Dejo establecido desde el inicio que no hablaré en términos personales, tampoco impersonales. Si no es lo uno ni lo otro, a qué amores me referiré se preguntarán. Para poder responder debo pensar en lo que queda entre lo "personal" y lo "impersonal". ¿Habrá términos medios entre este par de antónimos? La verdad es que las palabras no existen en dualidades únicas y contrapuestas solamente. También contamos con vocablos que representan la unión de estos opuestos iniciales en diferentes grados y proporciones, es decir, mezclados o "impuros", si se me permite decirlo, no desde una perspectiva moral, sino lingüística. Todo depende, en todo caso, a qué o a quién apliquemos los adjetivos, además del contexto, a lo que se agrega si lo hacemos usando la acepción en sólo un sentido o contemplamos el lenguaje figurado. Bien, hasta aquí estas divagaciones que pueden turbar vuestro entendimiento. Disculpadme; a veces me entusiasmo con el plano metalingüístico de lo que escribo, que probablemente no sea del gusto de una mayoría.
Hablaré, en síntesis, de amantes y amores inadecuados, pero ficticios, no porque no tengan existencia en nuestra realidad, sino porque aparecen en obras literarias, lo que no obsta encontrar su símil en nuestro mundo o, al contrario, su origen. No quiero hablar de amantes reales, famosos o desconocidos, ni ajenos (porque eso ya sería pelambre) ni propios (los dejaré para mis memorias,😉). Quiero sí establecer que utilizaré la palabra "amantes" en su sentido etimológico más estricto: 'seres que aman' (sin las connotaciones negativas de lo prohibido por las leyes y la sociedad que suele atribuirse a este vocablo).
Tres hombres son los autores de estas tres historias. De los tres ya os he hablado con anterioridad: Roberto Bolaño, chileno; Alberto Moravia, italiano, y Paul Auster, estadounidense. Comienzo...
La pista de hielo de R.Bolaño es una suerte de novela detectivesca muy sui generis. Son tres los personajes, varones, que van intercalándose en el relato de cada capítulo, como si cada narración formara parte de una declaración ante la policía. Uno es un chileno -se dice escritor-, Remo Morán, otro es un mexicano-poeta, Gaspar Heredia, y el tercero, un psicólogo catalán, Enric Rosquelles. Coincidentemente, los tres se transforman en "amantes" en el transcurso de la historia. Remo, divorciado y ya con experiencia, se enamora de una hermosa joven patinadora del lugar (Z se llama el pueblo, cercano a Barcelona) de la que, sin embargo, ignora muchas cosas pues el silencio y el misterio la rodean. Este chileno ha logrado cierto éxito económico en el rubro del comercio. Gaspar, en cambio, vive casi en la inopia. Por intercesión del chileno, consigue un trabajo de vigilante nocturno en un camping, lo que le permite seguir sobreviviendo. Entre todos los usuarios del lugar aparece un par de mujeres, que se gana la vida en la calle, a través del canto de una de ellas. Gaspar comparte con las campistas a ratos, una taza de té, algo de conversación o compañía silenciosa. Cuando desaparecen del camping (adeudaban estadía) las busca incansablemente, especialmente a la joven; se ha enamorado de ella, 😍. Enric es la mano derecha (izquierda más bien) de la alcaldesa de Z. Considera que realizó un excelente trabajo en el Ayuntamiento, que mejoró considerablemente con su gestión todos los ámbitos, éxito que le acarreó numerosos enemigos, señala. Todo iba bien hasta que conoció a Nuria, cuenta en la primera parte del relato.
Lo interesante de esta novela no sólo es el formato narrativo en que los personajes van tomando turnos para su relato, sino que a través de cada intervención, el argumento va desplegándose para llegar a develar el crimen anunciado, del que se sabe que ocurrió desde el comienzo pero del que todo lo demás se ignora (víctima, lugar, modus operandi, victimario), lo cual se va, poco a poco , revelándose en las últimas páginas. Me falta agregar qué tipo de amante es Enric: es de los frustrados. Tiene poder y acceso a recursos, es una persona relevante y profesional, pero su físico no lo acompaña (es gordo y bajo de estatura, 😖). Lo peor es que se enamora de una belleza y está dispuesto a todo por ella.
