El viaje llega a su fin. Aún no son las 6 a.m. y ya estamos en Santiago city. Al que madruga...ya saben, 🥱😴. Bajamos medio turulatas del bus. La noche no fue muy benigna con nosotras. Dormimos en calidad de acordeones con los elásticos vencidos, 🤣. ¡Qué manera de dormir mal! Hasta frío pasamos, sobre todo América, que le faltan varias cazuelas, 🤭. Pero, en fin, llegamos, aunque sea casi en calidad de amebas, 👌💪.
Ayer lunes fue nuestro último día en las cercanías del Desierto. Nos levantamos sin apuros, desayunamos unas marraquetas medio latigudas compradas dos días antes (estamos dadas para Ministras de Economía) y unos wafers de chocolates (¡ricos, 🤤!), dándoles los últimos toques de arreglo a nuestras maletas y a nuestras personas. En lo personal, lo mínimo, para pasar piolas, 😂 😜 . Modestia ante todo. A las 10 a.m. fueron a tocar a nuestra puerta: era el hijo de la anfitriona, que ante nuestra consulta hecha la tarde anterior sobre lugares donde vendieran aceitunas, se había ofrecido para llevarnos a alguna "picá". Aceptamos gustosas y contentas. Aquello quedaba en la misma ciudad de Huasco, en la parte baja (entrada). Entre nosotras nos pusimos de acuerdo en darle una propina en retribución de tanta amabilidad. Cargamos con nuestras livianas maleticas y nos subimos a la camioneta.
Iniciamos el breve trayecto con algo de conversa y pronto "aterrizamos" en un primer puesto de venta, algo elegantoso. Había unas personas haciendo una compra importante, incluso crema facial de oliva, así que no nos "pescaron" mucho, no vieron glamour en nuestras personas a pesar de las parkas "Norway" y "Columbia". Es decir, logramos pasar más bien inadvertidas. "Profes no más, poh". Queríamos probar las aceitunas antes de comprar, pero "no se oye, padre". Igual salimos con un par de kilos aceitunescos y una botellita de aceite olivesco. Seguimos...
Se avispó nuestro anfitrión y nos llevó a otro local con muchos tambores azules llenos de distintos tipos de aceitunas y otras delicatessen del rubro. Aquello me recordó el AGRO de Arica. ¡Ahora sí que sí, vamos probando! Tratamos de probar todos los tipos para ahorrar el brunch, 🤣. Salimos con varios kilos a cuestas (de aceitunas, me refiero; de los otros kilos, pa' qué hablar en mi caso; los llevo desde que nací y ya estoy acostumbrada, aunque nunca resignada, 🙈), felices y con nuestras billeteras más livianas, 😜. Pedimos a nuestro amable "amigo" que nos dejara en un paradero. Así lo hizo y cuando, amablemente, le preguntamos cuánto le debíamos, nos pegó el sablazo. ¡Más barato nos habría salido un taxi privado! A lo tontito... Pagamos, no nos quedaba otra. Acto seguido, en pleno paradero público, cada cual abrió su maleta y guardó las bolsas de aceitunas como pudo, después de lo cual éstas pesaban como si lleváramos piedras, pero no importaba porque nos íbamos con un producto típico de la zona, para compartir con nuestros seres queridos...o no tanto, 😁 😁.
Pronto pasó un autobús destino a Vallenar y nos subimos de inmediato, aunque costó su poco hacerlo con las maletas.¡Uff! Pasado el mediodía ya estábamos en la gran ciudad, por lo que procedimos a recurrir a la custodia y partir, libres, a recorrer las calles vallenarinas. Curiosamente, ambas habiendo visitado una vez la urbe, teníamos la misma impresión: no nos había gustado, 😁😁. La habíamos encontrado fome. A varios años de aquello, recorriendo las calles principales llenas de comercio y gente, observando algunas construcciones antiguas, evaluando la Plaza Ambrosio O'Higgins y su antigua Iglesia San Ambrosio con campanario (construida hace 150 años, en 1874), fuimos, sin querer queriendo, cambiando de opinión.
Nuestros pies nos llevaron al Mercado Municipal, donde pudimos encontrar Pajarete, un vino dulce, preparado con uva moscatel, entre otras, de 15 grados y envejecido un mínimo de 2 años. En Huasco y Elqui este licor tiene denominación de origen. Compré una botellita. Seguimos recorriendo los puestos del mercado y encontramos más aceite de oliva de la zona a buen precio. La Sra. que atendía el local se veía toda una dama. En la tarde, cuando volvimos, entendimos la razón. Precisamente en tierras de su familia se producía uva con la que se elabora un tipo de pajarete, tan propio de la zona que, incluso, lo encontramos como destacado en vitrinas del Museo de Vallenar. Nos "armó" una conversación esta distinguida dama que no podíamos cortarla, 😂 😂. Podríamos haberla juntado con nuestro amigo Alberto de Copiapó, aunque ahora que lo pienso, no habría tenido buen fin esa "junta", porque dos necesitados de hablar y de ser escuchados, no habrían terminado bien, 😉.
