...no es primera vez que veo nevar. Si bien, por el clima templado que disfruto merced al lugar en que vivo, en estos últimos años he visto nevar sólo dos veces y más que nieve era agua nieve. A eso, podría agregar un par de veces más en el resto de mi vida. Por ello, en poco más de un mes, llegar a dos ciudades y ver sus calles y alrededores completamente nevados ha sido una experiencia distinta. Claro que lo de Salamanca fue casi nada si comparo la experiencia de estos momentos, en que voy viajando a Cáceres y lo único que no es blanco es la carretera. Todo lo que nos rodea está absolutamente nevado y el cielo hace juego con la superficie... Me produce un efecto de irrealidad impresionante. Quisiera dejarlo plasmado en imágenes pero la velocidad impide una fotografía fidedigna. ¡Una lástima! Claro que resulta cómodo ver este paisaje desde la comodidad y temperatura de un asiento de bus. Son las ventajas de estar de paso. ¡¡Por suerte!!
...estoy sentada en un banco de la Plaza frente al Anfiteatro Romano y la Alcazaba, vista sin duda privilegiada. Descanso... Raro en este viaje, pero lo hago. Mientras escribo, escuchó a un guitarrista que toca a unos metros de aquí, delante de la pirámide de vidrio que protege los vestigios de unas fosas donde se elaboraba una salsa que para los romanos era lo máximo (preparada con las vísceras de pescados en fermentación, ¡guácala!): garum.
Me mantengo en el asiento que he encontrado, descansando y haciendo tiempo, pues quiero asistir a un espectáculo flamenco que a las 19 horas presentan cerca. Pero a la bella música, acompañan gritos de niños, pues al lado hay un buen grupo con sus padres. ¡¡Ojalá se vayan pronto!! (jajajaja).
La tarde se ha nublado, a pesar de que el día se anunciaba tanto o más caluroso que ayer. En todo caso, como hasta las 13 horas estuvo veraniego, tanto que yo andaba con parca y polerón de adornos. Por ello, al pasear por la playa la Malagueta y luego por el Muelle Luna, mis deseos latentes de saborear un helado decidieron decir... ¡basta! Así que, cual turista adinerada, pasé a comprar un rico helado de nueces y frutos del bosque a un local top y me instalé, morosamente, a disfrutarlo, en la top terraza del local. Me tomé todo mi tiempo, pues ya llevaba más de dos horas caminando.
Málaga es sin duda la ciudad de los Museos. Contabilicé 31 en la guía turística y creo que se han quedado cortos, porque he visto algunos que no aparecen. Sólo visité uno esta vez: el de Pablo Ruiz Picasso. Lo que me interesaba ver lo hice ayer, principalmente, así que hoy, como no me interesa vitrinear, me estoy dando este tiempo de relax, que no me había dado desde mis viajes por Chile.
No puedo decir que he visto todo, porque es una ciudad grande y tiene un equipamiento arquitectónico a orillas del mar espectacular. Sólo vi una parte, porque seguir dando la vuelta por la Bahía habría significado quedar derrengada. Realmente, más que ciudad histórica, es una ciudad moderna, actual, viva, de verano, playa y vida social intensa.
Y, sin embargo, es antigua como el hilo negro y con una importancia estratégica fenomenal, precisamente por su vocación marítima. Los fenicios, los romanos, los visigodos, los musulmanes le asignaron la importancia habida.
Hoy es una ciudad eminentemente turística, que tiene para todos los bolsillos, especialmente el abultado, que quiere pasarlo bien, compartiendo tapas, mojitos, cerveza y de un cuanto hay existente en los innumerables restaurantes, taperías, bares, cafés, teterías, etc.
... impresionante la cantidad de turistas en esta época del año. Creo que, junto con Madrid, ha sido la ciudad más populosa encontrada en este viaje. Había turnos para visitar La Alhambra, por ejemplo. La cantidad de asiáticos en la Alhambra así como en la ciudad era de consideración. Poco grato resultó, al menos en este lugar icónico, tener que luchar con las selfies por doquier. Hasta para tomar fotografías había que hacer cola. No obstante, valió la pena. Me queda, eso sí, la siguiente duda: ¿cómo será en periodo estival?¡¡!! En esa época del año habrá que incluir, no me cabe duda, una gran dosis de paciencia también.
Fue precisamente en Granada que tuve una experiencia extrema en el momento de almorzar. Buscando, buscando, algún buen precio y lugar, me detuve en una callejuela cerca de Plaza Nueva. El local estaba lleno (pero todos estaban completos a esa hora) y era de buen nivel. Un hombre, que resultó ser el dueño o jefe, que estaba afuera, me indicó por dónde ingresar y luego me pidió que esperara mientras se desocupaba una mesa-barril. Son típicas de acá para instalarse a tomar unos tragos con algo de acompañamiento. Pronto quedó libre y me vi en la tarea de encaramarme en una de esas sillas altas, especiales para dicha mesa o una barra. La oferta de almuerzo estuvo bastante buena para el precio, pero la bullanguería era atroz (jajaja). Por suerte estaba en una esquina, algo protegida de los demás clientes que me rodeaban. Había cerca un grupo, inicialmente de tres, que luego se transformó en seis, que transmitía para todo el bar, que, en todo caso, no era muy grande. A ratos, uno de ellos, gritaba, cantaba, hablaba con alguien de afuera, con un complejo de florero galopante. Estaba terminando mi ensalada vegetariana (muy rica y bien presentada) cuando llegó un grupo mixto de seis personas. Se ubicaron a mi alrededor, pues no había otro espacio. Pronto estuvieron ocupando parte de "mi" barril, lo que no me provocó rechazo, por suerte. La desgracia del poco espacio había que compartirla.
