domingo, 27 de marzo de 2022

Huidas y regresos...

     

    Casi llevada de la mano de la obra La ignorancia del novelista checo Milan Kundera, a ratos un correlato literario de la Odisea de Homero, volví a esos años postuniversitarios de la década del '80 del siglo pasado (¡uyy!), no porque me haya dado cuenta de mi profunda ignorancia una vez trabajando en terreno,😃, sino porque a los cuatro años de haber abandonado las cátedras superiores fui a dar "una vuelta" por el campus, llena de nostalgia y añoranza ('añorar', proveniente del catalán 'enyorar',  derivado a su vez del latín 'ignorare', 'no saber algo' y por ello dolerse de no saber. ¡Qué 'ignorante' me sentí en esos días -y en otros también-, claro que en este sentido -aunque a veces también en el más popular, lo que no deja de ser natural, miren que la sabiduría demora en llegar-). Sin embargo, ese viaje de vuelta a mi 'Ítaca' universitaria fue lamentable: todo me resultó extranjero, ajeno, irreconocible, desde el punto de vista espiritual, tanto así que en unos versos que aún conservo, 😡, traté de plasmar el cómo me sentí en esas horas de regreso a la Isla Teja (no Itaca, aunque para el caso coincidan).

   "Volví  a mi tierra, / extraña de tantos,/ extranjera de muchos. /No quise resucitar muertos / y sólo me dediqué a observar / escaparates llenas de momias bailarinas y felices./ Ajena...ajena.../así me siento.../ Ya no soy la misma, / ya no me conocen, / son todos jóvenes: /remedos de mi juventud pasada, / tan poco vivida....",etc., etc.  

   Como pueden ver no fue muy positivo mi regreso a Ítaca. Ya nada era igual. Yo ya no era parte de ese pequeño, querido, añorado mundo y ¡sólo  habían  pasado cuatro años y tenía 26 en el cuerpo! El tiempo a veces es como una loza. De esa experiencia me ha quedado la lección de tomar con más cuidado esos raptos de nostalgia por el terruño y por la infancia, para evitar el caer en el sin-sentido y la noia.  No me pasa cuando visito Valdivia, la ciudad, y vuelvo a recorrer la ribera del río, sola y a pie. Tampoco me pasó una vez que fui a Puerto Nuevo, sola (lugar de mi nacimiento y primera infancia). Hay una ocasión, eso sí, en que la magia se mantuvo en compañía; sin duda se debió a que el recuerdo era compartido por los tres hermanos mayores que en muchas ocasiones estuvimos en la casa de "los padrinos" en Puerto Nuevo. No había nadie en 🏡-sólo el gato-, eso permitió precisamente que pudiéramos acariciar con la mirada la casa, el antiguo pozo, la huerta, las bodegas, el patio. Todo estaba allí, no como en nuestra memoria, pero fácilmente reconstruible. Fue hace tres años y la distancia temporal era a lo menos de 54 años ("Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos...") Cuando niños, fuimos felices allí cada vez que estuvimos de visita, junto a personas que, en su mayoría, ya no están en este mundo, pero que fueron importantes en nuestra infancia compartida. Traje a la memoria este 'encuentro' feliz con el pasado para aminorar el poco feliz de los versos de más arriba.   

  En La ignorancia de Milan Kundera (publicado el año 2000) ni Irena ni Josef, luego de 20 años de ausencia, logran sentirse a gusto en su país natal. Han vuelto a Praga más por motivación externa (¡¿Cómo no vas a ir ahora que la situación política es segura?!, les dice más de alguien; ¡Tienes que ir!, les insta alguna otra persona) y casi como sintiéndose culpables por no sentir la esperable morriña por el terruño natal,  se suben a un avión ✈ y recorren el regreso al pasado. No les va bien, no podía irles bien: no había nostalgia sincera ni verdadera. Y al igual que a Ulises, nadie les pregunta lo que ha sido de su vida en 20 años de ausencia, eso no importa para los demás, sólo importa lo que han vivido allí en la isla o en Praga, vale solamente lo que han sufrido los que se quedaron mientras él o ella estuvieron ausentes y "a salvo". Por allí asoma la situación política de la nación checa invadida por segunda vez, esta vez por integrantes del Pacto de Varsovia, liderados por Unión Soviética  (¿por qué no me extraña interiorizarme de esto?). Hay en estas páginas también una relación amorosa breve, con un regusto amargo, que dejo sin spoiler para los/las interesados/as.    

