viernes, 30 de septiembre de 2022

Septiembre 30...

   

   1313 es el número de habitación que me tocó. Por suerte no soy supersticiosa (toco madera, 😁). Estoy aquí, aprovechando el tiempo en leer (poco me duró porque me dio sueño) y en escribir .  La habitación está  algo calurosa. Me levanto y busco la existencia de algún ventilador o enfriador de aire. Encuentro una pantallita en la pared y veo que está marcando 30 grados ¡Con razón tenía algo de calor! Sé que no soy experta en el rubro, pero creo que logré que funcionara. Disminuí a 20 grados. Algo suena que antes no, así que debe ser aquello. En todo caso, la sugestión ayuda, 😂.  

   Salí de palacio pasadas las 12 horas, para ir con tiempo al Terminal Turbus a tomar la máquina que salía a las 13 horas. Aproveché, en el intertanto, mandar mensajes, hacer una llamada, enviar un correo, escuchar unos wssp y decir adiós a la familia. Llegó la hora, pasaron los minutos y nada con el bus. Sólo cuando fui a preguntar obtuve una respuesta: suspendido ese horario, había que esperar a las 13,30 hrs. ¡Vaya respeto con los pasajeros! En fin, así no más están las cosas. Llegué a primer destino después de las 15 horas. En el Terminal de Santiago, luego de unos minutos, me ubicó el encargado de la empresa que iba a "recogernos" y nos pusimos a esperar a otra integrante del Tour, originaria de Linares, cuyo bus también venía atrasado. Ya eran las 16 hrs. Llegada la viajera atrasada nos subimos en unos cuantos minutos a un uber que nos condujo al Hotel Plaza el Bosque, ubicado en el Golf. No fue un viaje muy rápido pues el tránsito en día viernes es menos que óptimo.  

   Llegamos al hotel y a la fila para esperar que nos registren (check in) y nos entreguen la llave. A mí, como ya lo señalé, me tocó un número de terror (suerte que aún estamos en septiembre). Logré ubicar la habitación y aunque mi compañera de viaje había dejado su equipaje en la habitación, no encontré ni rastro de ella. Ojalá no haya sido abducida. Capaz que esté en la misma habitación pero en otra dimensión temporal, miren que cosas de ésas pasan en los pisos número 13. Me he quedado descansando pero con un hambre que ni les cuento. La cena que se nos ofrecerá a las 20,30 hrs. es gentileza de la empresa y el desayuno de mañana nos corresponde por el pago de la habitación (que solventa la empresa también), pero si hubiera querido almorzar habría tenido que pagar de mi bolsillo. Sin embargo, ya llegué fuera de horario, lo que resulta conveniente, en todo caso, para bajar un par de gramos más que sea, 😁.  Seguro que los recuperaré sin gran esfuerzo en el resto del viaje.

   ¡Apareció mi compañera de habitación! La explicación no era parte de ningún misterio. Es oriunda de Arica. Yo, gracias a mis brillantes dotes de detective, ya había supuesto que era de la zona norte. Su gran maleta tenía etiqueta de viaje en avión y el apellido es nortino -no es Mamani, porsiaca-. ¡Bingo! Acerté. Conversamos un poquito solamente, pues andaba en trámites del arreglo de su celular que se botó a "choro" y se le desconfiguró y le pide un pin que ella ya ni recuerda. Mala cosa cuando estos artilugios que tanto nos gustan, nos hacen la vida más fácil y nos entretienen, se ponen más porfiados que una mula. 

   ¡Uff! Ya queda menos para la cena  -2,15 horas, no más-. Antes tendremos una reunión así que es menos el tiempo de espera. Intentaré leer otro rato sin que me dé sueño. La habitación está más fresca. Tomé agua de la llave pero está asquerosamente tibia. Me acerqué al frigobar dispuesta a hacer un gasto ante la necesidad, pero está cerrado, con llave. Casi lo desarmé tratando de abrirlo pero fue inútil.  ¡Paciencia! De sed no puedo morirme, 😁.  

   Ya casi es hora de acostarse. Todo bien : la reunión sin problemas, ya establecí contacto con 5 compañeras de viaje, claro que no me acuerdo de todos los nombres, pero mañana estará todo sabido. La cena estuvo muy buena: ceviche, carne mechada con pastel de papa y unas hojitas de berro, cocacola helada y un postre agridulce -panacota con frutos rojos y maracuyá, ¡delicioso!- y,  para cerrar, un café ☕ de grano estupendo. Ahora, me daré el lujo de una ducha nocturna, para luego acostarme. Mañana, antes de las 7 ya deberemos empezar a movernos, pues a las 9 partimos al aeropuerto, para enfilar viaje, en primer lugar, a...¡París! ¡Adieu!

sábado, 24 de septiembre de 2022

Caída libre...

  ¡👋Hello! Todo bien por acá, en planeta Tierra,😊.  Adelanto que no hablaré de la obra de Camus, La caída; tampoco lo haré de "La caída" del Tercer Reich (película), menos del gobierno chileno actual. Es algo mucho más doméstico, menos artístico, histórico y político. Es una tremenda caída en la que me vi involucrada hace un rato (cerca del mediodía), literalmente hablando, en la esquina de Avda.Brasil con D.Portales. Fue un porrazo en toda regla -nada de cosas a medias, no, señores- : quedé cuando larga soy -nunca tanto, 🙈- tirada en la calle, luego de bajar de la vereda a un pavimento en mal estado. He pasado por ahí decenas de veces, pero es la primera vez que me sucede este percance. Alguna vez iba a ser la primera. Por suerte iba con mascarilla puesta, así que pasé "piola".

