domingo, 20 de noviembre de 2016

Cuando el tiempo se estira como un gato con flojera...

 ¡¡¡Nooooooo,  no  puede   serrrrr.....!!!! Tenía   la   entrada absolutamente  terminada  y  revisada  y  la he borrado, sin querer  (obviamente)  después  de  estar  más  de  una hora trabajando. Y eso que ya no soy neófita en esto...¡Córcholis y recórcholis!  Deberé rehacer el trabajo, con todo lo que eso significa,  antes  de  que  se me  olvide lo que había escrito...¡Uff!   ¡Tanta  genialidad desperdiciada! .... En  fin,  no  saco nada  con  llorar  sobre  la leche  derramada ... o, más bien, sobre  la  pantalla  en  blanco... ¡Manos  a  la obra! o mejor, manos al teclado y...a recomenzar...

   Que el  tiempo se estira como un elástico o como un gato con "fiaca"  cuando uno quiere que transcurra más rápido es una verdad del "porte de un buque" (jajaja, tanta expresión "folclórica" en nuestro hablar cotidiano). Esta semana -la última de nuestro año laboral- se nos hizo leeeennntaaa ...leeentaaa, entre las despedidas de cada día con pequeñas variantes, de acuerdo al grupo y los últimos intentos para lograr que los alumnos (los pocos que ya asistían) captaran e internalizaran numerosos "tips" que ya habíamos trabajado durante el desarrollo del programa, pero que no habíamos conseguido que asumieran adecuadamente, no  todos al menos.  Y en ese proceso, las horas fueron intensas y cansadoras, quedando con el regusto algo amargo de no haber podido hacer todo lo necesario para que a todos les pueda ir bien. En fin... Luego, pensaba que no todo dependía de mí, sino también de cada uno de ellos y, muchas veces, en su inmadurez, tan propia de la edad y de nuestra humanidad, sólo se les había visto preocupados al final,  cuando ya era casi tarde. En mi afán de entregar la última lección, ya no técnica ni intelectual, sino de cortesía y amabilidad, logré despedirme de cada uno, individualmente, deseándoles el éxito personal o la fuerza para seguir sin rendirse. Así y todo, es una pena no haber podido evitar la deserción o el desencanto de algunos. No obstante, es algo inevitable. No todos valoramos a las personas por lo que son en esencia y por la entrega; nos pasa a muchos que nos dejamos llevar por la apariencia y en ello, yo no tengo ventajas comparativas. Muy Principessa seré, pero ya no soy una chiquilla (jajaja) y se me nota, por lo que inmediatamente quedo en desventaja en relación a colegas jovencísimas. Por ello, debo hacer uso de otras cualidades como mi simpatía (jajaja), la responsabilidad, el trabajo dedicado y hasta individual en muchos casos. Y, así y todo, hay gente que se queda en el camino...
   Debido a eso, no esperaba una Evaluación Anual descollante. Hay situaciones que uno no puede manejar...Y cuando me llamaron para darla a conocer, me sorprendió darme cuenta que era  superior a la del año anterior, que ya había sido superior a la del primer año. No era una gran diferencia, sino más bien leve, pero superior, lo que me asegura, lógicamente, continuidad de trabajo en la institución. ¡Qué alivio!
 A pesar de ello, fue mayor  sorpresa aún lo que me acechaba a la subida de la escalera el viernes en la tarde, cuando me dirigía a iniciar la última tarde de clases en la Sede. Una pareja de alumnos me esperaba para hacerme entrega de unos obsequios, conjuntamente con sus palabras de reconocimiento y agradecimiento por lo que consideraban habían recibido de mi parte. Me emocionaron; hacía aaañññooosss que no recibía un regalo en mi calidad de docente, sobre todo considerando que hacía más de 20 que no ejercía como docente "propiamente tal". Y cuando abrí los regalos, la impresión fue mayor al ver que uno de ellos era un reloj pulsera, lo que simbolizaba el "valor" que le habían asignado a mi labor como profesora. Fue muy reconfortante. Así como lo fue cuando el miércoles, un alumno que conocí en el colegio en que trabajé como directora y que me encontré este año en uno de los grupos, se despidió afectuosamente de mí no como "profe" sino aún como "dire", a pesar que ya yo no lo soy desde casi tres años. 
   En el ámbito docente, la semana fue casi como estar en juerga permanente,  por el ambiente que hubo en cada recreo en nuestra pequeña sala de profesores. La buena onda, las bromas y el simpático bullying contra el que cometiera algún error en cualquier cosa fue la tónica. Y lo otro, las despedidas, deseándonos unas estupendas vacaciones, aunque éstas no fueran remuneradas, como lo sabemos perfectamente, de acuerdo a nuestro contrato.