  En La broma, la primera novela -año 1967- del mismo autor, la historia asimismo inicia con un regreso. Ludvik regresa a su ciudad natal, no por añoranza, sino por venganza. En ese lugar ha citado a la mujer de un amigo de su juventud, transformado en enemigo a merced de la sanción que le impuso cuando tenía 20 años. Su gran logro juvenil fue pertenecer al Partido (comunista, claro) y su máxima aspiración, "hacer carrera" en él.  Este ex amigo transformado en enemigo fue el dirigente que lo condenó de por vida al ostracismo, al extrañamiento, a la expulsión deshonrosa del Partido y todo por una desafortunada broma.  

¿Cuál fue la broma que tuvo tan "terrible" secuela? ¡Ajá! Los dejo en el misterio,😈. La crítica satírica al Partido Comunista Checoeslovaco es fuerte; se  presenta como una organización falta de humor, grave, absolutamente "cuadrada", perseguidora a ultranza de cualquier pequeño signo de individualismo. Nada es privado, todo es colectivo (esto me suena, 😏). Esta novela tiene una fuerte raigambre biográfica, que, además, una vez se produce la invasión soviética de 1968, es prohibida, además de incluir a su autor en una lista negra de enemigos del régimen. ¿Logra Ludvik vengarse después de 15 años? Alcanza lo planificado pero no obtiene la gratificación personal que esperaba. Si bien es cierto que dicen por ahí que la venganza es un plato que debe servirse frío,  parece  que a L. se le congeló,  😉   

   La obra más  extensa, contundente y densa leída en esta ocasión es La Inmortalidad, ese gran objetivo universal de todos los tiempos de la especie humana (al menos de la mayoría de sus ejemplares). Publicada en 1988, si bien no es la más  exitosa (la más conocida mundialmente es "La insoportable levedad del ser", de la que se realizó una versión fílmica hace unos cuantos años), repasa y analiza la inmortalidad de personajes como Goethe, Beethoven, Napoleón y de Bettina Brentano, una novelista alemana, que persiguió durante toda su vida a Wolfang Goethe.

Todos los sabrosos detalles de esta "persecución", más algunas suposiciones aparecen aquí, sirviendo de fundamento al tema principal, por supuesto (no es por el gusto de chismear...o no sólo por ello, 😃). Junto a estas inmortales personalidades aparece la vida de unos personajes ficticios, casi en correlato paralelo a los famosos ya mencionados, de los cuales algunos gestos físicos no son otra cosa que muestras de la búsqueda de inmortalidad. Por allí, Kundera plantea la idea de que la máxima cartesiana "Pienso, luego existo" es un error; que debiera ser "Siento, luego existo". Y ahí, yo, insignificante ser-no-buscador-de-ningún-tipo-de-inmortalidad, oso hacerle una pequeña observación a este gran escritor : si los animales y la naturaleza también son "sintientes" de acuerdo a la CC., ¿serán, entonces, ellas, ellos y elles buscadores de inmortalidad y, por tanto, rivales nuestros en aquello? Tal vez si pensamos, por ejemplo, en el monstruo del lago Ness no nos quepa ninguna duda. Hasta pronto...o hasta siempre, amigos míos, si acaso alcanzamos la inmortalidad.   

jueves, 17 de marzo de 2022

Un poco de buen humor...

    

  Hoy, en un día inicialmente muy brumoso, literalmente hablando, se hace necesario el buen humor, la alegría genuina que pueda alejarnos, además, por algunas horas, de la contingencia nacional e internacional, tan fracturada económica, política, social y humanamente en los últimos tiempos y semanas, a todo nivel. De pronto pareciera que todos estuviéramos peleados con todos. En fin, dejo esta idea hasta aquí porque el objetivo es contribuir con un poco de buena onda y no echarle más carbón al fuego🔥.  
Recuerdo que cuando niña (¡uhhh!, dirán algunos/as) tuve la oportunidad de gozar de la lectura de cuentos infantiles incluso antes de aprender a leer. ¿Cómo es eso?, se extrañará alguien. Claro, si es el típico ejercicio de revisar revistas y libros tratando de adivinar lo que dicen los personajes a través  de sus expresiones y acciones. Anhelaba con ansias aprender a leer esas historias con tan lindos dibujitos. Piensen que en esa época, no había llegado la televisión 📺 a Chile y en el campo, donde vivíamos, no todos contaban con electricidad. Un libro de cuentos o una revista de "monos animados" eran verdaderos tesoros. El tiempo pasó, dejé de lado el fantástico mundo de la infancia y comencé a incursionar en relatos "sin monitos". A la par, tenía acceso a la revista Rosita (esencialmente de modas) que mi madre compraba, al semanario Vea (informaciones de actualidad) que adquiría mi padre o a la Enciclopedia Estudiantil, dirigida expresamente para los niños de la casa. De vez en cuando, para matizar, llegaba a nuestras manos, alguna otra publicación: Ecran, En viaje, Ritmo, Cine Amor o Selecciones del Reader's Digest.