  Luego de escuchar durante cuatro días Cien años de soledad, podría decir que había tenido una premonición. Hace unos días, al ir subiendo la rampla del castillo, fui testigo de otra caída, la de una residente octogenaria con movilidad reducida, que se desestabilizó mientras descansaba en el recodo de la subida y se fue de espaldas. Fue una suerte que no se golpeara la cabeza, pues podría haberle costado más que unos moretones y dolores "normales" dado el caso. Junto a la hija de otro residente de cuarta edad que iba bajando, fuimos a dejar a la adolorida señora a su depto. Ahora, acabo de llamarla para saber de su estado y ofrecerme, a pesar de mis dolores propios, 😁,  a ayudarle en lo que necesite este fin de semana. Vive sola, aunque durante la semana la acompaña una asistente. Decía que esta caída debió advertirme, como le sucedía a los Buendía, de que debía tener cuidado con mis pasos, 😡. Pero no 😔 supe ver el futuro y aquí me tienen, sobreviviente afortunada de un buen "porrazo" con aterrizaje forzoso en el pavimento.    

   Haciendo una autocrítica honesta -de ésas  que no son muy populares en estos días, 😉- debo señalar que, a lo menos tengo un 80% de culpa. El otro 20 es responsabilidad de las fallas de la vereda y calle (con hundimiento evidente). Yo iba con las dos manos ¡ocupadas!, porque cargaba una tabla para mi mueble de la cocina, que pasé a buscar a una mueblería. De manera que, además de haber ido pajareando -entiéndase 'filosofando'-, intenté cruzar la calle sin fijarme demasiado dónde iba a poner el pie, que, para mayor abundamiento, estaba con un claro desnivel. El golpe lo recibí directo en la rodilla izquierda y en la palma de la mano ídem. Entre 3 personas me levantaron pues no podía pararme, 😌😅, y rápidamente busqué y aseguré mi tablita de melamina de 54 x 54 cms., que había saltado lejos y quedó medio averiada. Agradecí convenientemente la ayuda y me arrimé a un poste existente en la vereda, parece que de una señalética -ya ni me acuerdo-. Ahí estuve, como náufraga, 😁, aferrándose a un mástil, hasta que el dolor remitió un poco. Unas sacudidas de mis jeans y a emprender la marcha hasta un local chino a buscar unas bolitas de madera para coserlas en la parte inferior de una cortina para darle peso a un tejido liviano.    

   Cuando llegué a palacio, con un caminar más bamboleante -y sexi, debo agregar 😂- que renqueante, no sólo me dolía la rodilla izquierda sino también el tobillo derecho. 😅😅, debo haberme visto divertida desde atrás. La subida de la escalera me hizo tomar conciencia de que no podía andar por la vida descuidadamente. Queda menos de una semana para mi salida internacional (no voy a Nueva York, porsiaca) y mi percance podría haberme costado el viaje. Así que nada de andar trasladando tablas ni filosofar mientras camino. Sólo hacer una cosa a la vez, como mis congéneres masculinos, 😁.  Igual puedo estar en posición yoga, así que tranquilein. Lo hago mientras escribo en mi cuasi-mecedora, completamente encerrada en palacio, porque el día, nubladísimo, ha bajado de temperatura que es un gusto; incluso cayeron unas gotas.    

   Antes de que me olvide, quiero compartir la entretenida salida que hicimos ayer las "cuatro de la fama", 😏. El trayecto de ida ya lo conocía, de Coya hacia el interior y subiendo, hasta llegar a un lugar llamado Chacayes, a unos pasos de la Reserva Nacional Los Cipreses, pero no había estado en el local al que fuimos. Un lindo lugar, rodeado de montañas con nieve aún, donde respiramos a pleno pulmón y degustamos, en el restaurant o café, unos excelentes cafés helados y otras delicias. Regresamos al atardecer por un camino distinto, de tal manera que nos sorprendió la noche. Fue la despedida temporal hasta volver a encontrarnos para compartir y celebrar la amistad, que vale más que tener plata, como aseguré en mi facebook, 😍. Hasta pronto.








jueves, 22 de septiembre de 2022

Gustos en crisis...

   

   Dicen que cuando uno se va introduciendo cada vez más en la irrevocable e inaplazable etapa de la tercera edad (y con mayor razón, los que van a toda velocidad acercándose a la cuarta...edad,😅) los cinco sentidos -o seis, según sea el caso- comienzan a perder la capacidad de discriminar con fineza o finura. Como que éstos -los sentidos- ya están cansados, fatigados o llegando a su fecha de vencimiento. Mal que mal son hartos años de ver, oír, oler -'olorosar' diría una rancagüina (está aprobado por la RAE el famoso verbo pero a mí me parece terrible)-, gustar y tocar. Han sido millones las situaciones en que hemos visto, oído, olido, gustado y tocado cada día de nuestra larga vida, así que no es de extrañar que de pronto haya una fatiga de "material". Los ojos se cansan de ver lo feo; los oídos, de escuchar gritos y garabatos; la nariz se aburre de lo nauseabundo; la lengua, del regusto de los sinsabores vitales, y, los dedos y la piel dicen ¡basta! a manos y pieles que ya no transmiten buenas vibras. Hasta los deseos, los sueños -aspiraciones-, las pasiones, los sentimientos se atemperan o empiezan a entibiarse, surgiendo cada vez con más fuerza el instinto de sobrevivencia o, dicho sin ambages, el temor a la muerte y al fin definitivo. Lo demás pasa a ser secundario.   

