explicación de la repartija de Berlín una vez terminada la guerra, con el fin de impedir que surja de las cenizas el pernicioso nazismo. Nos bajamos a ver aquella construcción que se levantó, en su primera versión, en dos días y que, con el tiempo, llegó a medir 155 kms., rodeando toda la parte Soviética  -la RDA- para separarla de la parte Capitalista, a la que los que vivían al otro lado del Muro querían huir. El río Spree también era parte coadyuvante del muro en algunos sectores de la ciudad, al menos en el tramo en que se encuentra la famosa pintura de "El beso" entre los dos líderes, Honecker y Brézhnev, beso de amistad entre camaradas, dicen. El muro comenzó siendo rollos de alambre de púa, pero al no impedir los intentos de huida, se comenzó con la construcción en concreto, en forma de L, de manera de impedir "alunizajes". Pero la barrera no era sólo una pared de concreto; era un espacio que incorporaba censores, perros, una carretera recorrida por vehículos armados, focos, torres de vigilancia en al menos 43 kms. Se le llamó el "muro de la vergüenza". Se inició el 13 de agosto, manteniéndose por 28 años, lo que separó no sólo partes de la ciudad, sino también familias y amigos. 

   En el trayecto por el centro de la ciudad vimos en más de un sector unas grandes cañerías de color rosa, otras azul-celeste. Berlín está fundado sobre un pantano y cuando realizan construcciones  que requieren sótanos -obviamente-, se ven enfrentados a la necesidad de extraer el exceso de agua del suelo, por ello estas especies de esculturas modernas. Pronto estuvimos en la "Isla de los Museos", efectivamente una ínsula donde se erigen varios museos extraordinarios. Entramos a uno para usar sus servicios higiénicos,😂, ¡qué falta de cultura! El sector es Patrimonio de la Humanidad y vaya que lo merece. Por allí se libró la Batalla de Berlín (16 de abril al 2 de mayo de 1945),  evento que selló la derrota de Alemania y el suicidio de Hitler (30 de abril), poco después de desposar a Eva Braun (28 de abril en la noche). En los pilares de los corredores de los Museos se observa aún los efectos de los disparos, numerosísimos, de la campaña bélica. De allí, a un paso, se encuentra el Museo Antiguo, en cuyo frontis, "el del bigotito" -como decía Iván- instalaba su podio y sus micrófonos 🎤🎤dirigiéndose a sus seguidores y colaboradores. La hermosa plaza verde que hay allí hoy con una bella fuente de agua era, en los tiempos del canciller, la plaza donde se reunía su pueblo, muchos jóvenes y gente de familia que le "compraron" sus ideas. 

   En este mismo sector es donde se emplaza, a un costado, la Catedral de Berlín -Berliner Dom- (hace tiempo en obras; tiene sus años, construida en 1894), de confesión luterana, de estilo neobarroco, con unas medidas de 114 de longitud, 74 de ancho y 98 de alto. ¡Imponente y bella construcción! Frente al Museo Antiguo -Altes Museum, creación 1830-, cruzando la ancha calle, se ubica el Palacio Real -Berliner Schloss, construido entre 1443 y 1451-, hoy reconstruido parcialmente, pues fue demolido en 1950 por los irreparables daños sufridos durante la guerra. Su uso actual es con fines culturales. En la ciudad hay 170 museos, muchos de ellos en edificios antiguos, en otros reconstruidos y unos cuantos más de construcción reciente. 

  Pasamos por el Palacio Presidencial (donde el Presidente descansa, señaló Iván, 😁), llegamos a la Puerta de Brandeburgo -Brandenhurger Tor-  símbolo de Berlín, que fue construida sobre la antigua puerta de la ciudad en 1788 y adornada en la parte superior por la escultura de la diosa de la Victoria en una cuadriga (¡cuánto se le adeuda a los romanos!). Allí comenzaba la carretera que llevaba a la ciudad de Brandeburgo. 

  Visitamos otros lugares relevantes: el Monumento a los Judíos víctimas del Holocausto, erigido el año 2003 a 2004, compuesto por 2711 estelas o losas de hormigón de diferentes tamaños en un terreno inclinado, que contiene espacios que permiten caminar al interior, lo que no deja de impactar porque uno casi se siente atrapado en el cuasi laberinto y sobrepasado por el peso emocional y la altura de las losas, mientras el sol igualmente llega hasta las estelas y proyecta su sombra en los senderos y escaleras del monumento. No hay que olvidar que los romanos erigían 'estelas' -losas de concreto- sobre las tumbas de sus deudos, donde, aparte del nombre, se grababa fecha, familia de origen y cualidades del difunto. Estas estelas de Berlín son lisas, representantes de los 6 millones de víctimas.  

   El actual Bundestag -Parlamento alemán- funciona en el antiguo Reichstag -edificio neorrenacentista construido entre 1884 y 1894-, que fue restaurado posterior a la guerra, pues fue uno de los puntos claves y decisivos de la Batalla de Berlín. Es un edificio impresionante, que adquiere mayor presencia al contar con un extenso espacio verde en su frontis. Es el mismo edificio que fue incendiado intencionalmente el año 1933, hecho del cual aún no se esclarece su autoría, aunque fue el evento que le permitió al reciente elegido Canciller Hitler alcanzar el poder total, obligando al Presidente firmar un decreto que restringía los derechos civiles. 

