Mientras camino hacia la escalera llama mi atención el movimiento casi ondulante de la parte inferior de los jeans que llevo puestos. Mantengo la vista en ellos y muevo una pierna para asegurarme que no es imaginación. Me he levantado recién y sería preocupante estar viendo visiones a esta hora. Respiro tranquila. Es real: los bajos del pantalón se mueven casi solos. Me sonrío y reinicio mi camino hacia el piso inferior.
Les cuento... Sucede que lavé mis pantalones favoritos y debí buscar otros para reemplazarlos mientras los anteriores se secan (hoy van a quedar listos; hay un hermoso día). Entonces, busqué unos que sean abrigadores y al mismo tiempo cómodos y me encontré a mano, unos jeans "pat'elefante", de ésos que se usaban en la decada del '70, cuando era una jovencita universitaria, aún inocente y sin mucho conocimiento del mundo. Debo puntualizar, eso sí, que estos jeans no son de esa "belle epoque", sino que eran de mi Mirella (en jeans teníamos la misma talla). Los encontré a mano, me los puse sin analizar mucho, total, en cuarentena, uno puede hasta disfrazarse si quiere y nadie se dará cuenta.
Al observar mis pantalones 👖 con tantas ganas de bailar, me acordé de unas insustanciales pero simpáticas películas antiguas (jajaja, acabo de recordar que cuando yo usaba este adjetivo -simpática/o- en conversación con mi hija, lo hacía como un verdadero comodín, especialmente cuando ella requería mi opinión sobre algo o alguien y yo no quería ser lapidaria, jajaja. Pronto aprendió esta nueva connotación que yo le daba y me sentía obligada a pensar más en los posibles adjetivos para no herir su susceptibilidad).
Me vinieron a la memoria Dirty Dancing (con Patrick Swayze) y Footloose (con Kevin Bacon), donde los varones se "hacían ver" bailando, pero quien mejor representa un baile con pantalón "pat'elefante" es el fantástico John Travolta. Estuve recién buscándolos en YouTube y me divertí un buen rato.
La verdad sea dicha, me habría encantado poseer la armonía del movimiento corporal en consonancia con un excelente y musical oído, además del sentido del ritmo. ¡Uff, no pido casi nada! Pues significaría crearme de nuevo, jajaja. Soy un bosquejo de ambidiestra fracasada, con un oído fatal (con la excepción que me gusta la buena música), con problemas de lateralidad no resueltos. Por ello, todo lo bailo al estilo cumbia, no pude aprender a bailar cueca (para qué decir otros bailes, salvo algo de twist por su movimiento repetitivo, jaja), no aprendí a andar en bicicleta, menos, a conducir sin riesgo para los demás, etc. Ahora se explicarán mi oficio de caminante. Al menos puedo mover los pies en forma sincronizada, pero me costó empezar con ello (aprendí a caminar a los dos años, me contó mi madre). Pensándolo bien, en lo referido a movimiento, creo que me inicié con un estilo robótico. ¿Habrá robots bailarines?, me pregunto. ¡Ojalá!
En todo caso, me asiste una tremenda satisfacción. Hay varios famosos tan rítmicos como yo (jajaja). Además, la ley de las compensaciones hizo también la pega: tengo otros talentos bieeennn desarrollados. ¿No les parece?😉😉
(20 julio 2020)
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