   Parece que ya voy entrando por ese camino sin retorno, 😓. Hace días -semanas más bien, para ser sincera- que no logro encontrar ninguna lectura de mi gusto. Me di el trabajo de descargar la gran obra del "bestial" Marcel Proust, A/En la busca del tiempo perdido, en todos sus tomos, pero nada. Dos veces ya he comenzado a leerlo y lo he abandonado. Es una escritura muy lejana a mis gustos, a lo mejor muy ad hoc e, incluso, exquisita para su época, pero ya no estoy para esas delikatessen, aunque no dejó de parecerme interesante la manera de comenzar su primer volumen, subtitulado "Por la parte de Swan". Iniciada la lectura de unas pocas páginas y ya el sueño estaba dominándome,😳, imparable. 

    También inicié otra novela de Roberto Bolaño, llamada Los sinsabores del verdadero policía, pero no alcancé a llegar al 62% (uff, si lo hubiera hecho me habría sentido triunfadora, 😁), sólo alcancé el 57% y ya tuve suficiente. Leí también, por primera vez, a Fernando Fernán Gómez, El viaje a ninguna parte, pero no fue una experiencia muy entretenida -y eso que me gustan los viajes- aunque sí me llamó la atención de que a pesar de ser prosificada, tuve todo el tiempo la sensación de que estaba leyendo una obra dramática. En todo caso, sus personajes, eran actores, de aquellos de antaño, que deambulaban de pueblo en pueblo con una vida cada vez más miserable mientras el cine adquiría cada vez más seguidores en desmedro de su trabajo artístico. También, casi como Jonás, estuve inmersa en El vientre de la Ballena de Javier Cercas, un escritor español que me encanta, pero que no me convenció mucho con este relato. De todas formas, lo leí completo. Nada más he leído en semanas y esto es... ¡gravísimo! (me acordé de la "finá" Iskia, 😅). 

   En mi defensa, Usía, me permito recordar que estuve dedicada durante varios días a otros menesteres, algunos cuotidianos y domésticos, en tanto otros fueron sociales y comunitarios. De los primeros, ya hablé con largueza en un escrito anterior (cambio de muebles en cocina y baños, proyecto que sólo tiene pendiente la última patita, que es la instalación de dos pequeños muebles murales, estilo botiquín, en ambos baños, una cosa poca). Estuve también limpiando y ordenando algunos de mis libros y espero, en próxima semana, desembarazarme de artículos tecnológicos en desuso. Por otro lado, tuve la visita de unos queridos sobrinos (un par de días), un encuentro con amigas y un dieciocho con la familia de Natalia, a lo que que hay que agregar varias reuniones comunitarias y mi trabajo para las elecciones recién pasadas, si nos remitimos al presente mes. Ha sido, sin duda, un mes bastante movido y variopinto, como corresponde al mes de la Patria. También hice arreglos en mi huerto-jardín, eliminando al máximo los envases plásticos que estuve usando de maceteros. Los colgantes los eliminé todos y ello me obligó a trasplantar todo lo transplantable y a limpiar a destajo los balcones. Casi todas las plantas ya están recuperadas del cambio. Mañana acometeré la tarea de cercenar unas cuantas matas de repollo, que ya no crecerán más, para preparar unas tortillas o "niñitos envueltos". Ahí veré qué preparo finalmente. ¡Ah!, casi me olvidaba mencionar, Vuesa Merced, que, asimismo, me ocupó su buena cantidad de tiempo el "tour" de exámenes médicos de rutina en que me vi envuelta. Todos los resultados perfectos a la fecha, según yo, 👌.  

   La primavera ha llegado y con fuerza a mi alrededor, aunque no puedo dejar de mencionar que en estos días no ha subido mucho el termómetro. He pasado hasta frío. Para aminorar la menor temperatura, ya llevo dos tardes trasladándome al balcón en búsqueda y aprovechamiento de vitamina D (sol ) y ha sido muy grato. ¡Ah!, pero lo más extraordinario que me ha ocurrido en  estos días y que me ha permitido exorcizar los demonios de la lata y aburrimiento lector ha sido un descubrimiento fantástico: los audiolibros. No es que no haya sabido de ellos, ¡no, de ninguna manera!. Ya tuve noticias de su posibilidad de existencia hace décadas atrás, cuando leí los cuentos de Bradbury y en él se describía a unos 📚libros parlantes, que me resultaron fascinantes. También supe de ellos cuando los avances tecnológicos de nuestra época permitieron tener al alcance, primero, cassettes, luego, cds, y ahora archivos de audio con obras literarias completas...¡y gratis! 

    El diecisiete, sin ganas de leer ni ver películas, me encontré en youtube con el audiolibro nada menos que de Cien años de soledad. Uno de los videos tenía la duración de algo más de 9 horas, así que me dije ¡ésta es la mía! Comencé esa misma tarde la tarea de escuchar esa obra maestra. Mi primera sesión duró como dos horas y me encantó. La voz, ignoro de quién, era ideal. Me parecía estar viendo lo que escuchaba, a la vez que me traía a la memoria toda esa extraordinaria cantidad y variedad de personajes que pueblan Macondo desde que García Márquez lo fundó en 1967. No recuerdo si leí la obra en esos años o cuando entré a la universidad, el año 1972, pero sin duda, hace bastante tiempo. El video de 9 horas correspondía a la primera parte, pues la segunda duraba algo más de 8 horas, que terminé de escuchar ayer. ¡Fue una hermosa experiencia, altamente recomendable y envolvente!, que espero repetir con otras obras maestras que me gustaría, ahora, escuchar. Ya veré qué elegiré y les cuento. Aprovecharé que tengo oídos para oír, 👂👂, aunque lo iré mezclando con mi oficio de lectora👀👀, que tiene también tantas sorpresas gratas. Por ahora, terminaré de escribir, para ir hasta la cocina a terminar de preparar una pizza, que espero degustar 👅👅a cabalidad. Hasta pronto, 😏.

lunes, 12 de septiembre de 2022

Torbellino...