   [Entre paréntesis: Se me ha ocurrido una muy buena idea (¡qué buena idea!) con esto de la "plurinacionalidad" de la CC. Voy a enviarla como una moción popular a ver si consigo patrocinios (ustedes, imagino, serán los primeros en la lista, 😉). Creo que se le debería agregar a esto de ser "plurinacionales" que uno tenga derecho (total, en cuanto a derechos, para qué quedarnos cortos) a elegir la nacionalidad. ¿Qué les parece? Y como el espectro a nivel de "nuestros territorios" es poco atractivo y tercermundista, podríamos promover la opción por cualquier nacionalidad que nos guste. Por ejemplo, estadounidense, inuit o maorí. Así el abanico de posibilidades sería más amplio, la multiculturalidad, extraordinaria y, tal vez, a futuro, podríamos reeditar la Torre de Babel. ¡Sería un gran logro! ¡Bíblico! Esta brillante idea 💡 vino a mi mente cuando recordé la presencia de Isabel Allende en la Toma de Mando (se llama "toma", ¿verdad?; con esto de la "neolengua" me confundo a veces). La vi tan rubiaplatino-casialbina (al mejor estilo de Juego de Tronos) y con doble nacionalidad,  que me inspiró.  Cierro paréntesis]. 

    A propósito de las "Selecciones del R.D.", siempre me viene a la memoria que lo primero que buscaba entre sus páginas era la sección humorística, con su lema "La risa,remedio infalible". Me encantaba el buen humor de esa/s página/s. Luego me dedicaba a leer otras secciones,  partiendo por los reportajes que me parecían más interesantes. Obviamente, la revista Condorito  fue también parte importante de mis lecturas relajantes, amén de que nos servía -cuando niños- de inspiración  para algunas proezas. En reconocimiento a esa alegría recibida en la niñez, fui, ex profeso, el año 2021, a conocer Pelotillehue, perdón, 😂Cumpeo. ¡Qué  humor más sano e inteligente el de aquellos tiempos! Jajaja, ya estoy como los vejestorios de antaño -y de siempre-, viendo en el pasado la Edad Dorada. 

 ¿Para dónde va la micro?, se preguntará alguna mente inquieta. Sucede que hay un escritor, chileno -aún-, que me divierte mucho y que lo estuve leyendo estos días, para mejorar mi clima psicológico. Se los recomiendo si no les saca roncha visualizar de vez en cuando algún exabrupto. No es romántico, críptico, merecedor del Premio Nobel, de raigambre poética ni nada que se le parezca. Es casi como una versión novelesca del antipoeta. Es divertido, fácil de leer, medio suelto de lengua (sus personajes), con un humor muy chileno y popular. Hablo de Hernán Rivera Letelier. Hace unos cuantos años escribí acerca de él. Supe de sus obras en la última decada del siglo XX (su primera novela fue publicada el año 1994), tengo 11 de sus obras en mi biblioteca particular, pero he leído casi todas sus narraciones (21); sólo me falta una que no he logrado descargar, de corte completamente autobiográfico. ¡Ya la encontraré! El año 2000 conocí personalmente al escritor, en una ocasión que pasó por la ciudad de Lanco y dio una breve charla en el salón municipal. Acompañé -¡era que no!- a un grupo de alumnos y conseguí un autógrafo,  😂.  Si hubieran existido las selfies en ese tiempo, seguro me saco una con él,  😏.   

   Durante el fin de semana y hasta ayer, me puse al día con las obras que me faltaba por leer. Fueron seis en total: una trilogía detectivesca y tres textos más. No puedo alardear como si lo hecho fuera una gran proeza: los relatos corresponden a novelas cortas y son de lectura rápida -y muy entretenida, vuelvo a agregar-. Me acabo de enterar de que, probablemente, ya no falte mucho para que su vena creativa se agote. Sufre de párkinson y está en la etapa en que los movimientos involuntarios le van haciendo difícil escribir en el pc, además de que las palabras se le olvidan. Aquello debe ser terrible para un escritor. ¡Una verdadera pena! 