 El jueves  planificamos un almuerzo en un local top de comida peruana, ubicado camino a Machalí. Es nuevo, yo no lo conocía, aunque cada domingo paso cerca de él. Es un hermoso local, con tres grandes salones. Los pocos que pudimos ir por nuestro horario, nos instalamos al fondo del salón principal, al lado del ventanal, con vista a una linda terraza. Estaba prácticamente vacío. La comida, la bebida, la conversación y el agradable rato fue de primera (también los precios, jajaja).  Una vez que pagamos, obviamente, nos dirigimos a la salida. 

  Todo iba bien, hasta que....esta Srta. Principessa, a pesar de su alcurnia y linaje, dio con su ilustre humanidad en el piso...de cerámica. Sucede que al lugar donde estuvimos se accedía subiendo un escalón, que luego al salir había que bajarlo (obvio), sólo que yo,  producto de la conversación y del tiempo transcurrido, así como, probablemente, de los efectos de un maracuyá souer consumido, me olvidé de ese "pequeño detalle".    Lo importante fue que caí de la manera más elegante posible, a pesar de lo inesperado. ¡Es que ni siquiera vi que había un escalón ... y no lo recordé sino hasta cuando estaba en el piso! (jajaja). Eso sí, quiero puntualizar y poner énfasis en que supe caer, casi con clase. No quedé desparratada ni cuan larga soy (que no es mucho en todo caso); tampoco recuerdo haber lanzado algún exabrupto; sólo mi cartera saltó lejos, felizmente sin "vomitar" nada de su interior. Rápidamente me levanté, viendo que mis  rótulas seguían en el mismo lugar de siempre y mis medias no habían sufrido ni un rasguño (y eso que no eran de las más caras, jajaja). Nuestros compañeros de aventuras se habían ido adelante (típica actitud masculina), de manera que ni siquiera sirvieron para ayudar. Ya afuera del local, me dio un ataque de risa que no podía parar, lo que sin duda tranquilizó a mis colegas. En honor a la verdad, durante esa tarde tuve una pequeña mancha rosada, que desapareció al día siguiente sin dejar ninguna huella. Por lo tanto, ¡fue una caída perfecta! Ya íbamos de regreso a Rancagua en el vehículo de uno de los colegas, cuando al otro, lo llamó su esposa, lo que dedujimos cuando le escuchamos decir "¡Pero si te dije que iba a almorzar con unos colegas!". ¡Jajaja! Al día siguiente, no pudo bajarse del columpio. Aclaro, eso sí, que no fui yo quien comió "sandwich de palta" (jajaja). 
    El sábado realicé con gusto las últimas clases de la temporada 2016 (en Rengo). Hubo asistencia aceptable, sobre todo considerando que los alumnos ya estaban licenciados. La despedida fue grata y afectuosa, toda vez que con la mayoría nos conocíamos desde hacía tres años, cuando llegué a hacerles clases en Segundo Medio. Les deseé éxito en el final del proceso, instándolos a no dejarse vencer si los resultados no eran los esperados.
   Cuando volví a Rancagua, a pesar del deseo de llegar pronto a palacio, pasé al Teatro Regional. Me había enterado que el 21 y 22 , Coco Legrand, Tomás Vidiella y Jaime Vadell presentarían una obra con un llamativo título: "Viejos de mierda", así que fui con la intención de comprar una entrada, deseo completamente frustrado cuando me enteré que sólo quedaban de las más caras. Me pareció excesivo el precio así que me retiré con la cola entre las piernas, metafóricamente hablando, e inicié el recorrido del Paseo Estado hasta la Plaza.  Lo que en otras ocasiones es un trayecto tranquilo y casi solitario, ese mediodía estaba bullante de actividad y vida. En una plazoleta, numerosos niños con sus padres disfrutaban de una función de Títeres con toda su parafernalia; más allá, numerosos stands exponían libros y objetos de artesanía, correspondientes a la Feria Regional de Libros y Cultura. Me detuve a mirar brevemente en cada puesto, especialmente libros. En otra esquina, al lado de un kiosco de revistas, un par de "lolosaurios" interpretaban canciones de antaño con guitarra eléctrica y un vocalista con una excelente voz.