   

 ¡Tráfago total! Día de exámenes médicos. ¡Una lata! Es una de las actividades que detesto, pero no queda otra que ponerse en mano de otras personas, más entendidas en las áreas de la salud -del cuerpo, claro- que del otro aspecto salutífero me ocupo yo, personalmente, sin ninguna ayuda, 😉,🍷. No estoy enferma, "porsiaca" a alguien le preocupara esto. No, estoy casi tan sana como una manzana fresca -ni tanto-. Sólo tengo una que otra falla de fábrica, visión, por ejemplo, y otros detallitos producto del tiempo o de la edad (hipertensión). Pero nada más, todo bien. Mi salud mental, creo que óptima,😏 . En fin, más no se puede pedir.

  ¿Cómo me he visto involucrada en este torbellino medicinal? Sucede que a fin de mes haré un pequeño viaje por las Europas y nos pidieron que llevemos recetas en caso de algún problemilla crónico. ¡En mala hora se les ocurrió! (¡No!, si está bien: uno, para asegurar la compra en caso de una posible falta o pérdida; dos, para descartar ingesta sospechosa, imagino). Como mi receta original debe estar durmiendo desde hace años en algún vertedero rancagüino (ya 12 años) imposible presentar nada. Así que debí recurrir a una profesional y aprovechar el pago consultivo para pedir órdenes de un chequeo, que debiera ser anual, pero que yo me los hago sólo de vez en cuando, 😄; ¡me tengo confianza! Creo que el último me lo hice hace unos 3 ó 4 años (a la 'ó' le puse tilde porque va entre números; así se usaba antes pero como ya hace unos años la RAE la eliminó como regla obligatoria es probable que no lo vean escrito así. Yo, que soy conservadora y porfiada en el ámbito lingüístico, sigo usando tilde; otorga claridad). 

   Así que aquí estoy, hace ya 40 minutos esperando que me tomen una muestra en un laboratorio nivel 3, Clínica Red Salud en G. Riesco. Para no pagar el costo de un bono particular fui hasta FONASA y compré uno más barato. Me asignaron hora en este laboratorio top pero aquí me tienen esperando. Me tinca que es por venganza, porque no les pagué lo que pedían. Pero dicen que no hay mejor goce que decir la la última palabra en una comunicación compleja. Ya me sobo metafóricamente las manos cuando envíe el correspondiente reclamo por la demora. Creo que me he convertido en una "vieja jodida", 😅. Total, ahora tengo todo el tiempo del mundo para hacer esto de reclamar. Como me comunico mejor por la vía escrita (y de esto queda constancia), con la elegancia que me caracteriza,😊, acostumbro a  buscar la página correspondiente y escribo mi reclamo. Si la cosa involucra "billullo" suelo recurrir a SERNAC (mi espíritu solidario no tiene parangón: les doy trabajo para que no se aburran.¿'Aburrir' tendrá algo que ver con 'burro'?, me pregunto. ¡Google, ven a mí! 😈 ¡Voy, ama!, me contesta. ¡¡No!!, me falló la mala intención, 😐. 'Aburrir' procede del latín 'abhorrere', palabra compuesta por ab (sin) y horrere (sin ponerse los pelos de punta). O sea, el que se aburre no llega al estado de horror, pero sí de enojo y fastidio. ¡Interesante esto de buscarle el sentido al lenguaje, sobre todo en tiempos en que éste crea realidades y se transforma en una herramienta poderosa!) 

   Algunos pueden tener la tentación de pensar que estos reclamos son un saludo a la bandera, pero, ¡no!, no se equivoquen. Es una perfecta y muy sana vía de evacuación de mala onda, frustración; en fin, una catarsis. No nos olvidemos que esto de la 'catarsis' (¡bella palabra!) ya existía con evidencias innegables en tiempos de los griegos, amén que el vocablo es de ese origen. La comedia y la tragedia tenían ese propósito y ese efecto (además del artístico, imagino) para sus asistentes. Se trataba de dar al pueblo una vía legal y respetuosa de los demás para liberar tensiones (parece que hoy en día faltan más vías adecuadas que cumplan este propósito, pues las que existen -alcohol, drogas, violencia- no respetan el derecho a la tranquilidad, la paz y la libertad de los demás).

   La catarsis es una necesidad humana desde que este mundo es mundo. La purificación ya se ve en las sociedades primitivas. Aquello de la abstención de alimentos, del cumplimiento de pruebas que permitan el paso de un estadio vital a otro no es más que la manera de eliminar lo indeseado para comenzar una nueva etapa más liviano y preparado, más puro. Sin duda los métodos han sido variados según las culturas, su desarrollo y sus referencias con el resto de la humanidad. 

  Otros purificaban a través del fuego (sociedades tribales y también avanzadas como la mal habida Inquisición). Los romanos los hacían mediante el circo y la lucha de gladiadores. Los poderosos sabían que era una inversión necesaria para mantener a la plebe en calma. Por semanas, los asistentes gozaban del poder que se les otorgaba de perdonar la vida o condenarla a otros más pobres y desdichados que ellos, los esclavos. Liberaban tensiones, expulsaban emociones, tenían tema de conversación y entretenimiento por largo tiempo y rendían pleitesía a quienes les regalaban aquella "entretención". En la actualidad, no dejan de ser sus equivalentes, las corridas de toros (yo con gusto quiero tener la oportunidad de asistir a alguna antes de que desaparezcan), la corrida de San Fermín en Pamplona, el Festival de Río, los grandes eventos deportivos, Lollapalooza y la serie de conciertos en cada uno de los países. Aunque en un plano general puedan utilizarse como sinónimos, no siempre lo son, según a qué plano se aplique, aunque desde una perspectiva metafórica puedan tener similar sentido. Me refiero a las 'purgas'. Si bien, más de uno de nosotros conocimos esa palabrita medio tenebrosa llamada "purgante", hacer una purga en el plano político no es para nada inocuo. Los cargos y las vidas de muchos corren peligro según quiénes estén en el poder y eso ha sucedido desde que el hombre es hombre. No hay mejor enemigo que el anulado, exiliado o muerto, según sea el manejo del poder. Dejo hasta aquí el tema porque me anduve alejando, 😁