   Al medio del gran pulmón verde de Berlín conocido como Tiergarten, se encuentra la Columna de la Victoria con su estatua alada, por la cual pasamos, pero a la que no logré llegar caminando. Es otro lugar al que uno puedo acceder a través de una escalera de caracol y ver desde la altura algo de la ciudad. En ese mismo parque se ubica el Zoo de Berlín.  

  ¡Uff! La verdad es que hay taaannnto por ver en la ciudad. No fueron suficientes los tres días que estuvimos, pero tuve la suerte de conocer algo más que la vez anterior y de mejor manera. Caminamos mucho con Mariana. También fuimos con la mayoría del grupo al Campo de Concentración de Sachsenhausen, a 30 kms. de Berlín, en un extremo de la ciudad Oranienburg, que desde 1993 es Museo abierto al público que quiera visitarlo. En él sólo permanecen algunos edificios de los que fueran las dependencias levantadas y utilizadas por los nazis desde 1936 a 1945 y, posteriormente, por los soviéticos con el mismo fin, hasta después del año '50. Lo positivo de esta visita, si puede catalogarse así, es que el viaje lo hicimos en metro y luego en tren, pero no tuvimos guía, porque no fue tour propiamente tal, sino visita particular de un 75% del grupo. Hasta yo estuve haciendo de guía -con el perdón de los guías verdaderos- para algunas de mis compañeras, sobre la base de lo que conocía y recordaba de mi primera visita, la que sí fue guiada. Lo otro positivo experimentado fue la conversación que sostuvimos con una joven alemana que iba en el tren en nuestro viaje de ida, que hablaba español. Claro, imposible lo contrario, si, además de no hablar alemán, nosotras apenas sabemos unas palabras de inglés. Fue interesante aquel intercambio de información. Nos enteramos, por ejemplo, que allá  también hay horario de invierno y verano, y que, al igual que acá, tiene defensores y detractores. Asimismo, nos encontramos con una mujer peruana (cuya cabellera era una versión cercana a Cyndi Lauper, 😊), que se acercó  a nosotras al escucharnos hablar y nos dio un abrazo de oso por ser hermanas latinas. Simpática,  buena onda, hasta me dio su número telefónico.   

  Nuestro conocimiento de Berlín lo completamos, con Mariana, recorriendo calles (la Avda. K.Marx y otras), llegando a la Estación, al Muro nuevamente, a la Isla de Museos, subiendo al observatorio de la Torre de Televisión -Fernsehturm- a 203,68 metros de altura, aunque la construcción en total mide 368, navegando por el Spree en una embarcación turística (que mi amiga me ofreció como regalo de cumpleaños, ¡linda ella!) durante una hora (hermoso recorrido desde otra perspectiva, tranquilo y con una temperatura ideal, cielos despejados). Ello nos permitió  comprobar la enorme cantidad de puentes (más  que en Venecia nos dijo el guía Iván) y la increíble belleza de edificios antiguos y modernos.   

   La noche anterior a abandonar Berlín e iniciar el camino de regreso a nuestros hogares, fui hasta la Puerta de Brandeburgo caminando. Fui sola. Mi amiga se sentía rendida. No es peligroso por allá y en muchos de los países europeos caminar al atardecer o de noche. Además, hay bastante gente en las calles. Mi objetivo era ver iluminado dicho monumento y los otros que estaban en el camino. Mi propósito se cumplió a la perfección, con la ventaja de, al fin, encontrar la bandera de Alemania para mi colección y de completar 25 kms. de caminata ese día, aunque mi mayor marca en este viaje fue 28 k.en Vilnius.   
    Casi me olvido de nuestra visita al Restaurant München, ubicado a unos pasos de nuestro alojamiento. Es un local tradicional alemán, imperdible de visitar y degustar sus platos. Tiene unas dependencias que pueden albergar unos 300 clientes, los que consumen una cantidad de cerveza envidiable y expresan una alegría bulliciosa, que incluso lleva a muchos a subirse a los asientos para corear al conjunto musical que, en vivo, ofrece canciones de diferente tipo. No faltan también los que se contagian con aquella alegría y bailan en compañía o solos, como lo hicieron varias de mis compañeras de viaje.

   Estoy terminando este escrito ya en mi palacio personal, que no es digno de museo pero es el mío,😂. Ha sido un extenso viaje de regreso, pero eso ya lo sabíamos, y una serie de revisiones en las aduanas, cosa que no desconocíamos, más una carrera de locos, literal, por las dependencias del Aeropuerto de Amsterdam, donde hicimos conexión, luego de partir atrasados del Berlín y tener una exhaustiva revisión en los Países Bajos. En fin, suele pasar. Lo importante es que los famosos perritos chilenos no me marcaron esta vez, así que pasé invicta por acá. Quedo en deuda con el resumen que irá un par de días más, antes de que el tráfago cotidiano obnubile mis recuerdos. Hasta pronto.