La guinda de la torta  estaba ubicada en plena Plaza, donde se desarrollaba un Pasacalles con los artistas que participarían en una Competencia Nacional de Cueca, con las vestimentas típicas de cada zona o región. También me entretuve unos minutos allí y luego, rápidamente, me fui a palacio. Necesitaba  dar el cierre al proceso anual de trabajo, para comenzar el nuevo panorama de los siguientes meses: el descanso  y ocio personal, que tanta falta me hacían.
   Así que ahora, con toda propiedad puedo decir : ¡Bienvenidas Vacaciones!

jueves, 10 de noviembre de 2016

¿Una nueva forma de democracia?


 
El Mundo - ni Yo- ha quedado indiferente ante los resultados de la elección presidencial de Estados Unidos. Se transformó en tan mediática que era casi imposible no enterarse, entre otras razones, producto de los dichos de Trump, de las denuncias contra él y de sus propias denuncias, así como por el hecho de contemplar la postulación, con casi la seguridad de ser electa, de la Primera Mujer en dicho cargo. A lo anterior se agregaron las Encuestas, que llovían como hamburguesas (no he visto esa película, jajaja) cambiando las distancias de los resultados con una elasticidad sorprendente.
   Yo no estuve al margen del proceso. Últimamente  sintonizo todos los días las noticias de CNN en Español, debido a que los Noticieros chilenos han perdido mucha calidad y la minucia de doña Juanita  cobra similar o más importancia que un movimiento social, y estos últimos, ya no constituyen ninguna novedad, porque se han transformado en el pan de cada día...y más encima, añejo (jejeje). Así que hago zapping con respecto al tema noticioso, de manera que me mantuve completamente al día en lo que iba pasando durante la Campaña Electoral del país del Norte, y de la percepción de la gente en el ámbito internacional. Me llamó poderosamente la atención el alto compromiso de muchos famosos y de la familia presidencial vigente, así como la actividad de cada Candidato hasta el último momento, a diferencia de nuestro país. 
    Por tales razones, esperaba  casi con expectación la llegada del día y me planifiqué para seguir los resultados una vez llegara de mi trabajo, siendo las 20,30 horas. Así que, preparé mi once y me instalé frente al TV, cambiando de un canal a otro, para no perder la evolución de los cómputos. Y mis expectativas comenzaron a dar un vuelco, mientras miraba los curiosos "relojitos" del New York Times que aumentaban porcentual e inexorablemente las posibilidades de Trump. Y Vargas Llosa hijo, dale conque la Hillary seguía con posibilidades si ganaba este Estado y el otro. Yo miraba el mapa y veía prácticamente todo rojo. 
   No pude esperar el resultado, y siendo pasada la 1,30 horas me fui a acostar (debía trabajar al día siguiente). Mi sueño no fue para nada tranquilo, desperté varias veces. Hubiera pertenecido a alguno de los comandos, seguro que no me acuesto ni a cañones. Pasadas las 5 de la mañana, volví a despertar y revisé mi celular: ya había un ganador...no ganadora. 
   Comenzado el día, no sólo yo, sino todo el mundo estaba sorprendido. No pude dejar de acordarme lo que me había contestado un alumno el día anterior cuando, sabedora de su gusto por la Historia, le pregunté su opinión acerca del resultado. Me señaló que creía que iba a ganar H.Clinton, pero le gustaría que ganara Trump para que se dieran cuenta del tipo de Democracia que tenían, que permitía que individuos como él fueran candidatos. Me asombró su perspectiva y por eso, no dejé de pensar en aquello, luego de enterarme de los resultados. 
   Hay muchas explicaciones para los resultados y las seguirán habiendo. No me he dedicado a escucharlas todas ni a analizarlas; tampoco lo haré. Sin embargo, no deja de ser sintomático que una persona con el background de Trump se haya constituido en el "mejor" representante de una poderosa fuerza política en la potencia más grande de nuestro humilde planeta (jajaja), y que, finalmente, haya habido tanta gente que lo prefirió, a pesar de sus características altamente deleznables, y, desde el punto de vista moral, con tantos disvalores. 
  Ante esto, no queda más que concluir que la Democracia, así como ha ido evolucionando, no es el mejor sistema,  que está en crisis, porque el ser humano está en crisis. Que tal vez sea necesario volver a los tiempos en que los/las líderes competían entre sí, limpiamente, mientras que un Jurado elegía al mejor de los mejores, realmente. Pero regresar a  esto, por el momento, es una utopía. Tal vez estemos cerca y sea precisamente este futuro Mandatario, quien, con sus acciones al interior del país y con los demás, obligue  a la Humanidad a enmendar el rumbo. Algunos dirán que su agresividad  fue una muy inteligente estrategia y que ya en la Casa Blanca, morigerará su actitud. Es probable. Pero eso no quita  inferir que quien utiliza estrategias "sucias" para lograr sus objetivos, no es confiable en absoluto, ya sea persona natural o jurídica. Tampoco  caeremos en la actitud maniqueísta de decir que la Candidata es una extraordinaria persona y que "jugó" limpio, al contrario de su contendor. Sabemos que no fue así, también respondió golpes bajos y dio unos cuantos también, pero, sin duda, quien llevó el estandarte del odio, fue él...y los que lo apoyaron. 
   Ahora, desde la distancia, sólo nos queda observar, analizar, opinar y, tal vez, juntar mucha agua ...y cavar un hoyo (jajaja). ¡Por siaca, digo yo!
   