   Esperé 50 minutos hasta que la enfermera encargada del procedimiento se dio el tiempo de atenderme. Por suerte era dama, pues estaba en la espera cuando me acordé que había un pequeño detallito que había olvidado, 😂, ¡no me creerán, pero no me había depilado! 😂,😲.  Antes, eso no se me habría olvidado por nada. Para los malos pensados, sí me había duchado y cambiado de ropa interior. ¡Qué entrete esto de tener que "hacerte el pap"! Debe ser tan divertido como lo es para los hombres el examen de próstata. En fin, no queda otra que entregarse a la intrusión de instrumentos y manos extrañas! Todo sea en aras de la tranquilidad personal. 

   Libre ya de ese sacrificio a mi pudor, una vez ya en palacio y con las horas transcurridas suficientes, sin dejar llevarme por un tonto deseo de venganza, procedí a ingresar a la página de la Clínica en cuestión  y estampar mi reclamo. No lo hice contra la atención profesional que fue buena, sino sobre la poca consideración del tiempo de los pacientes. A mí me consta que había pocos "clientes" esa mañana y así y todo no fueron diligentes en la atención. En cambio, en el otro laboratorio, al cual fui esa misma jornada a primera hora, de Nivel 1, la atención fue más rápida y expedita y la cantidad de gente era superior. ¿Será que sólo actuamos mejor y más eficientes que cuando estamos bajo presión? ¿O es un tema de cultura institucional? Seguramente ambas variables y muchas otras influyen. Porque aquí estoy comparando dos centros de atención particulares. ¡Imaginen como serán los CESFAM u otro de ese calibre? En todo caso, en lo personal debo señalar que en el tema de la vacunación COVID e Influenza todo fue muy expedito en el ámbito público. 

   Pensar que aún me queda el otro examen que a las mujeres no nos gusta para nada: la famosa mamografía, aunque en mi caso no le tengo tanta fobia. Obvio que también he tomado hora en Clínica, nivel 1 eso sí, 😂, algo mejor que ir al sistema público, pero top de ninguna manera. Evaluaré el miércoles y todos contentos.     

  Esto de acercarse a los centros médicos cuando uno no está enfermo parece resultar toda una apertura de la caja de Pandora. Sucede que la doctora, muy amorosa ella, me recomendó la compra de un toma presión digital, sugerencia a la que yo había hecho oídos sordos con anterioridad. Ahora decidí invertir en aquello, total, por plata no hay problemas,😉 . Me compré uno que hasta habla. ¡Qué  bueno!, le dije a la vendedora. ¡Así tengo con quien conversar! 😂.Ahora, la compra me obliga a tomarme la presión dos veces al día y preocuparme cuando la vocecita me dice "¡Presión Anormal!". ¡Chuata! Y lo peor es que no puedo ni replicarle, ni decirle ¿Cómo que "anormal"? Bueno, me controlaré unos cuantos días, iré anotando los resultados, analizando mi alimentación y cuando tenga en mano o en pantalla los informes de los exámenes escribiré a la Doc, quien es tan consciente que da su e-mail para que uno le haga saber resultados y ella pueda hacer recomendaciones.  

   ¡Uff! Me desenrollo con la rapidez que me permite la postura yoga que tenía en mi cuasi-mecedora. Una indeseable paloma me miraba de reojo desde la cornisa del ventanal, al otro lado del vidrio. Por supuesto que no llegué a tiempo de asustarla, pues levantó el vuelo apenas me vio desenrollarme. ¡Quién habrá visto en ellas tanta pureza y simbolismo!... Se acerca el atardecer y estoy muy satisfecha hoy domingo, pues aunque me levanté a la hora de las Cenicientas (creo que jamás lo había logrado, 😂), he cumplido con mi proyecto del día: redistribuir nuevamente los muebles del living y ordenar una serie de libros y cuadernos que tenía escondidos en las sillas de la mesa de comedor que no usaba por minusválida. Eso me obligó a agarrar el paño del despolvado y proceder a limpiar los libros de dos muebles de biblioteca (tengo 4). ¡Vaya que gané espacio y...limpieza! Claro que mis manos ya no son las de una príncipessa! Aproveché  también, ¡qué gusto!, de dejar listo para  el basurero un montón de libros de cursos diversos de educación, de todos los mamotretos que debí tragarme durante 30 años para ir acumulando horas de perfeccionamiento. Para ser justas, también aprendí más de algo y me fui poniendo al día en mi profesión, además de gastar mucho dinero. Pero ahora ya no sirven y para qué dejarles tanto trabajo a mis herederos, 🙈.  Así me pelarán menos llegada la hora, 😂.  

jueves, 8 de septiembre de 2022

Fruto de una noche...

         Son pasadas las 3 de la mañana y me he desvelado, ¡hostias! (había escrito '¡venga!' pero como no le vino,😃, la deseché de inmediato -a la palabra-). Estaba viendo una receta de atún a la plancha y se me pegó el acentillo, ¡vale! Escucho caer la lluvia al otro lado de la ventana. El sonido llega desde el balcón. ¡Es increíble! En estos días hasta hemos alcanzado 24 grados Celsius

(¡por suerte no son Richter pues ya estaríamos convertidos en polvo de estrellas, con un segundo Big Bang en proceso) y ahora...¡está lloviendo! La tarde se nubló con unas feas nubes negras (no es que las nubes de otros colores sean necesariamente bonitas...bueno, creo que sí, pensándolo bien) y ya desde hace un buen rato cae hache-dos-O. Les vendrá -espero- como "anillo al dedo"💍a los agricultores y a las tribus adoradoras del vital elemento que aún sobreviven desde la Prehistoria en nuestro país.