Con tanto público, mi almuerzo terminó demorando más de lo acostumbrado, porque la garzona debía multiplicarse. Al fin quedé algo más holgada cuando mis vecinos se fueron, agradeciendo el porcentaje de barril. Antes de irme, vi un desorden afuera, que repercutió en el joven-florero: era un par de varones, nada de agraciados, un poco entrados en carne, que andaban disfrazados con tutús y otras prendas femeninas aunque no se veían afeminados. Se veían grotescos y grotesca fue la actitud de los clientes del bar para con ellos. Les invitaron a un trago, le pedían que se bajen los pantalones y uno de ellos hacía el ademán correspondiente. Muy burdo todo y eran recién las 15 horas de un sábado, en las callejuelas cercanas a la Plaza Nueva. Aquello completó el panorama que me he hecho de un sector de la sociedad española (compuesta de jóvenes, adultos y mayores), con unas costumbres muy relajadas y una moral ídem; que beben y fuman mucho, que gustan de una vida social pública, grupal, bulliciosa, frívola y con estos toques de chabacanería evidentes.
En CARTAGENA:
...ya abandonaba la ciudad con una gran sensación de decepción frente al descuido y suciedad de una buena parte de la urbe, ante el cuidado incipiente y poco esmerado de su patrimonio histórico, agregando a ello los inconvenientes en el alojamiento (el más caro de los 25 a la fecha) y al hecho que ayer lunes todos los Museos y Centros de Interpretación estaban cerrados.
La hora de mi "billete" a la próxima ciudad sólo me daba un margen de unos 45 minutos para visitar sólo "un" lugar. Elegí las Murallas Púnicas y aún me congratulo de mi elección. ¡No podía haber sido la mejor! Todo lo romano ya lo he visto en otros lados y aunque cada vestigio es único y trascendental en sí mismo y en su aporte a la reconstrucción de la Historia, éste es el único lugar del que tenía noticia de la presencia relevante de los Cartagineses. ¡Y vaya que sí! Faltaban 5 minutos para la apertura de las puertas y yo ya estaba esperando, con mis maletas a cuestas, por las que no me presentaron inconvenientes y las dejé por ahí instaladas mientras yo disfrutaba de mi visita. El vídeo inicial ya me confirmó mi acierto. Todo lo que sabía gracias a la lectura de una trilogía de Santiago Posteguillo era histórico: la dinastía Barca en la Península Ibérica, la importancia estratégica de Qar Qadast (Cartago Nova posteriormente, Cartagena en la actualidad) en el dominio cartaginés en parte de Iberia, la muerte de Amílcar y la sucesión por parte su yerno Asdrúbal, la creación y fortificación de la ciudad, el ascenso de Aníbal ante la muerte de Asdrúbal (apodado "El Bello", seguramente para diferenciarlo de uno de los hermanos de Aníbal, del mismo nombre, pero no con similares atributos), la partida del ejército cartaginés a la península Itálica vía Los Alpes, con elefantes incluidos, la caída de la inexpugnable Qart-Hadast en manos de los romanos, bajo el liderazgo del joven general Publio Cornelio Escipión, que, a futuro, sería la bestia negra de Aníbal en territorios africanos.
Encontrar allí mismo, bajo mis pies, vestigios de la muralla que rodeó la ciudad en tiempos de Asdrúbal (siglo III a. C.), reconocer los detalles que el vídeo explica de su estructura, resultó emocionante.
También lo fue encontrar los vestigios de la Cripta de la Ermita de San José, que se construyó en el mismo lugar, muchos siglos después, sobre todo si se observaba en algunos compartimentos restos óseos humanos y una calavera (que probablemente sean réplicas). Y de nuevo debí superar el miedo casi cerval de caminar sobre vidrio, lo único que me separaba de caer sobre las ruinas...de la historia cartaginesa en la Península Ibérica. Fue un visita emocionante y adrenalínica, que me reconcilió con Cartagena..
También lo fue encontrar los vestigios de la Cripta de la Ermita de San José, que se construyó en el mismo lugar, muchos siglos después, sobre todo si se observaba en algunos compartimentos restos óseos humanos y una calavera (que probablemente sean réplicas). Y de nuevo debí superar el miedo casi cerval de caminar sobre vidrio, lo único que me separaba de caer sobre las ruinas...de la historia cartaginesa en la Península Ibérica. Fue un visita emocionante y adrenalínica, que me reconcilió con Cartagena..
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