  

¡¡¡Invasoras...!!!!

   ¡Creo que es el colmo! ¡Ya están a punto de terminar con toda mi paciencia! (que no es mucha, en todo caso). Me refiero a esas aves que, por muy símbolos de la paz que sean, he decidido declararles  definitivamente la guerra! Creo que opinaré algo parecido a Nicanor Parra en uno de sus antipoemas...


   Regando mis bellas flores un día,  esta vez en el balcón pequeño, al mirar al piso, casualmente, me  di cuenta de que las señoritas palomas habían estado trabajando arduamente. Tenían hojas de diverso tipo, una serie de ramitas, prontas ya a terminar el nido. ¡Suerte la mía que alcancé a darme cuenta, pues de otra manera me habría tenido que hacer cargo de los "críos" (jajaja) y pagar la correspondiente asignación familiar, además de estar en una permanente cuerda floja, pues si hubiera tratado mal a los polluelos (más bien "pilluelos"), habría corrido el riesgo  de ser denunciada por "sí" o por "no" (así están las cosas en estos días). Por lo tanto, tomé el toro por las astas, figuradamente hablando: recogí todos los materiales que componían el "nido" ya prácticamente listo, con esfuerzo nada de principesco (agachándome de forma poco decorosa, por suerte estaba sola como siempre) y, ademas, debiendo ayudarme de un mal llamado escobillón, pues sólo le quedan unas cuantas "mechas" hirsutas. Luego de evacuar en el basurero los materiales de la "construcción palomística", me sentí realizada, tranquila, calmada, casi en un estado seráfico (jajaja). ¡Había logrado eliminar una amenaza latente, perdón, más bien patente, producto de una iluminación cuasi divina que me llevó a mirar en el sitio preciso! (Jajaja)
   A  pesar de que esto ocurrió hace unas tres semanas, he debido seguir atenta, como una verdadera vigía, al menos cuando estoy en palacio. ¿Cómo tanto?, pensarán ustedes. ¡Es que no saben  lo que es vivir con estos pájaros cerca, que se aprovechan de tu bonhomía para hacer, deshacer y otras cosas... menos santas!
   Les cuento...
  Esta Guerra Fría con sus correspondientes campañas y escaramuzas tiene una larga data, a lo menos unos cinco años, cuando el hecho de encontrar que prácticamente estas vecinas de mal vivir se habían "tomado" un sector del balcón y habían instalado un verdadero campamento en él, aprovechándose de mi actitud casi ambientalista y pacífica, me hizo entrar en una cólera ciega y sorda (muda no, porque los garabatos que salieron de mis labios de rubí son irreproducibles, jajaja).  Resulta que un día de media estación, tiempo en que ocupo poco este espacio debido al clima, me encontré - ¡oh, sorprise! - con un par de palomas que a pesar de mis "¡chúzzz!" no querían ahuecar el ala. Luego de lograr mi cometido inicial y considerando medio sospechosa su renuencia a abandonar el sector, me ajusté el monóculo (jajaja) y procedí a revisar el lugar. ¡Casi caigo fulminada por la impresión al descubrir un nido con unos  "pilluelos" asquerosos, con una desproporcionada cabeza ...y completamente pelados, desde la testa a las patas! ¡Asquerosos! 
