jueves, 21 de julio de 2016

Volver a empezar...

       Mientras Mickel comienza a recorrer la modesta vivienda de su amigo y piensa  en  la  que  ya no es más su hogar, en todo  lo  que  se vio obligado a dejar  en  el  pasado  y  en  el nuevo  comienzo  que  se  inicia  con  su  salida  de la cárcel, invaden    sorpresivamente    mi    conciencia   los   sueños recurrentes   de   numerosas   noches   de   mi   vida :   el encontrarme, una  y  otra vez, en alguna casa, departamento o espacio nuevo de vida, distintos  a  lo  existente en la vida real.  Y,  de  pronto, la chispa se enciende ¿Significarán  el  deseo   no   expresado   conscientemente   de   un   nuevo comienzo?   ¿El  abandono  -y  olvido-  de  los  momentos aciagos? Si así fuera -y tal vez no esté muy lejos de aquello- Freud,   seguro,   debe   estar   revolviéndose  en  su  tumba (jajaja).  No  debe  gustarle  para  nada  que  mis  sueños no tengan  un  lado  pecaminoso.  Y  si  no  es  Freud,  puede molestarle a alguno de sus discípulos  u otro "especialista" y "adivinador" de sueños, pesadillas y de  todo  lo que puebla nuestro mundo subconsciente. 

   El día languidece, la noche ya se ha dejado caer. Jueves. Sentada en la mecedora de la terraza que logré ingresar al living, ahora escribo. Recién leía las páginas de una novela que comencé anoche: Antes y después de odiarte. Sólo llevo la décima  parte de su contenido. No es ninguna maravilla, pero parece entretenida y "livianita".  Dan deseos de seguir adelante, para averiguar lo ocurrido y lo que ocurrirá  en ese nuevo comienzo.  Son las lecturas intermedias que me permito (jajaja), luego de mantener mi atención en otras de mayor profundidad. 
    El lunes terminé de leer el segundo volumen de Los Pilares de la Tierra, Un mundo sin Fin, obra completa que ocupó tres semanas de mi poco tiempo libre que atesoro. Me encantó. Sus páginas me llevaron por los peligrosos caminos de los burgos medievales, donde entré en contacto con la pobreza, la injusticia, la casi esclavitud de los campesinos, a merced de poderosos señores feudales que disponían de sus vidas y de su honor, mientras la Monarquía e Iglesia eran avales de todos los atropellos y delitos habidos y por haber en aras del estatus quo del poder político y "espiritual" de su tiempo.  Un mundo diezmado por esas "enfermedades" humanas, así como por la peste negra, que, a manera de Apocalipsis,  invadió  Europa en el siglo XIV. Ha resultado otra interesante forma de "recorrer" diversos lugares y épocas, sin los riesgos  de los itinerarios físicos, aunque menos vívidos.
   Como el vicio me consume, inmediatamente me sumergí en otra novela,  que resultó ser un thriller muy bien narrado, llamado Camille, que terminé ayer en la noche. 
   Ahora estoy aquí, haciendo un breve alto en el seguimiento de vidas de papel (¡upps, de veras que ya casi no se usa en este bello oficio!) y de palabras, mientras escucho la música que el equipo se digna ofrecerme y llega hasta mí la vida humana que se desplaza por las calles que rodean el palacio.
 En estos días, el clima se ha ido entibiando. Hoy estuvo despejado, mientras el amanecer mostró una visión  adelantada de fin de mundo. ¡Casi se veían las llamas, como se muestra en la imagen! 
   En esta tarde de asueto semanal, no pude darme al ocio productivo como hubiera querido, por culpa de mi karma. Desde  hace tres semanas estoy yendo a visitar a un hombre (jajaja): ¡al Dentista! De nuevo, un diente  decidió abandonar el barco. Lo único rescatable de aquello fue que el colmillo resultó ser reincidente, es decir, no fue "otro más".  Claro que igual, hay que reemplazar al fugado. Así como voy, terminaré comiendo papillas (jajaja). Bien dicen que los viejitos terminan siendo niños...
- Pero, amiga, ¡a usted le falta mucho para eso!
- ¡Tan amorosa! ¡Me levanta el ánimo!
- ¡Para eso estamos los amigos pues! De otra manera, no merecerían dicho honor...
- ¡Muy cierto!
   19,30 horas. Las Musas ya han terminado su labor. Yo, voy por lo mismo en esta pantalla amiga. Me ha dado hambre y, luego de alimentar el cuerpo, quiero seguir devorando páginas virtuales, junto a un exquisito café granulado y liofilizado. No es Juan Valdez pero se le parece. La sandiwchera me hará más fácil la tarea. Ya se ha transformado en una mala costumbre cotidiana.
Luego, aminoraré su efecto con una fruta, a las que debo volver a incluir en la dieta. Ya no hace tanto frío así que no hay excusa. Hace un par de horas degusté la última y exquisita granada que me quedaba. Luego, le tocará el turno a una naranja. Mi  bello organismo lo agradecerá sin duda. ¡Adiós, papas fritas, altas en grasas saturadas y en sodio! ¡Hasta siempre, chocolates, altos en azúcar y en todo lo demás! ¡Bienvenidas, frutas y verduras! ¡La primavera viene en camino! Debemos prepararnos para el encuentro...
  

2 comentarios:

  1. Al fin me hace caso con la dieta.Si come menos mas le van a durar los dientes.

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    1. No se trata de "hacerle caso", amigo mío. YO hago lo que quiero y se me antoja a mí, jajaja. Hace mucho tiempo que tengo en mi dieta las frutas y las verduras y usted lo sabe, si es que no le falla la memoria. Hasta pronto.

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