Creo que es necesario que continúe escribiendo. Para mí y para la Humanidad toda. Sin duda (jajaja). Tal vez sea la única huella que permanezca de mí luego de bajar a la tierra. Porque, como dice muy bien Juan Ramón Jiménez, "se morirán aquellos que me amaron" (los que queden, que seguro no serán muchos después de mí, aclaro), por lo que con esas muertes también el recuerdo de lo que fui irá muriendo cada día.
Que conste que no estoy fúnebre para nada. Sucede que las verdades irrefutables... (toda verdad sólo por el hecho de serlo es irrefutable, ¿cierto? Entonces, ¿por qué agregué este calificativo? Seguro que porque la palabra no deja de "sonar" bonita, jajaja, misteriosa, con un aire filosófico). ¡En fin..! Decía que estas ideas no deben ser consideradas funestas, tristes ni depresivas. Tampoco, pretenden adquirir un categoría premonitoria. Simplemente que, al asumir estas verdades debiéramos irnos preparando ante aquello que "es" o "vendrá" indefectiblemente, lo quiera uno o no.
Claro que no todas las verdades que nos parecen irrebatibles resisten la "prueba de la blancura". Recién la semana pasada, un grupo de colegas de Matemáticas, echaron estrepitosamente abajo un axioma casi religioso. Me explico. "No siempre 2+2 es = a 4", dijeron cuando otro docente adujo esta máxima para reafirmar algo que estaba diciendo. El "cri-cri" se hizo casi sólido en la SS.PP. (Sala de Profesores). Luego, se alzaron las voces : ¡¿Cómo que 2+2 no siempre es 4!? ¡¡Así es!!, dijeron al unísono, agregando que "según el vector no-sé-de-qué-tipo y bla bla blá..." , podía también ser "1". ¡¡Plop!!
Así es como los absolutos van siendo sustituidos por los relativos y ya la Tierra no es plana sino redonda (perdón, achatada en sus polos), la misma Srta. ya no es centro sino una más de las giran en torno al Sol y los ángeles mencionados en la Biblia es probable que hayan sido extraterrestres.
En unas semanas, tal vez nos enteremos que Nicolás Maduro tiene tatuado el número de la Bestia en alguna parte de su humanidad (¿humanidad?) o que Obama era un "agente del destino". Las verdades, en este tiempo de la Modernidad y del Conocimiento, parecen ser un artefacto tecnológico más, víctima de la obsolescencia actual.
A pesar del impacto y los profundos cismas provocados por estos tremendos cambios de paradigma, hay verdades que están más allá de cualquier ecuación o cálculo vectorial y siguen incólumes: el surgimiento y desarrollo de la vida, el transcurso del tiempo y la muerte (a grosso modo). Todo ello es parte de nuestro fatum (designio o sino fatal) que, como buenos herederos de la cultura clásica, debiéramos asumirlo con dignidad y calma.
Sin embargo, ahí estamos, siempre rebeldes, inconformes, tratando de hacerle una que otra finta o cachaña al reloj (ojalá de arena o de agua, para respetar su origen) que va, lento pero sin pausa, marcando con cada grano o gota nuestra vida ...
Así que frente a este escenario esbozado ya desde tiempos inmemoriales, sólo con pequeñas variantes en cada una de nuestras existencias, he decidido seguir garrapateando ideas, inquietudes, preguntas retóricas, aunque no sean más que un par de gotas de lluvia en el desierto o un S.O.S. en el Ártico. ¡No importa! Al igual que Walt Whitman, "Emitiré mis alaridos por los techos de este mundo" aunque sólo consiga quedarme afónica. Al menos, no me quedaré en el intento... En todo caso, tengo limones y miel a manos, por si acaso, jajaja.
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