    Trilogía  del Tira Gutiérrez y la hermana Tegualda (2015, 2016 y 2017) : tres relatos en que los personajes son un investigador privado, Recaredo Gutiérrez (alias "el Tira") y Tegualda López, una joven evangélica pentecostal. Esta pareja es un verdadero chiste: él, deslenguado y escéptico, ella, muy modosita y creyente, con su libro sagrado en la cartera, presto a ser sacado para defenderse del  malulo 😈 y de cada mal hablado y mal bicho. Cada texto gira en torno a la investigación de un caso policial, que es resuelto con éxito luego de varias divertidas peripecias (menos algunas, un tanto peligrosas). Dos relatos tienen como escenario principal la ciudad de Antofagasta, en tanto el otro, la ciudad de La Habana. Los demás personajes de estas especies de novelas negras son gente del hampa, guardias, vagabundos, prostitutas, policías (todo un mundo picaresco) y alguno que otro/a personaje de clase media hacia arriba, pero sólo incidentalmente. Es el mundo de las historias de Rivera Letelier, ni más ni menos, con variadas notas biográficas y una que otra observación de "refilón" relacionada con la realidad política y social chilena actual. 

  El hombre que miraba al cielo (2018), El autodidacta (2019) y El secuestro de la hermana Tegualda (2021) son las otras historias recién leídas. La primera ambientada en Antofagasta y San Pedro de Atacama; la segunda, en las salitreras del desierto nortino, en tanto, la tercera vuelve a Antofagasta y sus principales avenidas, en una suerte de lucha contra el reloj y el miedo a la muerte del ser amado. No quiero entrar en los detalles específicos de cada historia, pero sí me parece relevante destacar, además de lo ya mencionado, el hermoso regalo de creatividad  y de buen humor que entrega su autor. Este buen humor, irónico y casi negro en muchas ocasiones, se inicia ya desde los nombres y apodos de sus personajes, pasando por sus características físicas y formando parte de cada acción voluntaria o no de aquellos. Sin más que agregar, si quieres pasar un buen rato leyendo un texto cercano, que a través de sus personajes te habla de este Chile nuestro de cada día, de anhelos y pellejerías; de recuerdos de infancia y juventud; de familia, amistades y amores, todo desde una perspectiva de sabiduría simple y sin afán moralista, te recomiendo, sin dudarlo, su lectura.    

    Terminada esta sana, nutritiva y entretenida dosis de humor, volveré a incursionar en mi biblioteca física. Me esperan Milán Kundera y James Joyce: el primero, viejo conocido, el segundo, esquivado desde hace años, pero omnipresente y latente como la espada de Damocles. Espero salir indemne de sus páginas, 😳. Hasta pronto.

jueves, 10 de marzo de 2022

Verdades ...


         No resulta fácil definir esta palabra -'verdad'-, así como no resulta tampoco tan sencillo captar su significado exacto. El diccionario entrega dos acepciones válidas que apuntan a la coincidencia entre una afirmación y el estado de las cosas, entre lo que se dice y lo que se ha experimentado, sentido o pensado. Eso es lo que se entiende por 'verdad'. Y aunque pareciera no haber dudas en el concepto entregado, otra cosa es con guitarra 🎸. Me explico. Esa coincidencia que debe existir entre lo que se expresa, se siente o se piensa y un hecho para que éste sea considerado verdadero deja de ser absoluta desde el momento en que cada individuo percibe, siente, analiza o evalúa un acontecimiento o situación desde su particular perspectiva (que supone, indefectiblemente, una valoración distinta según sea la persona, su historia de vida y su ideología, por ejemplo). Por tanto, lo que en teoría es verdadero si hay convergencia, en la práctica puede no ser tan así, desde el punto de vista de otra persona, que ve y analiza las cosas de una forma diferente.  

  ¿La verdad de los hechos, situaciones, fenómenos es una sola -me he preguntado en estos días- o hay tantas verdades como observadores o participantes de esos hechos, situaciones o fenómenos? Al parecer las verdades no son absolutas e indiscutibles, salvo las científicas y aún así hay correcciones cada cierto tiempo.

