Hace casi un mes que no escribo. Me he sumergido en la lectura desde hace ya bastante tiempo. A ello, agrego el frío de esta etapa otoñal-invernal, que...
- ¡Jaja! ¿Qué tendrá que ver el frío con la escritura!
- ¡Ja! Claro que tiene relación...¡y bastante en mi caso!
- ¡A ver, a ver! ¡Ilumíname!
El frío invita al repliegue, a la introspección, a encerrarse en uno mismo, para conservar el calor corporal y espiritual, si cabe señalarlo. El frío invita al silencio, a la soledad, al gasto mínimo de energía. Cuesta levantarse, cuesta salir, es menos grato permanecer mucho tiempo fuera de nuestros hogares...Hibernamos, cada uno a su manera...
El frío no me lleva a sentarme frente al Pc, lo evito lo más que puedo y sólo recurro a él cuando el móvil no me es lo suficientemente útil para escribir, descargar libros, revisar páginas, etc. Por ello, la escritura personal se anquilosa, se vuelve pensamiento etéreo, se esfuma mezclada con las fumarolas del incienso..., especialmente, desde que mi tablet se negó a seguir trabajando sin batería...
Eso ha pasado...en esta temporada...
Pero la riqueza explota a través de las páginas digitales de un libro, de muchos libros, que se han transformado en compañeros inseparables en tiempos de soledad voluntariamente aceptada y asumida.
Leyendo a Ildefonso Falcones en sus novelas La mano de Fátima, La Catedral del mar y La Reina Descalza me he interiorizado de los horrores vividos en siglos pasados en nuestra madre patria, estando presente en todos estos actos Iglesia Católica en connivencia con la nobleza y Monarquía de la época y viceversa también.
En los siglos XIV, XV, XVIII están los antecesores del Hitler del siglo XX. Moros, judíos y gitanos, víctimas de verdaderos genocidios a cargo del aparato eclesiástico, monárquico y feudal, actuando juntos, poderosos, omnipotentes, absolutos, cruentos e inhumanos, en nombre de Dios (clementísimo pero que se hace el sordo), de las tradiciones, del orden, del sistema ..., además del poder y del dinero ("Poderoso caballero es Don Dinero...").
Sin embargo, el autor no nos presenta una realidad maniquea. También al interior de cada raza perseguida y pisoteada, hay dignos herederos de Satanás, como en todas las razas y pueblos... Los que más sufren, los niños y las mujeres..., como casi siempre...
¡Cómo ha cambiado nuestro mundo desde ese tiempo!
En la actualidad, esta terrible realidad de tiempos pasados ya no existe. Sólo hay una que otra guerra, unos cuantos muertos diarios en medio Oriente, varios africanos que mueren diariamente de hambre y pobreza, algunos atentados terroristas de vez en cuando en las grandes urbes europeas, refugiados y desplazados por miles, uno que otro esclavo moderno, unas cien víctimas en un país vecino, muchos líderes-monarcas-republicanos-democráticos-apostólico-romanos, que se sacrifican por sus súbditos (¡vaya que se sacrifican!), que luchan por ser los mejores para que sus seguidores-obligados se sientan orgullosos de ser nortcoreanos, rusos, sirios, venezolanos, bolivianos, etc.
Y mientras eso sucede en otras partes, más cercanas o lejanas de este planeta, yo, leo, escribo, pienso...vivo... ¿Será pecado no hacer más?
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