   ¡Momento, momento! Eso de 'anillo al dedo' me parece un resabio de la sociedad patriarcal. ¡Interesante! ¡Nunca lo había pensado de esa manera! ¡Parece que estoy poniéndome en sintonía con los tiempos! Debo confidenciarles -bajo el tono de voz, 😓- que yo hace años que no llevo esa "cosa"💍 simbólica de la suerte máxima para una mujer en siglos anteriores. Hablo de 'suerte' porque no llevarlo, en el anular de la mano derecha, era casi tan malo como en la actualidad lo es ser funada y cancelada. De aquellas eras, 😌 -nunca tan remotas-, son otras expresiones lapidarias para las féminas como, por ejemplo, "quedarse para vestir santos" (yo no los habría vestido en todo caso, 🙌), "que la deje a uno el tren"🚄🚃 (¡qué  pena!, ¿no?; más encima careciendo de las habilidades de los jovencitos hollywoodenses, para los que pareciera tarea cotidiana correr tras un tren, agarrarse de la manilla de una puerta y, venciendo a la gravedad, velocidad, razón y física, lograr, finalmente, casi sin haber transpirado lo más mínimo, ingresar al vagón tras la jovencita o el bandido) o, en resumen, que una esté condenada a no "verle el ojo a la papa", 😂, por más esfuerzos y méritos que haga.

   Motivada por la manera en que estos "elegantes" giros lingüísticos nos destrozaban o alegraban la vida cotidiana, recurrí a un socio apañador: Google. Me entretuve buscando otras expresiones que aludieran a la soltería femenina y entrando a un par de páginas, me sonreí y hasta reí de lo lindo (les comparto dos de ellas: matadornetwork.com, marcachilena.cl.). Le di un buen repaso, entiéndase intelectualmente hablando, a ese aspecto de nuestra idiosincrasia que suele asombrar tanto a los extranjeros que visitan -¡o se quedan!- a/en nuestro Chilito. ¡Vaya que debe ser complejo para ellos tratar de descifrarnos a veces! Recuerdo que cuando llegaron las primeras oleadas de inmigrantes haitianos, eran las víctimas preferidas de bulling en los trabajos. Felizmente para los burladores, nuestros visitantes se lo tomaban "en buena onda", que si no, más de una demanda por discriminación, abuso, acoso o algo parecido habría surgido, y con toda razón.  Porque "es bueno el cilantro pero nunca tanto ", 😉.     

   Las 5,42 horas. Sigo escribiendo y sigue lloviendo. Tal vez la música 🎶 pluvial (¡qué cursi se lee!, 😂) despeje la mente, ahuyente el sueño y aumente la productividad creativa. Me di hasta el lujo (por el uso de tiempo, aclaro) de revisar unos breves diccionarios (o intentos de dicc.) de chilenismos. ¡Algún lujito que me dé, ¿no? ¡Fue muy entretenido y aclaratorio el ejercicio! Claro que mantiene mi vigilia o la aumenta. ¡Qué se le va a hacer! No puede uno tener todo en la vida. ¿Saben? Me acabo de dar cuenta de que escribo con muchos hipérbatos y, en más de una ocasión en esta madrugada, he debido borrar lo escrito para acomodar lo expresado. Yo me entiendo clarito, pero puede que no todos -ni todas ni todes- puedan discurrir adecuadamente cómo funciona mi mente, de qué manera asocio las ideas y las ordeno para llevarlas a la pantalla. Ojalá esto no pase de ser más que una cuestión de estilo que de una comunicación  abstrusa, 😓.      

  Aumenta la intensidad de la lluvia 😱. Al parecer, también  el viento ha crecido en velocidad. Debí bajar recién para sacar una bandera, pequeña, que había instalado en la malla antipalomas. No la habría perdido y si se hubiera desprendido habría quedado en el piso del balcón, nada más. Pero su flamear ya me molestaba. Uno, por la hora, y, dos, por constituir un sonido persistente, los que resultan más molestos que los de mayor intensidad. Volví a la cama en calidad de pingüino (¿para qué voy a escribir 'pingüinA' si ustedes entienden y, además, está correcto gramaticalmente) y debí abrigarme. Poniéndome práctica a esta hora de la mañana (ya son las 6,04 horas) se me ocurre que puedo burlarme de estas lágrimas celestiales (¡otra cursilería!,😆) cubriéndome, cuando salga mañana o más rato, con mi impermeable transparente Casa-Ideas (lo he usado sólo en Chiloé cuando viajé con amigas, en enero de 2020, ¡casi 3 años ya!) o con mi capita de superwoman diseñada en Curepto y que aún no he usado.    