 Ahora, yéndonos a la contingencia internacional, lo que Putin plantea como "su" verdad para los ucranianos y el resto del mundo no lo es. ¿Creerá este señor lo que dice o sólo es parte de una estrategia maquiavélica? Muy pocos dudan al respecto y la respuesta es unánime, al menos fuera de Rusia e incluso para muchos de sus connacionales: miente descarada y conscientemente. Yo he quedado estupefacta ante tamañas falsedades, pues sin estar in situ, le escuché y vi antes del 24 de febrero y las contradicciones son palmarias. Pienso ¡cómo es posible que un líder, una autoridad, sea capaz de falsear una verdad de manera tan evidente y descarada! Pero, ¿de dónde saliste? me dirían algunos, si eso ha ocurrido siempre.   

  ¡Ya lo sé! Desde siempre ha habido personas que ocultan, omiten, tergiversan y mienten. No es una actitud nueva. Al contrario, es más vieja que el hilo negro y nos topamos con mentirosos de tomo y lomo a cada rato. Pero no siempre tienes la "suerte" de corroborar con tus ojos y oídos que "uno de los grandes" lo haga frente a las cámaras y en un ámbito tan grave. Seres como éste hay muchos. Y también hay otros, los que ciega y dogmáticamente aceptan falsedades como verdades absolutas o las transmiten, tal vez sin intención de engañar, porque una fe inquebrantable los domina. Parecieran ver la realidad y el mundo desde otra dimensión, que nunca será ni cercanamente objetiva por más argumentos y evidencias que se les  presenten. Creer en algo distinto es para ellos despertar de un sueño feliz para caer en una pesadilla, por tanto no abrirán los ojos. Prefieren seguir creyendo sin cuestionamientos y continuar viviendo en ese mundo "maravilloso" (del hombre nuevo, de una nueva sociedad, de una alegría que ya viene, frente a lo cual cualquier sacrificio es bueno, así que ¡adelante compañero!...o camarada).  Total, otros pensarán por ellos, Putin, por ejemplo.  Felizmente, no es nuestro caso -mi caso, aclaro-. 

    [Abro paréntesis: hace un par de noches estuve viendo el documental español 11M, que presenta testimonios y antecedentes del atentado más grande ocurrido en suelo español, en Madrid y sus cercanías, el 11 de marzo de 2004, cuyo epicentro estuvo en la Estación Ferroviaria de Atocha. Cuando sucedieron los hechos yo estuve informada, pero sólo como cualquier hija de vecino. Ni me dediqué a buscar más información ni le seguí la pista a los acontecimientos. Tenía un trabajo muy exigente en la ciudad de Lanco a cargo de un establecimiento en el que ya la "luna de miel" había pasado hacía un rato y requería de toda mi dedicación si no quería que cayera en la anarquía. Tampoco estaba ni en mis sueños más remotos ni en mis planes futuros viajar a España. Sabía, eso sí, de la existencia del grupo ETA, que ya llevaba a esas alturas más de cuatro décadas "luchando" por su propósito separatista. Cuando vi el documental, escuché los testimonios de familiares de fallecidos, de algunas víctimas, de trabajadores y testigos de los hechos, de periodistas, declaraciones de autoridades y políticos de la época, además de las imágenes "mostrables" de lo ocurrido, quedé francamente  impactadaEn las dos últimas visitas que hice a la península estuve en Atocha, vi los monumentos conmemorativos del 11M e hice uso de los trenes de Cercanías para desplazarme al aeropuerto, a El Escorial, Aranjuez y Alcalá de Henares, por lo que los lugares mencionados en el documental ya no eran desconocidos y pude, con mayor razón, sopesar la magnitud de la tragedia, que dejó 192 muertos como consecuencia de la detonación de las 10 bombas. Con lo que me desayuné completamente, a propósito de verdades, fue con la actuación del gobierno de turno. Fue de una bajeza y de un cálculo político pocas veces visto. Estaban a tres días de las Elecciones generales y, dependiendo de quiénes fueran los autores de los atentados, les iría bien o mal en el resultado electoral. Culparon, sin fundamentos y sin demora, a ETA. Era probable, pero no había pruebas. La investigación recién iniciaba y había dudas razonables de que fuera un ataque etarra. A las pocas horas Al Qaeda reivindicó la acción terrorista, a pesar de lo cual siguieron asegurando que era la organización terrorista vasca. La posibilidad de la participación islámica era poco conveniente para el gobierno. 

