sábado, 12 de junio de 2021

Años...

    

    Los años pasan, dicen. No me queda otra que confirmarlo, pasan... efectivamente.¡Para qué decir los días! Ésos, vuelan, para una mayoría; para otros, se estiran como un gato😽 con flojera. Cumplir años cuando ya se está en el tiempo de los descuentos es casi un trauma o una situación límite, 😓. No puede uno entender cómo se han ido acumulando si uno sigue sintiéndose joven, lozana, dinámica, especialmente si sólo se mira de vez en cuando al espejo, 😃. En mi caso, cada vez que me observo en ese aparato veo a una cuasi- desconocida: no me resulta fácil reconocerme a primera vista. Por eso es más "traumático" asumir que el tiempo suma y no resta en estas circunstancias.  

   Celebrar (si es que a estas alturas cupiera celebrar algo)... ¿Celebrar qué? : ¿que sigues viva?, ¿que parece que le estás ganando a esta pandemia (toco madera por si acaso)?, ¿que a pesar de los años físicos actuales, al parecer, te quedan varios por delante?, ¿que si bien trabajaste unos años luego de "jubilarte" fue más porque quisiste que por necesidad?, ¿que, aparte de los achaques habituales de todo ser humano  vivo y consciente, no tienes casi nada de qué dolerte (en lo biológico se entiende) 

   ¡Claro que sí hay que celebrar todo esto y también un año más de nacimiento, aunque pueda tener un regusto amargo, que sólo se pasa cuando la familia y los amigos se acuerdan de ti. Si a ello le agregas la grata compañía de una o más personas, el día adquiere connotaciones especiales. Se transforma en vida y presente y no en meros recuerdos de lo que ya no puede ser. Que conste que no estoy en contra de los recuerdos, ni tampoco son una desagradecida de la vida (menos, amargada). Los hay hermosos, únicos, emotivos, alegres y divertidos, pero también existen los teñidos de añoranza irremediable. Y una vez que uno empieza a recorrer los caminos del pasado más de alguna tristeza aprieta el corazón.  

  A propósito de 'años', debo decir que éste ha ido adquiriendo un tinte diferente para mí, no sólo porque esta nueva normalidad ya la tengo asumida y, porque, lo quiera o no, hay más esperanza (a la vacuna le cabe un importante rol en ello). También porque he ido desarrollando una veta interesante en mi vida cotidiana, que hasta para mí ha sido una sorpresa. Mi aumento de interés en el arte culinario ha traído mayor variedad y colorido a mi mesa y, por añadidura, la convicción de que el aprendizaje nunca acaba si uno tiene la mente abierta y las ganas de aprender.    

   Esta práctica  in situ ha sido todo un desafío, con un 90 por ciento de éxito, diría  yo. Hay un producto, de los que he elaborado, que aún no me ha resultado como debiera. Deberé seguir intentando, sin exagerar eso sí, para no contribuir a aumentar la cantidad de "rollos" que tengo ya desde hace años en mi esbelto cuerpo. Me refiero a los postres,🍨🍨🍨.  Ricos  han quedado, pero aún es imposible darle la vuelta, literalmente hablando, sin que terminen cuasi desarmados y despatarrados y, por ende, muy poco atractivos a la mirada, 😂. En cambio, en los tipos de pan, de mermeladas, de platos asiáticos y de otras  delicatessen no me puedo quejar.    

   No todo lo anterior ha sido gratis. Nada es gratis en estos tiempos, habría que agregar, salvo el cariño verdadero de los familiares (los que te quieren, claro, 😅) y de unas pocas personas a las que puedes llamar amigas. Me fui para otro lado, para variar, 😉.  Mis tiempos de lectura y escritura, por tanto, se han visto reducidos, lo que no dejo de lamentar, pero quid pro quo ('una cosa por otra'). Esto me hace menos sedentaria y cada día -o muchos de ellos- tiene su afán y un proyecto culinario en vista. También el costo se ha visto reflejado en mi bolsillo, pero gustosa, debo decir, he invertido en moldes, pesa, reloj cocinero, espátulas, cucharas de medida y la serie de ingredientes novedosos que he incorporado en mi despensa: colorantes vegetales, gelatinas con y sin sabor, leches evaporadas, condensadas, cremas, diversos tipos de harina, salsas sazonadoras, etc. Mi cocina no ha crecido en espacio pero ha aumentado en aromas, saborizantes e ingredientes inhabituales. Y lo mejor de todo es que lo disfruto.

    Los años también pasan en la familia y dejan su huella. Los Álvarez Saldaña ya no nos "cocemos al primer hervor", jajaja. Algunos "retoños" tampoco. Los pequeñitos ya han dejado la primera infancia, mientras la vida y obra de nuestros seres queridos que ya partieron se sigue alejando en el tiempo. A pesar de eso, con mi hermano Ernesto hemos encontrado la manera de seguir teniéndolos presentes en cada uno de nuestros contactos telefónicos, recordando situaciones específicas, dichos y expresiones, que los mantienen actuales y vigentes, y que nos alegran el momento compartido. 

   Seguirán pasando los años agregando arrugas en la piel. Ojalá no sea en el alma. El ánimo está dispuesto aunque rezongue más de una vez frente a mi espejo-no-mágico. Cruzo los dedos para que todo sea plácido, aunque no aburrido. Y si el futuro prepara alguna sorpresa poco grata, habrá que seguir acumulando energías y calorías, 😂, para estar preparada.  

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