   Esa capita, les cuento, tiene toda una historia. Corresponde a la tela de un paraguas que mi madre había desprendido del armazón de palillos, cuando éstos ya hicieron impracticable su uso como 🌂 ☂️. Entonces, mi madre, que ya en su Cuarta Edad le vino una vocación 'penelopeica' (jajaja, acabo de inventar el adjetivo derivado de la gran y mítica Penélope, eso sí, con todo respeto), mantenía la tela guardada entre sus pertenencias. Cuando hubo que desocupar el hogar familiar (¡qué etapa más compleja es ésa para los vivos y amantes -los que aman- del ser que "se ha ido" en ese "último viaje del que nunca ha de tornar", Machado) apareció la tela y yo la solicité sin tener ninguna claridad de qué hacer con ella. Pasado un tiempo se me "prendió la ampolleta". Decidí mandar a confeccionar una capa. Como la gracia era que tuviera capucha, esta vez yo desarticulé un miniparagua negro que había sido de Mirella y, en un viaje a Curepto lo llevé. Yo ya sabía que por esos lares había una modista que era perfectamente capaz de llevar a buen término mi idea💡. Dicho y hecho. Fue divertido porque debí ir a una 'prueba' (otros dirían "prea",🙋)y todo. ¡Añooosss que no me veía en esa tesitura! El único problema fue que demoró unos meses en llegar a mi poder esta fantástica y mágica (¡tal cual!) prenda, porque regresé antes que terminarán la capa.  

   Finalmente, a las 06,06 hrs. ingresó un wsp al celular. ¡Chanfle! me dije, ¿quién de mis conocidos o no tanto habrá madrugado este día o a quién habrán echado de la cama? Ni lo uno ni lo otro. Era otra abandonada de Morfeo, que me había enviado un link que conduce a un artículo interesante. Conversamos un rato y luego, cada cual, a su cada cual, la lectura y la escritura, deleites del espíritu. Ya ha amanecido. Los vehículos han vuelto a la vida, una vida ruidosa y contaminante -el que puede, puede-. Voy a intentar dormir una hora "más que sea". Luego, lo haya logrado o no, a levantarse, que deberé hacer "lo que hago todos los días, Pinky: ¡Tratar de conquistar al mundo!".

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Días de ajetreo...

 

  Mientras yo estaba decidiendo cómo empezar este escrito, le escuché decir a alguien "¡Ni un paso atrás!". ¡Plop!, exclamé al estilo Condorito y, como si fuera poco, me lancé otra interjección, esta vez, onda Washington. ¡Guau, qué le pasa a éste! -😒-, ¡Parece que "seguimos"...en los trece! Luego pensé que era una actitud muy humana, tan humana que en más de una ocasión, también la he tenido,😏. Claro, yo no tenía por qué ser una gloriosa excepción a la regla. Uno de mis defectos era ser porfiada, precisamente. Digo 'era', porque ya no lo soy; lo que sucede en la actualidad es que actúo por convicción. Si algo no me convence y la razón me dice, a gritos, que no va a resultar, no me mantengo tozudamente en mi postura. Recapacito, evalúo y modifico. Para muestra, un botón.  

 Una vez que decidí que no viajaría para estas Fiestas Patrias, me convencí que debía cambiar algunos artefactos en mi cocina. Mal que mal me merecía mayor tecnología y ultramodernidad. Recién había recuperado unos "morlacos" que tenía en inversiones bancarias y era posible este dispendio: adquirir una encimera, un horno a gas y un lavaplatos nuevo. Había llegado el momento de las transformaciones profundas. Total, plata había (pero nunca tanta,😂). Buscando en Internet, me encontré  con multiplicidad de encimeras, para todos los gustos y bolsillos, pero hornos a gas, no. Excesivamente caros los factibles, porque los otros eran industriales (más caros aún, por razones obvias). Muchos de ellos, eléctricos, pero no era eso lo que buscaba. Con microondas es suficiente electricidad. Además, si se corta la luz, ¿cómo cuezo el pan? (¡qué raro parece "cuezo"!, pero está correctamente escrito, 😅) 

    Al final, renuncié al cambio de cocina, lo que no dejaba, a fin de cuentas, de ser un simple capricho, ya que a la que tengo sólo le faltaba más limpieza,😁. Cuando la limpié, quedó como nueva,😂. Lo siento, pero no es que sea cochina, sino que no soy fanática del cloro, del cif, de la esponja ni de todos los pañitos habidos y por haber en la sección aseo de los supermercados. Compré, entonces, sólo un lavaplatos. Me decidí por uno simple, para dejar espacio para todos los bártulos y electrodomésticos que he comprado en este tiempo. Debí esperar una semana a que apareciera el maestro gásfiter y, a pesar de ello, no lo hizo como había prometido. Así que recurrí a otro, conocido (el anterior me lo habían recomendado por "baratero") y el mismo día estaba tomando medidas y, al día siguiente, el presupuesto ya estaba en mi poder.  

   ¡No pude tomar mejor decisión! Al sacar el lavaplatos antiguo, me di cuenta que el mueble estaba casi para la basura. El nuevo quedó espectacular y dejó espacio para un mueble-repisa. Aún así faltaba espacio. Segunda idea, trasladar la lavadora desde la cocina al baño principal en el piso sexto. Esta tarea quedó para el segundo día (el lunes), según si el mundo seguía igual. Pero antes de esto, el sábado mismo, luego de la instalación del lavaplatos, me vi en la obligación de hacer un aseo minucioso en piso, muros y muebles. La cocina a gas había sido también movida para cambiar su flexible que ya había cumplido su tiempo útil  (esa tarea fue una atención del gásfiter; yo sólo debí ir a comprar el famoso flexible a una buena cantidad de cuadras de distancia). Con este movimiento recuperé una tabla de picar (caída hace años en la parte trasera de la cocina y una paleta de silicona que se me escondió allí hace unos meses, jajaja). ¿Para qué hablar de toda la mugre que había? 🙀, ¡humm!, tenía la edad de mi estancia en palacio, casi 16 años (me refiero a la basura acumulada). Estuve cuatro horas afanosamente limpiando un par de metros de muro, piso y cocina, más otro par de muebles que hacen de despensa. Recién a las 19 horas estaba en postura de descanso, que no duró mucho porque opté por ir a echarme a los brazos de Morfeo, quien no me recibió de la manera más adecuada.   