   José María Aznar nunca asumió su error. No habían sido serios para actuar ante los avisos de posibles atentados recibidos en más de una oportunidad anterior a marzo de 2004 de parte de los servicios de inteligencia internacionales.  Incluso Bin Laden había puesto como objetivo la tierra hispana públicamente. Aznar era integrante del "triunvirato" que envió tropas a Irak y Afganistán y se había posado ante las cámaras junto a Bush y Blair, orgulloso y autocomplaciente. Esa actitud es calcada -o a la inversa, más bien- a la reciente de Alberto Fernández junto a Putin y a Xi Jinping, como diciendo "Mírenme, estoy con los grandes, viste!"... Uff, me extendí más de la cuenta...¡Verdades! Cierro paréntesis].

   En estos últimos casi quince días de mi vida he estado informándome al máximo de lo que sucede con respecto a la invasión y guerra emprendida por parte de Rusia en contra de Ucrania, aunque su presidente insista, "car'e palo", que es una "operación militar especial". ¡Lo que es el poder de las palabras! -pienso-, típico de los demagogos y dictadores cuya "verdad" es ley. Al mismo tiempo, mis lecturas, "sin querer queriendo", han ido por derroteros similares (cualquier parecido es pura coincidencia). Les cuento.    

   Tenía esta novela desde hace años, casi veinte, como parte de una breve colección de autores con Premios Nobel. Ya resultaba una espina en mi orgullo no haberla leído, así que emprendí la tarea de hundirme en sus páginas cuasi-color roneo y con el indefinible aroma a libro antiguo aunque virgen. El tambor de hojalata del alemán Günter Grass ha sido toda una sorpresa y un pequeño suplicio, bien merecido. No es una novela fácil de leer. Es extensa, abigarrada, sorprendente.  Un verdadero tesoro de la literatura del siglo XX, dicen los críticos. Fue escrita el año 1959. El tiempo narrativo del relato abarca las guerras mundiales con su correspondiente intermedio y los años posteriores a la segunda conflagración mundial. Óscar Matzerath, a los 29 años, está internado en un manicomio. Desde allí narra su historia familiar que inicia en su abuela materna y la concepción de su madre Agnes, hasta llegar a él, donde, lógicamente, se detiene con largueza, aunque siempre volviendo una y otra vez al pasado. Óscar es un ser diferente, que a los tres años decidió, según su relato, dejar de crecer, por lo que se dejó caer por unas escaleras. Eso permitió que sólo llegara a los 94 centímetros. Al nacer, su madre le prometió regalarle un tambor cuando tuviera tres años, lo que cumplió cabalmente y determinó su vida, la que se va desarrollando de allí en adelante al ritmo de los compases de su tambor, renovado permanentemente según su uso. Otra característica especial de este enano ("enanito" sería más políticamente correcto, 😊) es que al descubrir que sus gritos tienen el poder de romper los vidrios, utiliza este "don" con distintos fines. Desde una perspectiva ética habría  que decir que sus objetivos no son muy santos, pero Óscar está más allá de la moralidad establecida. Utiliza su grito vitricida incluso para tentar siniestramente a las personas a robar. De pronto me viene el recuerdo de los personajes de Hesse, Sartre y Moravia, con la clara diferencia, eso sí, que Óscar rechaza abiertamente el mundo adulto, en tanto los personajes de estos otros escritores de entre-guerras se muestran como resultados de ese caos existencial vivido por la humanidad. 

    No quiero ahondar más en los detalles y en el argumento de la obra de Günther Grass. Le dejo esta ardua tarea a quien le interese. Quiero agregar, no obstante, un par de cosas -o tal vez más de un par-. 1: la guerra, ambas, están de telón de fondo a excepción de un pasaje vivido por el personaje en el edificio de Correos de Polonia mientras éste -el edificio- es atacado por los nazis; 2: Óscar se escinde permanentemente, hablando en primera persona y en tercera persona de él mismo, como casi un esquizofrénico, lo que agrega un elemento más de extrañamiento al relato; 3: recomiendo leer, además de la novela y posterior a ella, un escrito de Mario Vargas Llosa de 1987 en relación a ésta; es buenísimo; 4: la ironía y el humor son omnipresentes en las páginas de la obra de Grass, a lo que se agrega el estupor que surge como reacción en el lector en muchas ocasiones; 5: la verdad se pone en tela de juicio y sus límites se difuminan, pues al final a uno no le queda claro si la historia de Óscar es una ficción dentro de otra ficción, considerando su estadía en un sanatorio y otros "detallitos" importantes de la tercera parte.    