   Frente a esta situación "de facto", procedí de forma similar. "Agarré", como me lo permitió mi rechazo casi atávico a los seres no-humanos, la cuna-nido y la dejé con habitantes y todo sobre el  parapeto del balcón. Cabe señalar que un especimen se veía con vida, por lo que supuse que sus padres vendrían en su auxilio apenas lo escucharan piar  o lo vieran. Luego, procedí a realizar una limpieza rápida, porque debo recalcar que estos seres alados no son muy aficionados a mantener su hábitat , ni el de otros, muy limpio.  Al rato después, al mirar, ya no vi a los allegados "sin casa". Me quedé tranquila,...pero no por mucho rato, pues, cuando me asomé al balcón, me di cuenta que no habían sido rescatados por la familia, sino que se habían precipitado pisos abajo. Desde mi torre, los observé, pequeñitos y sin movimiento. La verdad, me sentí liberada... Algunos pueden decir ¿Cómo tan cruel, despiadada, inhumana, etcetcetc.? Es probable, pero no me quitó la tranquilidad...ni el sueño (jajaja). 
   Desde ese momento, decidí hacer más que algo. Compré una malla ad hoc y pagué a alguien para que cerrara los dos balcones, dejando unas especies de "ventanas", que se pudieran abrir a voluntad, especialmente en tiempo primaveral y veraniego. Con ello, las palomas, a pesar de su intentos infructuosos, ya no pudieron acceder a los balcones de mi palacio. Que lo intentaron, se notó: numerosas plumas pegadas a la malla fueron la prueba fehaciente. 
  Pasaron los años, las estaciones, la lluvia, el calor... y el viento. Fue este último, precisamente, quien me obligó a cambiar el sistema, al romper la malla. Esta vez, hace unos tres de meses, mandé a instalar unas persianas de bambú, aunque, producto de la conformación del espacio no se pudo  cubrir todo, por la peligrosidad del trabajo. Lo importante fue que quedó mucho más práctico y ...elegante. Sin embargo, estos demonios con alas, lograron encontrar un  resquicio (son como los abogados, o, éstos son como ellas, jejeje) y aprovechando la brisa o el viento, que mueve las persianas, ingresaban  tupido y parejo. Eso me llevó a cumplir una nueva labor: transformarme en un verdadero espantapájaros, viviente e itinerante, hasta que....
   ¡Ta ta ta tán! 
   Aburrida de la patudez de estos avechuchos, un día se me ocurrió la brillante idea de dejar un escobillón metálico que tengo en el balcón superior, a la salida de la puerta, de manera que apenas las sintiera arrullar, podría tener el "arma" a mano para darles un escarmiento. No pasó un día cuando, muy temprano, ya había una parejita instalada al interior, ...¡de nuevo!  Entonces monté en santa cólera, "agarré" el "arma" por la cabeza y mientras las visitas indeseadas buscaban desesperadamente la salida (las persianas estaban cerradas, pero ellas habían logrado "colarse"), enarbolé mi escoba-espada, con tan buena puntería que una quedó casi K.O. ¡Bravo! ¡Primer Round ganado! La tomé de las alas y la lancé al exterior. Segunda paloma: trató de escapar como pudo, pero la práctica me había transformado en maestra y ...¡crush!, hizo la cabeza de la que quedaba, a la que también envié al exterior, adolorida y con unas cuantas plumas menos. ¡Calma! ¡No murieron, pues el instinto y la conciencia que les quedaba luego del apaleo, las hizo volar sin inconvenientes!   
   Debo agregar que mi heroica acción tuvo efectos altamente positivos. En esta semana, mientras he estado en casa, no han intentado acercarse.  Eso me permite inferir lo siguiente: que aprendieron la lección (por lo que la inteligencia no les falta) o que sufrieron amnesia y ya no recuerdan sus intentos de toma.  Por si acaso, el arma sigue allí, a la espera de ser usada.