   Me esperaba mucho trabajo al día siguiente, por lo que necesitaba dormir bien. Pero no sucedió así. Me lo pasé dando vueltas en la cama y nada que el sueño se compadecía de mí. De pronto, me acordé de que no había anulado el cambio automático de la hora en el celular, así que este podría hacerme alguna trampa. De todas maneras, habilité con su correspondiente pila un reloj despertador analógico (jajaja, una verdadera antigüedad, disculpando a la presente, 😠), para asegurarme. Me dormí después de las 3 de la madrugada y a las 6,30 empezó a sonar la alarma del celular. Por suerte me aseguré de la hora, mirando un par de relojes murales (tengo unos cuantos relojes no más). En realidad, eran las 5,30 horas. ¡Grrr!, intenté dormir 😵 otro poquito. Lo logré. Al rato me levanté, me fui a a la ducha, al desayuno, a preparar colación, termo con café, botella de agua mineral, dejar balcones abiertos y partir a las 7,30 hrs. Sólo debía bajar y cruzar la Plaza de los Héroes y ya estaba en el local de votación. ¡Había llegado el gran día! e iba a cumplir mi compromiso de ejercer como Apoderada de Mesa. Antes de las 8 horas ya había filas de votantes ordenándose para ingresar a votar. La temperatura era la ideal a esa hora.    

  Una vez en la sala asignada para cumplir con mi labor, fui observando la instalación de la mesa. Nada nuevo para mí, que en más de alguna ocasión hice de vocal, de delegada de local, de Fag o alguna función equivalente. ¡Para qué hablar de cada uno de las situaciones ocurridas!, dijera Arjona. Sólo basta con un resumen, similar a lo ocurrido, seguramente con pequeñas diferencias, en cada una de las mesas del país. Muchos electores concurrieron (¡cómo nunca!); un porcentaje significativo de personas de tercera edad con movilidad reducida, algunos derechamente en silla de ruedas, otros, asistidos en su acto democrático, un par, presentando fotografía de su carnet, etc. No hubo, como en otras ocasiones, tiempo para aburrirse. ¡Para nada!. Un total de 89,5% de votantes en la mesa. Casi al final, el Escrutinio, con un feliz recuento para mi opción. Había llegado el momento de bajar la ansiedad y descansar por unas horas, ya más tranquila. Unos gritos, unas fotografías y a palacio los boletos.  

  El lunes llegó el momento de la segunda transformación profunda: sacar la lavadora de la cocina (estaba bien camuflada debajo de mi mesa de trabajo culinario, gracias a la acción de un amigo lejano, alias "Caramelo") y llevarla al segundo piso del departamento. Costó su poco, hubo que ponerle harto ñeque. Todo bien, hasta que las mangueras de la ingrata se negaron a estirarse como debieran. Una de ellas fue alargada in situ, pero la del desagüe no alcanzaba. Lo demás quedó todo muyyy bien. Tarea incompleta, por tanto. Esa tarde debí dedicarme a limpiar el sector donde había estado la lavadora. Me encontré con dos especieros, uno con pimienta y el otro con sésamo blanco. ¡Vaya tesoros! Luego vino la limpieza y el análisis para ver cómo utilizar de mejor manera el espacio y, obviamente, establecer los arreglos necesarios. Durante la tarde debí partir a comprar la manguera que faltaba. Tres lugares sin resultados; en el cuarto tuve el éxito esperado. Entre tanta búsqueda  (casi al estilo de Marco en el relato "De Los Apeninos a Los Andes") comenzó a oscurecer. Llegué a palacio cansada y ya anocheciendo. Debo confesarles que me "carga" salir a comprar en horario p.m.; sólo lo hago en la mañana, salvo alguna urgencia, así que estaba la mar de feliz, como podrán imaginarse.   

   Martes, tercera visita de don Juan, el gásfiter, que no sólo "le hace" a ese rubro, sino también a la pintura y otras tareas manuales afines. Lo señalo porque yo tenía otro mini proyecto: arreglar la mesa del comedor, de cubierta de vidrio, subempleada pues estaba en calidad de minusválida. Esto, producto, por un lado, de las aficionadas que armaron la mesa cuando llegó a casa -mi hija y yo-, y, por otro lado, porque el 27F la dejó más tembleque que alcohólico irredento. Ni siquiera me atrevía a moverla porque ya temía que se viniera abajo, lo que implicaba una catástrofe,  considerando que es de un vidrio bastante grueso y pesado. Le mostré la mesa al maestro y aceptó el desafío de arreglarla. ¡Y claro que tenía arreglo! Para ello había que volver a armarla "patas arriba". No fue una tarea liviana, literalmente hablando, pero quedó ¡espectacular! Y, agregado a eso, lo más importante, ¡ahora luce en el centro del comedor!

   Aún  me quedan detalles, pero ya es lo de menos. Intentaré yo misma instalar repisas en el espacio en que estaba la lavadora. Ya tengo los materiales así que mañana, piano piano..., lo haré. También probaré la lavadora en su nuevo hogar y esperaré a que me vengan a instalar las puertas para muebles que encargué. Luego de aquello retomaré mi rutina habitual. Volveré  a la lectura, que la he dejado de lado estos días, pues no me ha quedado tiempo. Cierto que hay horas del atardecer-noche que me quedan disponibles, pero ésas las ocupo informándome del acontecer político nacional e internacional, que ha estado muy nutrido en este período. Si a ello le agrego un poco de Netflix y Prime video, el día en vigilia se acaba. Además, debo seguir preparando comida, elaborando pan, cuidando la huerta y jardín, lo que me pone más contenta. Han sido días ajetreados, es cierto, pero muy provechosos, 😏.