     1984: ya no me acuerdo qué me llevó a volver a leer esta novela de George Orwell (1949, fecha de publicación). La leí hace cerca de 40 años, así que lo específico de su argumento estaba en una espesa nebulosa. No puedo dejar de decir que las segundas lecturas son una verdadera "gozada", como dicen los españoles. En el distópico año 1984, tal vez, ("¡cualquiera va a saber en qué año vive!", piensa Winston) se vive en un Estado Policial, que controla no sólo los actos visibles de los seres humanos, sino también sus pensamientos. El mundo está "repartido" en tres mega estados: Euroasia, Oceanía y Asia Oriental. Winston reside en Londres (Oceanía). El Gran Hermano es el líder que gobierna, guía, vigila, reeduca y "cuida". No hay opción posible sino la adoración de ese ser omnipotente y omnipresente, que observa desde cada cartel que está  en cada pared y edificio de la oscura y decadente ciudad londinense. La libertad, el amor, el ¡¡sexo!! (¡Ohhh!, 😲) están prohibidos. La disensión es causa de prisión, tortura, muerte o desaparición. El colectivismo "la lleva". La neolengua está reemplazando cada vez en mayor porcentaje al obsoleto y equívoco idioma anterior. En el Ministerio de la Verdad (¡upps!, ¡qué coincidencia!) cada día  se trabaja con dedicación para "poner al día" todo lo publicado (periódicos, edictos, declaraciones, discursos) desde que dicho Estado existe (¡qué viva mil años más el Gran Hermano!). Todo se corrige hacia atrás, para que la "verdad" jamás de los jamases sea puesta en duda y la realidad pueda ser "construida" a imagen y semejanza de nuestros intereses. Porque cuando sea necesario y el Estado lo diga, dos +dos no será  4, sino cinco,  amén. 

   Esta obra es una extraordinaria crítica a los gobiernos totalitarios de la época y, paradojalmente, es aplicable a la perfección a nuestros tiempos, con la triste verdad de la multiplicación, no de los panes, sino de los Hermanos (no olvidar que existe una novela del japonés Haruki Murakami, de tres volúmenes, llamada 19Q4 -¡extraordinaria!- que leí y comenté hace un par de años).

     Rebelión  en la granja (1945), también del autor inglés George Orwell (¡qué grande!). A manera de fábula, es una sátira mordaz de los totalitarismos del siglo XX (...y XXI), especialmente del de Iósif Stalin. Los animales de la Granja Solariega se rebelan ante su dueño por las condiciones de explotación y la falta de libertad en que viven. No es una ocurrencia espontánea, ¡no!, hay un gurú, el Viejo Comandante, quien les deja como legado sus enseñanzas. Logran expulsar al humano-explotador y se adueñan del lugar que pasa a llamarse Granja Animal (aquí hay una prueba de la importancia del cambio de nombres, jejeje). "Todos los animales son iguales", reza uno de sus Mandamientos fundadores, pero pronto van destacándose algunos sobre otros y los cerdos🐷🐷🐷 pasan a dictar las directrices. Contentos por el orden establecido y el trabajo conjunto, los demás van poniéndole ñeque a la tarea diaria. Se produce un  desacuerdo entre los cerdos y el popular líder es expulsado mientras Napoleón (¡vaya nombre!) se erige como el Mandamás y se hace acompañar de perros criados por él, que con ferocidad lo escoltan donde vayan. La más descansada vida que llevaban con el primer conductor se va haciendo cada vez más difícil, el alimento se reduce, el trabajo aumenta, los mandamientos van variando "por obra y gracia del espíritu santo" y aunque "Todos los animales" siguen "siendo iguales", se agrega  "...pero unos son más  iguales que otros" (¡plop!, diría nuestro Condorito)

    Esta breve novela o extensa fábula fue escrita en 1943, pero, luego de casi desaparecer bajo un bombardeo de la capital inglesa, recorrió diversas editoriales que no se atrevieron a publicarla. Era demasiado evidente la alusión al régimen ruso. Además, "resultaría menos ofensiva si la casta dominante en la fábula no fueran los cerdos", escribe una editorial en su explicación para no publicarla (jajaja).    