Almorzamos frente a la Plaza, en un acogedor café-restaurante. Todo bien, salvo un par de cotorras que estaban instaladas antes de que llegáramos nosotras. Hasta la música la escuchábamos en sordina por su chachareo, 🙈 🙈. La América terminó bien contenta, 😂... Ya "comidas", 😂 😂, mientras nos dedicábamos a tomar algunas fotos, recorrer hasta el infinito y más allá la calle principal, A.Prat, nos encontramos, ¡oh, sorprise!, con el Museo del Huasco, ubicado en Vallenar, 🤔. Fuimos muy bien acogidas y atendidas (creo que nos reconocieron, 😉). Nos gustó mucho lo que vimos acerca de los habitantes originarios de la zona, de la actividad minera del sector, de algunas personalidades nacidas en la ciudad, de distintos tipos de minerales extraídos de las montañas nortinas. También conocimos, al pasar, el Teatro de la ciudad, una bella sala con escenario a la que accedimos al escuchar unos aplausos mientras íbamos pasando por el lugar. No eran precisamente por nosotras, 😂. Además, intentamos conocer la la Estación de Ferrocarriles pero no nos permitieron el acceso, pues es propiedad privada en la actualidad. Una pena en realidad, porque algo divisamos de la antigua estación y debe ser todo un monumento histórico. Ellos se perdieron tan distinguida visita, 🤣.
El último par de horas antes de la partida del bus que nos regresaría a la capital, estuvimos en dos Terminales de Buses. Se había puesto helado. Quisimos tomarnos un café y en el Terminal de Turbus había que hacerlo de pie. Tampoco hay sala de espera cerrada. Optamos por buscar un café más protegido de la helada tarde. ¡Lo encontramos a un par de cuadras! Quedamos pochitas con un tremendo tazón que nos sirvieron. De allí, al bus y a un viaje nocturno de muy mal dormir. Pero no importaba, pues, luego de otro ☕ en el Terminal de Santiago, partimos rumbo a Rancagua y una vez allí, a palacio. Aseo, orden, desayuno en casa y calabaza, calabaza para América, que debía seguir a Talca, donde llegó sin novedad. En mi caso, yo me acomodé rápidamente a la nueva realidad, preparando pan, almuerzo, yendo a la feria, retomando mi tejido y la vida cotidiana habitual, contenta de haberlo pasado muy bien en los últimos 10 días, además de haber conocido a varias personas muy amables y especiales, como, por ejemplo, Alberto de Copiapó; los guías Carlos, Diego, Rosita y Lesley en Copiapó y Huasco; la Sra. Carmen en el Mercado de Vallenar; un par de funcionarios en el Museo del Huasco y otras personas muy amables y amorosas, como los que nos atendieron en cada restaurante a los que fuimos a comer o tomar café. Breves encuentros que hacen que uno recupere la fe en el ser humano.
¡Ah, pero me olvidaba compartirles algo! Pasamos un susto más o menos grande esta mañana. En Turbus ya empezaron con aquella ordenanza de llevar un registro de la relación entre los pasajeros y sus equipajes. A las 6,30 a.m., cuando entregamos las maleticas con nuestra pesada carga de aceitunas, anotaron nombres, número de asientos y número de los equipajes en una hoja, 🤨🤔😬. Por lo tanto, supusimos que podríamos ser objeto de revisión. En el momento en que a la salida de Santiago pasamos a una Tenencia de Carretera y nos detuvimos por un rato, imaginamos que podrían estar revisando maleticas y bolsos. Nos imaginamos a esos 🐕 🐕 expertos en oler lo sospechoso y, obvio, al llegar a nuestras maletas quedarían vuelto locos con el aroma aceitunero. Ya nos veíamos detenidas y esposadas como Hermosilla (sin ser superpoderosas ni usar lentes de marco rojo, 😂) y yendo a dormir a la litera que había dejado libre en el Anexo Capitán Yáber el ex alcalde Jadue, 😬😷🤧, siendo acusadas de traficar aceitunas con y sin amargo, 🤣 🤣 🤣. ¡Qué divertido habría sido, 😳🥺! A falta de Hermosilla para que nos defienda, habríamos tenido que llamar al Chapulín Colorado, 😂. ¡De la que jos salvamos! ¡Qué cosas, no! Hasta pronto.