En La mujer leopardo Alberto Moravia, a través de su protagonista, Lorenzo, nos enfrenta al sentimiento de los celos. Como parte de su trabajo periodístico, Lorenzo debe participar en un viaje a Gabón, África. Su esposa duda en acompañarlo y eso lo desazona. Luego de haber dicho que no lo hará, cambia sorpresivamente de opinión, lo que no alegra a su enamorado esposo, pues ella "se ha dejado convencer" por Colli, dueño del periódico que también es parte del viaje. Desde ese momento (y tal vez un poco antes por opiniones de Nora acerca de su jefe) Lorenzo se ve envuelto en el infierno de los celos, al igual que la esposa de Colli, sin tener la certeza, a pesar de las múltiples situaciones en que se separan del grupo para estar solos, del engaño de su esposa. Pero no actúa como el famoso Otelo de Shakespeare, aunque su mundo se trastoca por completo, viviendo inmerso en una vorágine de angustia, desesperación, incertidumbre y desencanto. Su esposa, "la mujer leopardo" (llamada así por su mirada inasible, incomprensible, vacía de significado), no responde, no afirma ni niega, con una frialdad y lejanía que desespera. Se llega al desenlace, sorpresivo, sin que se aclare si hubo o no infidelidad. Curiosamente es la última novela de Moravia, de publicación póstuma. Es un relato más de este escritor en que lo central es el ser humano, sus sentimientos, emociones -o falta de ellos- y su relación con los demás. Un mundo complejo, donde la felicidad pareciera ser sólo parte del pasado o de un sueño.
Viajes por el Scriptorium de Paul Auster. Un anciano, Mr. Blank despierta en un cuarto sin recordar nada de su vida (ni siquiera sabe si ése es su nombre). Observa que los objetos que hay en el cuarto tienen letreros indicando qué son (como en ese pasaje de Cien años de soledad en que los personajes se vieron atacados por la peste del insomnio), que hay documentos y fotografías en un escritorio y que, al parecer, está encerrado. Lo llaman por teléfono y lo visitan distintos personajes, a los que no reconoce. Varios de ellos se manifiestan molestos y hostiles con él por lo que les ha sucedido, de lo cual -dicen- Mr. Blank es el responsable. A quien sí recuerda levemente es a la mujer que lo atiende (lo asea, lo viste, le lleva su comida), aunque también está consciente de que ella ha sufrido por su culpa. Entre los documentos hay una historia que habla de una guerra civil, de la cual no tiene información y también existe un informe llamado Viajes por el Scriptorium, que contiene su propia historia tal como inicia en el primer capítulo, cuya lectura abandona molesto.
Este relato no es recomendable para alguien que recién comienza a leer a Paul Auster. Va a quedar, sin ninguna duda, con un gran signo de interrogación y sin ánimo para volver a intentarlo. Sucede que el misterio se va develando poco a poco y es a través del nombre de los personajes, más que a través de lo poco que dicen, que uno se va dando cuenta de que el anciano es el alter ego de Auster, quien, en diálogos casi "surrealistas" conversa con diferentes personajes de sus creaciones literarias, quienes al final cobran presencia y voluntad, también venganza, siendo los que mantienen al anciano escritor encerrado en el cuarto, 😘.
En este escrito avancé con lentitud. Debía encontrar el elemento unificador de las lecturas, o inventarlo, como los políticos. Total, la realidad puede crearse, aunque esto sea una sinrazón en sí misma. En el intertanto, leí dos novelas más de Roberto Bolaño y vi dos filmes, entre los muchos visualizados en estos días, que me gustaría destacar. Los filmes los conocía desde hace años, pero me reencontré con ellos, con 22 y 5 años desde su aparición. Me refiero a "Ojos bien cerrados" y "Animales nocturnos". En ambos me volvió a impactar el grado de violencia presente. Sofisticada y cruelísima en la primera película 🎥 , salvaje y aplastante en la segunda. En ambas historias, el individuo está y se siente inerme, no tiene nada qué hacer frente a la fuerza del grupo o colectivo, que impone sus reglas sin asco y sin otra motivación que el propio goce del ejercicio de la violencia. No pretendo hacer crítica de cine, no soy una entendida en este quehacer humano, pero menciono estas obras porque, como casi todo el arte y la vida, están cruzadas por el mismo tema, el amor, en oposición al placer, puro y duro. Dentro de todo me llevé una grata sorpresa. Ignoraba que el tema musical con el que comienza el primer filme es una composición que me encanta y he escuchado muchas veces sin saber que se llamaba Jazz Suite N°2 y que su autor es Dimitri Shostakóvich. Una belleza musical.
Los nuevos relatos leídos de Bolaño son Estrella distante y Amuleto, muy interesantes y atractivos de leer, en los cuales Chile, México y España vuelven a aparecer como escenarios, al mismo tiempo que la vida bohemia de poetas y escritores de tono menor es similar aunque el espacio geográfico sea distinto. Pareciera que la Poesía, transformada en personaje (discúlpeseme la blasfemia), dijera: "allí donde dos o más se reúnen en mi nombre" siempre habrá anhelos insatisfechos, egos superlativos, amistad sincera, envidia subterránea y otras pasiones no tan poéticas. Son historias de amores y desarraigos, de vidas vividas al límite, inacabadas, incompletas, desarrollándose entre la incertidumbre de la caída y la certeza lejana del éxito. Casi como toda vida, en verdad, ni más ni menos.
Antes de finalizar, salí a cazar una imagen: la de Roberto Bolaño, pintada en parte de la muralla exterior del local El Aleph Sur Libros de calle Cuevas. Consideré que era la ideal para acompañar este escrito. Hasta pronto.