Mientras estoy sentada o apoltronada en el sillón tipo mecedora, aprovechando el grato y cálido aire de mediodía, que sin ser caluroso ni frío, me mantiene en el justo medio de lo agradable, con suaves rachas de brisa (dije "suaves" aunque al escribir "rachas" pudiera parecer que son violentas, pero no es así, son suaves; queda claro, ¿no?). A propósito de ello, como todo calza, estoy leyendo la novela de Haruki, llamada Escucha la voz del viento.
Llega hasta el quinto piso el sonido de la vida cotidiana. Debe ser porque a esta altura del espacio también hay vida (jajaja). Escucho sin ver, lo que resulta un ejercicio altamente interesante. Eso de tener que separar los sonidos, discriminar, reconocer los que ya conoces, descartando los que no te "suenan" (jajaja) entretiene y es un desafío. Escucho a alguien que barre el pavimento, seguramente allá abajo (jajaja, qué obvio, claro que debe ser "abajo", pues a esta altura, sólo hay un "abajo" que es la superficie a nivel del primer piso ) ¡Uff, debo escapar de los rayos del sol de mediodía! (hablo del sol "real", de este sol que nos alumbra y calienta, no de aquel que produce "Sombras al mediodía" en el libro de Jodorowski). Éste se va moviendo (el sol, no Jodorowski).... pardón, la Tierra se va moviendo (el Sol también debe moverse, creo yo, claro que como uno no lo puede mirar muy de frente, es difícil descubrir su movimiento) y los rayos que antes entibiaban ahora me calientan demasiado y van cayendo casi en picada sobre mi cabeza y con la cabeza asoleada o caliente, uno difícilmente puede hacer algo que valga la pena. ¡Humm!
Sigo escuchando... Hay actividad en la Plaza (jajaja, no es propaganda de un Mall capitalino, me salió así no más). Una Expo de Emprendimiento. Ayer la fui a ver. Lo habitual, nada extraordinario. Siempre me hace ilusión ir a esos lugares, me gusta visitar Ferias, pero a veces cansa, cuando lo que ofrecen no es novedoso..., es más de lo mismo, que he visto en numerosas ciudades. El locutor, una voz muy grata, de persona experimentada, anuncia la llegada de un Chef que cocinará para todo el público que quiera acercarse... Me gusta el tema pero me da flojera acercarme.
En estos días, he estado como flotando en el espacio, no producto del consumo de algún fármaco legal o ilegal, ni por algún líquido espirituoso, tampoco por la ansiedad y la duda acerca de algo específico y relevante, sino por un acto elusivo. ¡Sí! Debo reconocerlo. He estado eludiendo una tarea o misión importantísima, que ya inicié pero que no he continuado. Y no es que no sea capaz. No se trata de eso. Es que sé que será muy dolorosa y como ser humano normal que soy (aunque claramente superior a muchos, jajaja) estoy soslayando,... no, más bien, estoy postergando el trance.
El fin de semana anterior, que lo pasé en Santiago, tuve la clara conciencia de que debía hacer algo; ella me lo estaba pidiendo. Lo supe con certeza y claridad. ¿Cómo puedes saber algo así?, pensarán ustedes. No hay lógica de por medio, no puedo explicarlo a través de la razón, simplemente puedo decir que sentí que ella quería que ... relatara lo que le sucedió, que me ponga en su lugar y que lo cuente como un testimonio en primera persona.
En teoría puedo hacerlo, cuento con todos los antecedentes o casi todos del Femicidio N° 35 del año 2011, no físicamente, sino en el recuerdo. Escuché todas las declaraciones de los testigos en el momento del Juicio, así como supe de forma directa lo ocurrido sólo unas horas después por boca de algunas personas que vivían o trabajaban en el edificio, vi el estado en que estaba el depto., escuché los Informes de los Peritos, vi las imágenes de las cámaras externas e internas del edificio ...Con todo ello, más lo compartido con sus amigos más cercanos y los contactos que tuve con ella durante esa semana y unas horas antes del hecho, sé que puedo armar un relato bastante fidedigno. Sólo me falta el por qué de parte del hechor, que nunca quiso reconocer nada...No obstante, con las evidencias descubiertas más todo lo anterior, tengo el puzzle resuelto. Es posible que algún día logre averiguar la razón de boca del autor...Por el momento, ese trago amargo aún no es conveniente ni siquiera intentar ingerirlo.
El vivir sola(o) tiene sus ventajas. Me ha permitido conocerme más, darme tiempo para analizar mis actos conscientes y los no tanto, también los fallidos, cuando los descubro. Me doy el tiempo ("es justo y necesario", jajaja) para buscar las causas de mis parálisis, aunque sean momentáneas, de mis dudas, inquietudes, de mis reticencias, descontentos ...o aburrimiento. Es necesario, para salir de esos estados, que no son gratos. Por ello, este último par de días le había estado dando vueltas a la razón de la sinrazón y la descubrí. Tampoco había podido escribir otra cosa. ¡Obvio! ¡Estaba atascada!
¡Lo haré!, aunque no para publicarlo en este medio; tiene otro fin y destinatario. Yo sólo seré la herramienta, lo tengo claro.
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Finalmente bajé hasta la Feria a ver el acto gastronómico. Lo que me interesaba era aprender a cocinar la quínoa, de la cual tengo hace dos años un paquete sin abrir que compré en Arica. Llegué tarde: la quínoa ya estaba en la etapa de terminar su cocción cuando llegué, pero algo más alcancé a ver. Escuché más que vi cómo preparaban unos aliños con miel como producto central. Nunca he hecho la prueba así que mañana, aprovechando que tengo más tiempo para cocinar, experimentaré. Ya veremos lo que resulta.
Escucho... escucho..., por intermedio de los parlantes dispuestos en la feria, una canción de Los Vásquez (¡Claro!, es un evento de Mujeres Emprendedoras!) ... Escucho los gorjeos de una aves, muy cerca. Deben ser unos pajarillos que tienen en un par de jaulas en el edificio del frente, apenas a unos metros de distancia. También llega hasta a mí el sonido de los vehículos que pasan por la calle Cuevas, a unos 70 metros. Capto, además, sonido de agua, agua que cae por los ductos de evacuación de los balcones y que al caer sobre el pavimento de la cornisa, crean su propia música.
Así que, al fin enfrento un día diáfano, literal y figuradamente. Luego de leer un poco a Haruki, me dedicaré a la tarea pendiente. Ya ha sido suficiente con la lectura subliteraria de estos días y las películas repetidas de la TV, excusas válidas, pero excusas al fin y al cabo. Es hora de emprender el viaje de una vez por todas. Sólo espero llegar a salvo al otro lado del túnel.
No me asiste un propósito enfermizo, un masoquismo exacerbado ni una maniática fijación. El dolor ha ido remitiendo, como todos los dolores. No en vano han pasado cuatro años. Son acciones que le dan algo de sentido a lo sucedido. Miro a mi alrededor buscando la expresión exacta... y allí está ella, mi amiga, la hormiga. Me sonríe desde lo alto del mueble. Me acerco a ella, le quito el polvo que la cubre ...y también le sonrío. Amiga mía, sigamos adelante, le digo.