   Un enemigo del pueblo es una obra dramática (1882) del autor noruego Henrik Ibsen. Recurrí a su relectura al aparecer mencionada en un texto que estaba leyendo. Este drama lo leí por primera vez cuando fui estudiante universitaria y, por efectos del tiempo, se me habían olvidado los detalles. ¡Adivinen! Se transforma en "enemigo" del pueblo quien decide revelar una verdad "incómoda", poco conveniente para la economía del lugar. El Dr. Stockmann ha recibido los resultados de unos análisis de las aguas del pueblo, que proveen del vital líquido al mayor centro turístico de la ciudad. Él había planteado determinados requisitos técnicos cuando se llevó a cabo el mejoramiento del sistema de provisión de agua, pero como esto encarecía el proyecto, no respetaron las exigencias, producto de lo cual los turistas han enfermado. Las "fuerzas vivas" del pueblo, incluido su alcalde (hermano del doctor), dirigentes y medios de comunicación se enfrentan al facultativo, lo "separan" de sus funciones y le hacen la guerra. Stockmann, apoyado por su familia, decide dar la pelea. La obra gira en torno a la lucha del individuo contra una sociedad corrupta, en que los medios de comunicación y las autoridades defienden sus intereses económicos por sobre la honestidad y la libertad de expresión. Ideas del siglo XIX totalmente vigentes.   

  Falta una novela más, pero la dejaré para la próxima entrada. Se llama Beloved, un interesante relato, que mezcla las dimensiones de fenómenos misteriosos y paranormales con la realidad. Espero que quien haya llegado hasta aquí no esté tan agotado/a. Les comparto una decisión-ocurrencia tomada hoy. En esto de estar más cercana a la verdad, que no resulta fácil si alguien se expresa en un idioma distinto, me acordé que tengo desde hace más de dos años un traductor, que permitiría, en teoría, la traducción de 41 idiomas. Lo he puesto a cargar y voy a intentar sacarle el provecho que no he hecho hasta ahora. Pronto les contaré el resultado del experimento, esperando que las máquinas sean más honestas que el ser humano, 😒. Hasta pronto.

martes, 8 de marzo de 2022

8M...

   

   Hoy, antes de recobrar la completa conciencia que me llevaría a levantar mi humanidad de la posición de bella durmiente, más que la alarma del celular, me despertó el aviso de mensaje de wsp pasadas recién las 8.00 horas. Ante tan madrugador aviso decidí atender inmediatamente.  Era mi hija a través de mi cuñada, que me recordaba que hoy, 8M, era el Día Internacional de la Mujer. Lo digo de ese modo pues, al iniciar el día laboral en el lugar de trabajo de Carmen, compartieron historias de mujeres. La breve vida de mi hija fue parte de ese emotivo momento. Allí estuvo su recuerdo y su imagen como un cercano testimonio de la necesidad de no-olvido. 

    No tenía planificado escribir hoy y menos acerca del tema. Ya lo he hecho en ocasiones anteriores, incluso el año pasado hablé latamente de las mujeres importantes en mi vida familiar y amical. No me nace escribir por compromiso ni por imitación, sino por necesidad y cariño. No vayan a creer que este año era menor el interés. Simplemente tengo cuidado de no repetirme y caer en lo monotemático, lo que no significa que siempre lo logre. En fin, por eso estas líneas salen al atardecer.

    Haciendo un breve análisis y evaluación de "lo femenino" en mi familia, cercana y no tanto, debo señalar que, a pesar de descender de unos padres con vocación y actuación predominantemente machista, hasta allí  no'  más  llegó dicha vocación, 😂. Las mujeres de este árbol genealógico han sido de armas tomar y bien "luchonas" como dicen las feministas, sin tener por ello la necesidad de ser activistas y participantes de cuanta marcha reivindicativa surja "espontáneamente". Las mujeres de mi familia han sabido de esfuerzo, de ahorro al máximo, de trabajar fuera, en casa y de criar hijos (a excepción de las más jovencitas), de cocinar, lavar, picar leña, trabajar la tierra y de pintar con brocha gorda. También han sabido de estudio y superación, así como de seguir adelante a pesar de algún problema importante, de alguna enfermedad o de un adiós definitivo. Son mujeres que no le tienen miedo a la soledad ni le hacen asco a trabajar con las manos. Mujeres a prueba de "balas", cayendo o trastabillando a veces, pero levantándose siempre. Feliz de ser parte de ellas.